"Yo soy un clásico; no soy un antiguo. Lo clásico es la columna dórica y jónica, que nunca perderán virtualidad. Soy un clásico, lo constante, lo permanente".
Constancia, permanencia, inmutabilidad son términos que, sacados del contexto político de esta breve exposición, sirven perfectamente para ilustrar los valores eternos del clasicismo y su función como garante no sólo de una tradición digna de conservarse, sino también de su proyección hacia un futuro sostenible y consecuente con la realidad del entorno.
Véase:
Hmm, si con esto trata de alejar las acusaciones de "facha" por parte del marxismo cultural no se moleste, pues el izquierdismo moderno, además de ser algo muy diferente del izquierdismo clásico que Anguita representa no es tanto una ideología como la expresión de un determinado tipo psicológico, caracterizado por su complejo de inferioridad y su sobresocialización (hiperextroversión). Esto implica que el homosexualismo, el inmigracionismo o el feminismo son solo excusas dadas por las circunstancias occidentales de hoy para justificar la expresión de su psique patológica, e imponerla totalitariamente en los demás a través de leyes liberticidas y estatistas. Vea el debate de Cao de Benós en Intereconomía, este sujeto aunque un maldito psicópata y un terrorista en potencia, traidor a España y agente de Corea del Norte fue lo suficientemente honesto para dejar claro que sus ideales no tenían nada que ver con los de la “izquierda española”, dijo esto refiriéndose al típico progre perroflauta que había sentado a su lado, y que trató en vano de simpatizar con él. En su lugar, de Benós prefirió tácitamente a su opositor falangista, que le llegó a llamar cariñosamente “camarada”. Sirva esto para ilustra otra realidad por la que citar a Anguita no le va a ser de mucha utilidad: aunque el oclos en su necedad piense en el fascismo y el comunismo como opuestos, lo cierto es que cualquiera que posea honestidad e inteligencia suficientes puede ver que en realidad son más bien afines en no pocos aspectos, pues dado que comparten una base de totalitarismo político y socialismo económico, sus pequeñas diferencias son escasamente relevantes. Quién sea demasiado sectario o carezca del intelecto para ver esto jamás va a comprender ni a respetar el clasicismo que ud intenta defender por encima de politizaciones, así que mi consejo es que no le pida peras al olmo.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Estimado Aryan:
EliminarSu comentario no puede estar más lejos de la intención con la que decidí publicar ese corto video. La intervención del Sr. Anguita me pareció elocuente y, si me lo permite, un tanto dramática en cuanto a que la teatralidad de los gestos refuerza el argumento de inmutabilidad del clasicismo. El hecho de que quien pronuncie estas palabras sea un antiguo dirigente comunista es meramente circunstancial.
La defensa del clasicismo en España debe pasar por emular los modelos anglosajones e italianos que tanto éxito tienen en esas tierras, donde los arquitectos son habitualmente invitados a tertulias y debates para tratar esos temas y no es necesario recurrir a grabaciones de hace veinte años para dar con una elocuente defensa no ya del clasicismo, sino del ideal clásico como valor constante frente a la mutabilidad de la moda y las ideologías.
Un saludo.
Estimado Pfunes:
EliminarDisculpe entonces si me he dispersado en mi intervención, ocurre que no sería la primera vez que alguien cita a Anguita con la intención que menciono. Respecto a la gesticulación, es algo que yo siempre he valorado, y si se fija los grandes oradores del pasado solían hacerlo a diferencia de los mediocres actuales. Es cierto, se puede tener una ideología perversa y a la vez un excelente sentido artístico: son 2 campos separados, aunque a mucha gente le cueste entenderlo.
Estoy muy de acuerdo con ud, pero es que para hallar en España un debate serio, sea de la temática que sea, es preciso recurrir a la retrospección. En la actualidad el único programa que conozco donde un debate no parece un gallinero es Cuarto Milenio. Ah, pero para realizar su sueño clasicista es necesario enterrar a las 2 Españas y su mezquina pugna: la Tercera España, la de los intelectuales y la libertad occidental, que fue repudiada por ambos bandos por negarse a participar en el cainismo de la GCE, es la única posibilidad de esperanza. Hasta hoy padecemos lo que podríamos llamar la Guerra Fría Española, y que es lo que impide el reflorecimiento cultural que relanzaría el clasicismo.
Un saludo.
Estimado Aryan:
EliminarMuy mal está el nivel de debates en España cuando se tiene que recurrir a Cuarto Milenio para citarlo como ejemplo. No obstante, es cierto que el Sr. Jiménez suele hacer gala de buenas maneras en su programa. Interesante reflexión sobre esa tercera España, eternamente desdeñada.
Un saludo.
Estimado Pfunes:
ResponderEliminarPuede que Cuarto Milenio sea friki y algo sensacionalista, pero en comparación con bodrios supuestamente “serios” como la Noria, donde Pilar Rahola y “eminencias” similares son los fichajes estrella (que representan el nivel medio de “debate” en España, no hay más que ir a cualquier bareto para ver como el “tertuliano style” sienta cátedra en el populacho), Iker Jimenez y sus invitados parecen eruditos. En el país de los ciegos el tuerto es rey. Lo irónico es que la III España, a pesar de ser la original celtíbera (pues tanto el fascismo como el comunismo tienen su auge en el siglo XX) y estar en la raíz de todo periodo de prosperidad y libertad que ha vivido esta sufrida patria en su particular historia de decadencia, ha sido sistemáticamente incomprendida cuando no directamente ignorada, tal vez por ser la única que prioriza la cualidad a la cantidad.
Un saludo.