Robert Adam proyectó esta biblioteca pública en el centro urbano de Bordon, una ciudad en rápida expansión en la década de 1980. La planta y el diseño general se inspiran en las antiguas basílicas romanas, antecesoras de las primeras iglesias cristianas.
Una biblioteca inspirada en esta tipología permite una disposición más eficiente. La planta de la sala de lectura está compuesta por tres naves, separadas por pilares de fábrica con arcos rebajados, iluminadas de forma natural a través de huecos practicados en la nave central, más elevada. Una disposición tan sencilla permite recurrir a sistemas constructivos tradicionales: muros de carga de ladrillo y cubiertas de madera y teja cerámica.
La analogía con modelos del Bajo Imperio y Alta Edad Media se hace patente elos diferentes aparejos decorativos de la fachada y los capiteles de terracota, con forma de hojas de helecho, del pórtico de entrada. El aspecto general recuerda a obras tardorromanas y bizantinas, como podría ser el Mausoleo de Gala Placidia en Rávena (425-430 d. C.).
La belleza de lo sencillo.
ResponderEliminarNos parece una construcción magnífica para el servicio al que está destinado el edificio.
Un abrazo.
Logan y Lory, efectivamente la sencillez del edificio va pareja con su función dentro de una ciudad en crecimiento y nos recuerda tres cosas: primero, que los atrevimientos formales no siempre son necesarios para este tipo de pequeñas construcciones; segundo, que tal como decía Durand, son los propios materiales los que nos pueden dar la idea de nobleza y proporciones sin por ello olvidar la economía; y tercera, que precisamente por esa economía de costes la biblioteca puede asumir una mayor inversión en fondos bibliográficos.
ResponderEliminarUn saludo.