El pasado 14 de Noviembre la página web virtualtourist publicó una lista con los diez edificios y monumentos más feos del mundo, de acuerdo a los resultados obtenidos en una encuesta realizada entre sus editores y lectores. Aunque este tipo de encuestas suele carecer del adecuado asesoramiento (como ocurrió con las Nuevas Siete Maravillas del Mundo), pueden servirnos para establecer qué considera el gran público como mala arquitectura. Generalmente la percepción del público en general de lo que es y no es buena arquitectura difiere mucho de lo que es considerada o no como tal por la crítica arquitectónica. Sin embargo, puede resultar interesante indagar en las causas que han llevado a los lectores de virtualtourist a elegir dichos edificios y no otros y de esta forma intentar comprender la mala imagen que tiene la Arquitectura Moderna y Contemporánea en los círculos extraacadémicos.
1.- Ayuntamiento de Boston. Massachussets, EEUU.
Aunque fue un hito en su momento, esta estructura de hormigón es criticada constantemente lúgubre fachada e incongruencia con el resto de la arquitectura de la arquitectura de época colonial que lo rodea. Afortunadamente está cerca de otras atracciones visualmente más atractivas.
En 1962 los profesores de la Universidad de Columbia Gehrard M. Kollmann, Noel M. McKinnell y Edward F. Knowells ganaron el concurso nacional para la construcción del Ayuntamiento de Boston. Inspirado en el monasterio de la Tourette y en los palacios renacentistas italianos, este edificio de hormigón visto se divide en tres cuerpos: el inferior de ladrillo y los dos superiores de hormigón visto con un remate en voladizo a modo de cornisamento. Ejemplo de la corriente brutalista de mediados del siglo XX, la poca aceptación por parte de los bostonianos ha llevado a plantear en varias ocasiones su demolición (cosa que no ha ocurrido hasta ahora debido a las presiones de arquitectos para su conservación y al elevado gasto que supondría un nuevo edificio.
2.- Torre Montparnase. París, Francia.
Está universalmente admitido que este ominoso poste deteriora enormemente el paisaje de la Ciudad de la Luz. Curiosamente sus detractores tienen una buena razón para visitar este edificio: es el único sitio de París desde donde no se ve.
3.- Monumento a la herradura de la suerte. Tuuri, Finlandia.
Debería estar el primero, pero hay algo que decir acerca de esta gigantesca herradura dorada que corona el segundo centro comercial más grande de Finlandia. La herradura, y de hecho todo el pueblo donde está ubicada, está puesta ahí para traer buena suerte.
4.- Catedral Metropolitana de Liverpool, Reino Unido.
El obispo y los feligreses de esta Catedral deben estar aburridos de las bromas que la comparan con una cápsula espacial. Pero incluso los que encuentran el exterior del edificio un poco “espacial” deben admitir que el interior es bastante espectacular.
5.- Terminal de Autobuses de la Autoridad Portuaria de Nueva York, Estados Unidos.
Los que pasan cerca de este monstruo metálico quizá se sientan tentados a preguntar cuándo terminan las obras pero, sorpresa, este es el producto final.
6.- Torres Colón. Madrid, España
Como un par de gigantescos saleros, estas torres a juego sobresalen del perfil de la ciudad para el disgusto de los madrileños. Estas torres también son conocidas como “el Enchufe” por la estructura común que las remata.
El arquitecto Antonio Lamela proyectó este edificio en 1976 como una estructura suspendida de la cubierta que todavía hoy se cita como ejemplo. Sin embargo, sus fachadas de vidrio granate y el “enchufe” de bronce que lo remata no le hacen mucha justicia y ha sido foco de muchas críticas por no casar con el entorno madrileño castizo (y por consiguiente neoclásico) en el que se inserta.
7.- Museo de Bellas Artes de Liechtenstein. Vaduz, Liechtenstein.
Hay quien piensa que el diseño de esta caja minimalista es un triunfo; hay quien sin embargo opina que es una monstruosidad.
8.- Parlamento de Escocia. Glasgow, Reino Unido.
Piedra, roble y bambú son parte del maquillaje del Parlamento escocés, un edificio sujeto a una intensa polémica.
Enric Miralles fue el ganador del concurso convocado en 1998 para la sede del recién creado Parlamento de Escocia; la sencilla y esquemática propuesta cautivó al jurado que prácticamente dio carta blanca al arquitecto para el desarrollo de un proyecto que se demoró hasta 2004. El Parlamento Escocés es un conjunto de edificios de forma foliácea con un ala cubierta por vegetación que se funde con el parque adyacente y que aprovecha muros de contención de edificaciones anteriores. Su interior se organiza a partir de motivos geométricos que hacen referencia al cuadro de Henry Raeburn “”El Reverendo patinando”, un auténtico icono del arte escocés. El desproporcionado tamaño del edificio, su excesivo coste (el presupuesto de 1997 eran 40 millones de libras y el coste final estimado en 2004 fue de 414 millones de libras, algo más de 516 millones de euros o casi 86000 millones de las antiguas pesetas), además de problemas estructurales, parecen haber sido los factores que han hecho aparecer el edificio en esta lista, a pesar de comentarios elogiosos como los de Charles Jencks, quien elogia el carácter icónico de un edificio capaz de crear una compleja unión entre naturaleza y cultura que abre las puertas a un nuevo nacionalismo romántico.
9.- Biblioteca central de Birmingham, Reino Unido.
Tras echar un vistazo a este edificio y es fácil entender por qué este tipo de arquitectura se denomina “Brutalismo”. No debe sorprender que la posibilidad de su demolición se lleve considerando desde hace años.
Este es el típico edificio británico que venía a sustituir innecesariamente a una edificación histórica anterior y que se hizo bajo el espíritu rector de una modernidad amante de la “damnatio memoriae”. De él ha dicho el Príncipe Carlos que “parece más un sitio para quemar libros que para guardarlos”.
10.- Monumento a Pedro el Grande. Moscú, Rusia.
De unos quince pisos de alto, este monumento más largo que la vida misma es un diseño de Zurab K. Tsereteli, cuya estatua de Cristóbal Colón ha sido rechazada repetidamente en los Estados Unidos.
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Esta lista se ha elaborado por una especie de votación popular realizada a través de una página web dedicada al turismo. Es de suponer además que los votantes pertenezcan en su mayoría al ámbito anglosajón y tampoco iríamos mal encaminados si afirmamos que una gran mayoría de los votantes son estadounidenses.
Fijémonos en varios aspectos:
- El más votado es un edificio en Estados Unidos.
- A excepción del más votado todos los edificios están en Europa, que generalmente a ojos del turista norteamericano se le antoja ubicada una especie de edad Media al más puro estilo romántico donde la flamante arquitectura moderna está fuera de lugar por no decir que ellos la consideran inexistente (una de las muchas incongruencias de esa nación).
- Las opiniones no van más allá de meras apreciaciones visuales y no parecen ahondar mucho en cómo interpreta el público local esas obras (que por otro lado están muy rodeadas de polémica).
En conjunto esta lista es una muestra de lo que el público en general opina de la arquitectura moderna, y que no hace sino ahondar más en la brecha que existe entre la arquitectura ensimismada en la instauración de una nueva estética y las necesidades no sólo funcionales, sino también estéticas de la población. No olvidemos que al final los usuarios de nuestros edificios son los individuos de la sociedad, que proyectamos edificios para la sociedad y no sociedades para los edificios.