lunes, 23 de agosto de 2010

Los edificios verdes NO salvarán el planeta

Traducción: Pablo Álvarez Funes

Nota del editor: TED es una organización sin ánimo de lucro dedicada a las “Ideas que merece la pena difundir”, disponibles mediante conferencias publicadas en su página web. Joshu Prince-Ramus es el jefe de REX, un estudio de arquitectura responsable del Centro Dee de Artes Escénicas de la AT&T, el Teatro Charles Wyly en Dallas, Texas, y Museum Plaza, un rascacielos de uso mixto de 62 plantas que contiene viviendas y un centro de arte contemporáneo en Louisville, Kentucky. Randolph R. Croxton es presidente de Croxton Arquitectos Asociados PC., que ha recibido el Premio de Liderazgo Nacional de Consejo del Edificio Verde de Estados Unidos. Tuomas Toivonen es un arquitecto de Helsinki y fundador de NOW, un estudio de arquitectura, y un artista que interpreta y graba música y produce instalaciones de arte y performances.

(CNN) Estados Unidos tiene la tercera mayor huella ecológica per cápita, sólo detrás de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Nos enfrentamos a un extraordinario desafío para superar nuestro déficit ambiental.

Desafortunadamente, la visión de la comunidad americana proyectual y de promoción sobre la sostenibilidad está miopemente centrada en aumentar la eficiencia energética y la reducción de las emisiones de carbono de los edificios individuales. Los denominados edificios “verdes” son simplemente insostenibles si, por ejemplo:

Lamentablemente, la visión de la comunidad americana de construcción de trazado de la sostenibilidad es miope se centró en aumentar la eficiencia energética y la reducción del carbono incorporado de los edificios individuales. Los llamados edificios "verdes" son simplemente no es sostenible si, por ejemplo:

- Sus ocupantes conducen largas distancias cada día.
- La energía que consumen proviene de una explotación intensiva del carbón.
- Su tecnología es demasiado compleja de usar o demasiado difícil de mantener.
- Su impacto se detiene en los límites de la propiedad.
- Niegan el uso de infraestructuras preexistentes o la estructura del edificio.
- Están concebidas de forma aislada de los grandes cambios ambientales sistémicos.

Una estrategia verdaderamente sostenible no puede obviar cualquier factor. Un edificio energéticamente eficiente ubicado en el extrarradio que esté fuera de la red eléctrica tiene de hecho una alta huella de emisiones de carbono si consideramos el estilo de vida auto-dependiente que fomenta. Si reducimos en seis millas los desplazamientos diarios de una persona media ahorra tanto carbono como una reducción del 50% en el consumo energético para la calefacción residencial.


Los edificios “verdes” por sí mismo no son suficientes para desviar nuestro peligroso rumbo. Es necesaria una visión más amplia de la sostenibilidad para afrontar este reto.

Debemos decidir si estamos dispuestos a cambar nuestra conducta: migrar hacia ciudades más pobladas, más diversas, más sostenibles. Los Estados Unidos podrán alcanzar el equilibrio ecológico sólo mediante un cambio de actitud, particularmente la dispersión urbana y el consiguiente estilo de vida de consumo intensivo de carbono.

Las bases de cualquier definición de sostenibilidad deben ser las estrategias para maximizar la potencia vital y las infraestructuras de nuestros núcleos urbanos existentes.

En resumen, debemos aprovechar al máximo lo que ya tenemos. Debemos superar la creciente percepción de que nuestra salvación viene de la mano de lo nuevo “verde”. Por analogía, el híbrido eléctrico Toyota Prius es un coche energéticamente eficiente. Sin embargo, al contabilizar la energía empleada en la fabricación de un nuevo Prius, realmente ahorraremos más energía si seguimos usando un Geo Metro de mediados de los 90.


Podemos aplicar la misma lógica a nuestro entorno construido. Mientras los edificios de nueva planta deben proyectarse de acuerdo a los estándares medioambientales más elevados, reformar o rehabilitar edificios existentes cercanos a las infraestructuras construidas durante los últimos cien años es a menudo mucho más sostenible que la construcción de edificios “verdes” de nueva planta en el extrarradio o incluso el centro.

Por tanto un futuro sostenible exige que la población se dirija de nuevo a los centros urbanos, con fácil acceso a la infraestructura existente y servicios tales como escuelas, bibliotecas, centros recreativos, teatros, restaurantes y pequeños comercios, que ya han pagado su deuda de emisiones de carbono. En última instancia, la vida urbana es en sí misma la encarnación de la sostenibilidad.


Las siguientes estrategias puede efectivamente incentivar el crecimiento y la migración hacia ciudades más densas y diversas, a la vez que se enriquecen los recursos naturales:


Las siguientes estrategias pueden efectivamente incentivar el crecimiento de EE.UU. y la migración de avanzar hacia ciudades más denso y diverso, al mismo tiempo enriquecer los recursos naturales:

- Establecer límites de crecimiento entre la ciudad y la naturaleza que permitan a ambos alcanzar su pleno potencial. Las ciudades se harán cada vez más densas, diversas y eficientes mientras que la naturaleza y las tierras agrícolas están protegidas contra la dispersión urbana. Aunque parezca radical, los límites de crecimiento no son una idea nueva en Estados Unidos. Por ejemplo, los Límites de Crecimiento Urbano establecidos por el estado de Oregón en 1973 han permitido más de 30 años de desarrollo inteligente y sostenible en ciudades como Pórtland.

- Crear mercados regionales y nacionales que permitan a los propietarios rurales y suburbanos fuera de los límites de crecimiento transferir sus derechos de edificación a las zonas donde sea necesario el crecimiento urbano. Una vez más, aunque el principio parece radical, esta estrategia se ha venido aplicando desde 1980 en el Condado de Lancaster, Pennsylvania, para frenar la destrucción de tierras agrícolas y patrimonio amish.

- Desarrollar un plan nacional de equilibrio ecológico que dirija el desarrollo a la escala de los edificios, infraestructuras y servicios de los ecosistemas a través de un marco comprensivo de orientaciones e indicadores.

- Elaborar un indicador cuantitativo que analice y coordina la densidad de población, la diversidad programática y los desplazamientos con bajas emisiones de carbono. Esta medida se proporcionará a políticos, planificadores, promotores y ciudadanos con un entendimiento común de los patrones subyacentes que dan forma a la huella de carbono de su comunidad, e informar una acción sistemática consensuada, como el trazado de límites de crecimiento.

- Desarrollar nuevos tipos de estructuras urbanas que, por diseño, puedan adaptarse a una rica variedad de usos no previstos y adaptarse a las nuevas tecnologías de la construcción a medida que estas avancen. Esta nueva clase de estructuras podría engendrar la revolución orgánica y heterogénea que dio forma en un principio a las ciudades de Estados Unidos.

Si bien la mayoría es estas estrategias quedan fuera del ámbito convencional de la comunidad proyectual y de promoción, quizás es igualmente imperativa una visión más amplia del proyecto, donde arquitectos e ingenieros reclamen su papel en el cambio positivo del comportamiento humano y no sólo en los avances de la tecnología de la construcción.

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