Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectura Sostenible. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectura Sostenible. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de abril de 2014

Julio Anguita y el Clasicismo



En este video, el antiguo dirigente comunista aporta una visión muy elocuente del clasicismo. Ante la pregunta de si era clásico o renovador, en referencia a su ideología, Anguita responde:

"Yo soy un clásico; no soy un antiguo. Lo clásico es la columna dórica y jónica, que nunca perderán virtualidad. Soy un clásico, lo constante, lo permanente".

Constancia, permanencia, inmutabilidad son términos que, sacados del contexto político de esta breve exposición, sirven perfectamente para ilustrar los valores eternos del clasicismo y su función como garante no sólo de una tradición digna de conservarse, sino también de su proyección hacia un futuro sostenible y consecuente con la realidad del entorno. 

Véase:


jueves, 14 de febrero de 2013

Mayor seguridad requiere mejor espacio público.



El profesor Martín Marcos nos envía el siguiente artículo de opinión:

¿Es posible sumar desde otra mirada disciplinar a un problema tan complejo y urgente? ¿Un buen espacio público puede inducir comportamientos sociales y hacer más segura una ciudad? Algunos sostienen que reparar rápido las “ventanas rotas” y volver a pensar la calle son la mejor política preventiva. 

En 1969 Philip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford, realizo un experimento en el marco de sus investigaciones sobre psicología social. Estacionó un automóvil sin patente con el capot levantado en una calle del descuidado Bronx de Nueva York; y otro similar en una calle del rico barrio de Palo Alto, California. El automóvil del Bronx fue atacado en menos de diez minutos. Su  aparente estado de abandono habilitó el saqueo. El automóvil de Palo Alto no fue tocado por más de una semana. Luego Zimbardo dio un paso más, rompió una ventana con un martillo. De inmediato los transeúntes comenzaron a llevarse cosas. En pocas horas, el auto había sido totalmente deteriorado. En ambos casos muchos de los saqueadores no parecían ser gente peligrosa. La experiencia, que derribó más de un prejuicio, habilitó que los profesores de Harvard George Kelling y James Wilson desarrollaran en 1982 la Teoría de las Ventanas Rotas: “Si una ventana rota se deja sin reparar, la gente sacará la conclusión que a nadie le importa y que el lugar no tiene quien lo cuide. Pronto se romperán más ventanas, y la sensación de descontrol se contagiará del edificio a la calle, enviando la señal de que todo vale y que allí no hay autoridad”. 

A raíz de ello Kelling fue contratado –mucho antes de Rudolph Giuliani y sus controvertidas políticas de “tolerancia cero”– como asesor del subte de Nueva York, donde reinaban la inseguridad y el delito. Su primer desafío fue convencer al progresista alcalde de la ciudad, el demócrata Ed Koch, que la solución no era poner más policía y hacer más arrestos, como la mayoría reclamaba, sino limpiar e impedir sistemáticamente los graffitis en los vagones, hacer que todo el mundo pague su boleto, y erradicar el vagabundeo en el subte. Pese a la lluvia de críticas, la transformación del Metro de Nueva York comenzó mediante símbolos y detalles concretos, pero muy visibles, que restablecían el orden y la autoridad. Hasta el afamado diseñador Massimo Vignelli, autor de la señalización, resolvió invertir los colores de sus carteles a tipografía blanca sobre fondo negro para desalentar a los graffiteros. Hoy es un modelo de espacio público seguro y eficiente; y un emblema que los neoyorquinos no están dispuestos a volver a poner en riesgo. 

La idea es sencilla pero poderosa: Las malas costumbres se contagian rápido; pero las buenas, con esfuerzo y continuidad, pueden desplazarlas. ¿Cuantas cosas a nuestro alrededor están en estado crítico por nuestra indiferencia ante el primer síntoma de que algo no estaba bien? ¿Cuántas ventanas rotas vemos por día? Se trata de marcar los límites y evidenciar malas prácticas y hábitos con estrategias situacionales y preventivas que involucren tanto a las autoridades como a la comunidad en una resolución participativa de los problemas. Pero también reivindicar el rol del Estado en la regulación y control de un ámbito donde siempre debe privilegiarse el interés general por sobre cualquier apropiación particular –pequeña o grande- por mas justificada que sea. A diferencia de lo que muchos sostienen desde una errónea perspectiva libertaria, la convivencia democrática en el espacio público exige restringir la libertad individual para maximizar su buen uso y el disfrute colectivo.
Algunas de las ciudades más exitosas en esta materia han salido de sus espirales de deterioro conjugado la planificación proactiva con alta calidad de diseño, materiales y construcción;  sumado a la instalación de una cultura de la higiene urbana y el mantenimiento constante; o como le gusta decir al ex-alcalde de Curitiba, Jaime Lerner: “Obsesión por la acupuntura urbana”. 
Una de las primeras en señalar estas cuestiones fue Jane Jacobs, famosa y polémica militante por los derechos civiles en Nueva York. Inicialmente ridiculizada por los tecnócratas del urbanismo moderno, hoy es reivindicada y citada hasta por el propio presidente Obama. En su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades” (1962) va a rescatar las ricas preexistencias de la ciudad multifuncional, compacta y densa donde la calle, el barrio y la comunidad son vitales en la cultura urbana. “Mantener la seguridad de la ciudad es tarea principal de las calles y las veredas”. Para ella una calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y el privado, con gente y movimiento constantes, manzanas no muy grandes que generen numerosas esquinas y cruces de calles; donde los edificios miren hacia la acera para que muchos ojos la custodien. 

Como plantea la ONU: “El futuro de la humanidad y del planeta depende de tener mejores ciudades”. Sabemos que replegarnos al espacio privado, o huir al insustentable urbanismo difuso de las periferias no es solución y agrava el problema. Nuestra “calidad de vida” no puede depender de ghettos custodiados por murallas, alarmas y ejércitos privados. Por eso reducir la inseguridad y los niveles de temor es tan prioritario como hacerlas más eficientes, integradas y creativas. Debemos volver a mirar el espacio público como el corazón de la vida moderna; su diseño, su uso, su gestión y nuevas funciones. Invertir nuestra habitual lógica proyectual y definir los sólidos solo a partir de una clara toma de partido sobre que vacíos queremos. Desde allí repensar la calle, la plaza, el parque; el arbolado y el paisaje urbano, aquello que nos permite construir identidad y experimentar el encuentro, el intercambio y la diferencia. “Un sitio se hace lugar solo cuando nos apropiamos culturalmente de él”, diría Heidegger. 

Recientes investigaciones demuestran que estas correspondencias entre diseño urbano, comunidad y espacio público son complementos ideales para la implementación de una política de seguridad consistente. Bill Hillier, Profesor de la Universidad de Londres, desde su Laboratorio de Sintaxis Espacial investiga y mapea los flujos entre delito, lugares y población. Millones de datos relevados y años de análisis le han permitido concluir, igual que Jacobs, que la ciudad compacta y densa es más segura que los barrios residenciales de baja densidad. Las zonas especializadas o mono-funcionales con poca presencia de viviendas -que pierden vitalidad y peatones a cierta hora- tampoco son recomendables. La calle vuelve a ser clave y recomienda anchos acotados -no sobredimensionarla- y tejido compacto mediante edificios que conformen una grilla con buena densidad poblacional. Las torres exentas con rejas o paredones hacia la calle y los shoppings endogámicos que se aíslan del espacio público, no ayudan. Lo ideal: Manzanas con comercios en planta baja y  edificios de departamentos en los pisos superiores, conformando calles y barrios animados y heterogéneos que mezclen distintos tipos de gente y actividades; desde educativas, culturales, e institucionales, hasta comerciales, turísticas y productivas ambientalmente compatibles. 

La problemática de la seguridad debe ser parte de la normativa urbanística y de los retos iniciales del proyecto, la arquitectura y la obra pública. Las angustias e imposibilidades actuales nos desafían a exigir e innovar desde otras lógicas, con mayor participación y menos especulación. Tal vez desterrar lo que Luis Fernández Galiano denomina “arquitectura urbicida” -aquella que responde más al ego y/o a una oportunidad de negocio que a hacer mejor ciudad- sea un buen comienzo.



Martín Marcos. Arquitecto y urbanista. Profesor Titular de la Facultad de arquitectura, diseño y urbanismo, Universidad de Buenos Aires (FADU UBA).

viernes, 27 de mayo de 2011

INTBAU-TAG: Declaración de Queen Square



Traducción al español: Maria Sánchez & Andrea Trietsch 

50 arquitectos, diseñadores urbanos y otros profesionales asistieron a una conferencia especial en el mes de febrero en el Gremio de Trabajadores de Arte en Queen Square en Londres como invitados y miembros de la Red Internacional para la Arquitectura, Construcción y Urbanismo Tradicional (INTBAU) y el Grupo de Arquitectura Tradicional (TAG), una la sociedad vinculada a RIBA (Instituto Real de Arquitectos Británicos), para discutir el futuro de la arquitectura y el diseño urbano. 

Después de las presentaciones de los miembros de INTBAU y otros profesionales procedentes de 12 países diferentes, el grupo discutió los temas, problemas y oportunidades que enfrentan hoy día los arquitectos y urbanistas. La reunión concluyó con la redacción de seis principios progresivos, finalizados en marzo, que deberían ser adoptados por todos los arquitectos y diseñadores urbanos para mantener una diversidad creativa, servir a las comunidades y mejorar la calidad de vida. 

1. La arquitectura y el diseño urbano sirven al público. Los puntos de vista de los ciudadanos deben ser respetados y la opinión de los expertos debería ser moderada por principios democráticos. La diversidad en el diseño de arquitectura y urbanismo deberían ser alentados y puestos al alcance libremente para que la elección del publico sea educada. 

2. La arquitectura y el diseño urbano son disciplinas liberales. En una disciplina liberal, las diferentes ideologías y principios van a coexistir y serán practicadas y debatidas, sin obstrucción ni restricción. Aunque los partidarios de diferentes ideologías y principios apoyarán sus puntos de vista con pasión y vigor, el progreso dependerá siempre del respeto mutuo y la libertad de práctica y expresión. 

3. La educación del diseño arquitectónico y urbano capacita a los profesionales que servirán al público. La educación debe ser siempre una disciplina liberal. Los estudiantes deberían recibir un panorama total de la historia, del conocimiento y práctica en toda construcción, y de las tipologías y principios de diseño arquitectónico y urbano. La educación en el diseño de arquitectura y urbanismo deben proporcionar un apoyo positivo en la búsqueda de las diferentes filosofías de diseño sin obstáculos ni limitaciones. 

4. La identidad es fundamental para la sociedad humana. La identidad del lugar es un componente clave en la constitución de la identidad individual y colectiva. La uniformidad global está amenazando la identidad local peculiar de los lugares. La arquitectura y el diseño urbano deberían apoyar y promover la identidad de lugar para las comunidades locales. Los nuevos edificios y lugares deberían ser entendidos por las comunidades como una contribución a su entendimiento de la identidad de su lugar. 

5. El uso eficiente de la energía, materias primas y el agua son grandes retos para el futuro de la humanidad. Todas las vías de investigación y comprensión deberían ser investigadas para este fin. Estas incluirán estudios científicos, económicos y sociales. La comprensión de las técnicas, prácticas y patrones de vida de períodos previos a que la energía fuera de fácil disponibilidad pueden hacer una contribución significativa a la promoción de la conservación de la energía hoy en día. 

6. El crecimiento de la población, el cambio de estilos de vida y un aumento del consumo de energía han creado enormes presiones para los pueblos y ciudades. La vida urbana conlleva salud, condiciones de vida, empleo, movimiento, interacción social y recreación, así como el diseño de edificios y lugares. La arquitectura y el diseño urbano deberían tener en cuenta todos los aspectos de la vida urbana para crear lugares duraderos que puedan ser disfrutados por todos los sectores de la sociedad ahora y en el futuro. 


Alireza Sagharchi, Presidente de TAG, comenta: "La creciente globalización y complejidad en la práctica de la arquitectura y el urbanismo en diversos contextos exigen un método que no es restrictivo. Hay una necesidad de un Nuevo enfoque respecto al lugar de la tradición, la inclusividad y los procesos participativos en el diseño de los edificios y la planificación de las comunidades. La conferencia internacional conjunta de la TAG y el INTBAU ha tomado la iniciativa, identificado las cuestiones clave para los arquitectos y diseñadores urbanos y elaborado una declaración de posicionamiento para responder a estos desafíos importantes ". 

Robert Adam, Presidente de INTBAU, añade: "La arquitectura progresiva y el diseño urbano deben ser democráticos, reforzar la identidad de la comunidad y proveer un mejor entorno. Aunque el futuro es desconocido, estos principios son inmutables. No puede haber limitaciones partidistas o ideológicas para alcanzar estos objetivos. La Declaración de Queen Square ofrece una armazón que puede ser aceptada por todos los profesionales y educadores para la práctica libre, diversa y sensible. Estos seis principios deberían ser un derecho fundamental para todos aquellos a quienes se ofrece, se enseña, o que compiten por la arquitectura y el diseño urbano ". 

domingo, 6 de febrero de 2011

La ciudad compacta ¿Movilidad sostebible? Es una cuestión urbana (IV)


Autor: Stefano Panzeri
Traducción: Sociedad de Arte Cívico

La reducción en el uso de los automóviles se traduce en una menor dependencia del petróleo, la reducción de los costos sociales del tráfico y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes. Los beneficios medioambientales también provienen de la utilización de materiales regionales y técnicas de construcción ecológicas para la construcción y el aumento de espacios verdes en la periferia. Un factor, este último, que promueve la agricultura local, y por consiguiente la comida a “Km. 0”, y es una protección a la inestabilidad hidrogeológica. También mejora la integración social y la seguridad en el uso y la presencia de los espacios públicos que mejoran las reuniones de barrio y hacen las calles más concurridas y, por tanto, más reservadas. “Bueno”, dio Tagliaventi, “la ciudad compacta es un modelo donde todos ganan y nadie pierde”.  

sábado, 5 de febrero de 2011

La ciudad compacta ¿Movilidad sostebible? Es una cuestión urbana (III)


Autor: Stefano Panzeri
Traducción: Sociedad de Arte Cívico

La receta para un modelo urbano sostenible se llama “CIUDAD COMPACTA” y se basa en dos principios: ocupar menos territorio construyendo en los espacios vacíos dentro de la ciudad e integrar los usos de la tierra, tales como casas, tiendas y oficinas para recuperar el concepto de barrio con edificios de vivienda que mezcla los lugares de trabajo y en la planta baja tiendas, servicios y entretenimientos. Todo entremezclado con plazas y zonas verdes. Un modelo que se repite en las grandes ciudades junto a más distritos autónomos conectados por una red de transporte público. Un enfoque que elimina los polos de atracción externa, reduce la demanda de viajes y favorece al peatón, a los que van en bicicleta o en transporte público, siendo más eficiente para la mayor población que habita la ciudad. Un contexto en el que el automóvil está relegado a zonas perimetrales del barrio para usarlo sólo para destinos a los que no se puede llegar en autobús, tren y aire.  


viernes, 4 de febrero de 2011

La ciudad compacta ¿Movilidad sostebible? Es una cuestión urbana (II)


Autor: Stefano Panzeri
Traducción: Sociedad de Arte Cívico

En apoyo de sus argumentos el urbanista emiliano da el ejemplo de Bolonia. “En las últimas décadas la población ha disminuido un 25% y el área urbanizada creció un 90%, alcanzando una extensión cinco veces mayor que la de Bilbao, localidad española comparable en número de habitantes. Una evolución que ha obligado a la Ciudad a crear nuevas infraestructuras, ampliar las líneas de transporte público y, en consecuencia, aumentar los costos. Por el contrario, la disminución de residentes y pasajeros ha reducido los ingresos que resulta en un déficit presupuestario compensado por la introducción de nuevos impuestos. Y a cambio de impuestos más altos los ciudadanos obtienen servicios ineficientes, un tráfico caótico y niveles de contaminación intolerables”.  


jueves, 3 de febrero de 2011

La ciudad compacta ¿Movilidad sostebible? Es una cuestión urbana (I)


Autor: Stefano Panzeri
Traducción: Sociedad de Arte Cívico

Un enfoque diferente en la construcción de la ciudad puede reducir el tráfico y la contaminación, sino también mejorar las condiciones sociales y de seguridad. Es el concepto de “ciudad compacta”, ahora muy extendido en el norte de Europa y los Estados Unidos, que tiene entre sus fundadores, al planificador italiano Gabriele Tagliaventi.

“Los problemas de la contaminación y la congestión del transporte se pueden superar partiendo de un urbanismo diferente”. Ha dicho Gabriele Tagliaventi, profesor de la Universidad de Ferrara y co-fundador del Movimiento por el renacimiento urbano y la Red de la Eco Ciudad Compacta, asociación que surge para promover una nueva concepción de la metrópolis, la “ciudad compacta”. “En Italia”, explica, “seguimos buscando la lógica de la 'ciudad extendida' que construye casas, centros comerciales, cines y edificios de oficinas fuera de las ciudades. Una ocupación inadecuada del territorio que no hace más que agravar los problemas económicos y ambientales”.

miércoles, 2 de febrero de 2011

La planificación urbana, la política, la transición... (III)


Dr. Stefano Serafini
Director de Investigación de la Sociedad Internacional de Biourbanística
Traducción: María Sánchez

Nuestra tarea, por tanto, va mucho más allá del debate arquitectónico; y también más allá de la forma inadecuada de concebir la política adoptada hasta hoy. Debemos recoger el nuevo reto adormecido de la filosofía y de las ciencias europeas, aquí, donde todo ha comenzado. Es por esto que hemos fundado la Sociedad Internacional de Biourbanística, estando la sede principal en Roma, y nos dirigimos a los ciudadanos y a los expertos de todas las disciplinas para un trabajo colectivo de refundación epistemológica, para renovar las visiones, el espacio, la ética, la política, la ciencia, la civilización.

Los invitamos a colaborar, en primer lugar visitando nuestros sitios www.biourbanism.org y www.biourbanistica.org, y ofrecemos bajo algunos sitios Web americanos, información sobre el tema del espacio urbano y la política. Ellos muestran un análisis simple y concreto; sin duda no encontrarán aquí el nivel de los filósofos Foucault o Lefebvre, sino un mensaje inmediato desde el cual comenzar a articular un discurso más elaborado y necesario.


www.grupposalingaros.net – grupposalingaros.blogspot.com


Estudio Urbano – Sociedad de Arte Cívico

14 Calle 3, 51 zona 10, Murano Center Of. 9 Guatemala Ciudad.

martes, 1 de febrero de 2011

La planificación urbana, la política, la transición... (II)



Dr. Stefano Serafini
Director de Investigación de la Sociedad Internacional de Biourbanística
Traducción: María Sánchez

Cada día una pieza adicional de aquella cultura es derribada: basta con la construcción de un centro comercial para matar decenas de plazas; o de un monumento archistar para apagar la vida entera de un barrio. Basta la deformación de nuestro sentido de la armonía de la estética del consumo, de una filosofía arquitectónica abiertamente sadiana (por ejemplo el deconstructivismo) al servicio de mercados colosales que dominan los medios de comunicación. Basta que entidades de servicio dediquen sus propios recursos a las imágenes, como por ejemplo, algunas carteleras puestas por ciertas municipalidades por encima de los monumentos más bellos de Italia, o los Ferrocarriles del Estado con sus cientos de pantallas publicitarias colocadas en todas las estaciones del país, para que lo hiper-real invada incluso los últimos espacios civiles y su tiempo.

Está absolutamente claro más allá del Atlántico – mucho menos en Europa y en Italia, donde en realidad sólo nosotros movemos una crítica científica tan directa- que el problema arquitectónico y urbanístico tiene un significado político inmediato. Y esta crisis política ejemplificada por la devastación del espacio civil antes de lo ecológico (“la entropía se hace visible”, dice James Howard Kunstler), está estrechamente ligada al final del sueño de la Ilustración, transformándose en una pesadilla nihilista.


lunes, 31 de enero de 2011

La planificación urbana, la política, la transición... (I)



Dr. Stefano Serafini
Director de Investigación de la Sociedad Internacional de Biourbanística
Traducción: María Sánchez

La lucha del GRUPO SALINGAROS y de sus amigos, entre ellos A VISION OF EUROPE (AVOE) y CIVICARCH, contra la disolución de las ciudades en suburbios, fue anticipada en Estados Unidos por una serie de contestatarios de alto nivel: profesores universitarios, investigadores y teóricos de arquitectura. En el corazón del imperio, el impacto ha llegado antes y a escala mucho más amplia, por lo que se puede afirmar que el pueblo americano es el primer testigo-víctima del sistema que los Estados Unidos ha contribuido a difundir en todo el mundo.

La situación es mejor en Europa y esto se debe a la resistencia de una cultura – hecha sobre todo de arquitectura y urbanismo PRE-modernos- que la Segunda Guerra Mundial y la Post-guerra no han conseguido demoler del todo: tenemos algunas ciudades, pequeños centros, calles y plazas que aún se resisten (de ahí la peregrinación continua de académicos e instituciones estadounidenses ante las ciudades de Europa, para encontrar una vía de salvación). Pero, ¿por cuánto tiempo?

domingo, 30 de enero de 2011

Leon Krier responde a Guatemala. Novena pregunta

P: ¿Por qué no puede ser la Modernidad un nuevo Renacimiento, Barroco, etc.?

LK: La modernidad, su sub-urbanismo, su arquitectura,sus tipologías y sus materiales están relacionados de manera única al procesamiento dependiente de los combustibles fósiles. Ya ha durado más tiempo que el Renacimiento, el Barroco o cualquier otro estilo tradicional y aún no ha desarrollado dispositivos léxicos, tipológicos o de asentamiento que puedan sobrevivir al agotamiento de los combustibles fósiles.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Octava pregunta

P: ¿Por qué formamos ciudades? ¿Qué efecto debería tener en el gobierno de las ciudades la razón por la que las formamos? 

LK: Las ciudades son formadas por y para los individuos auto-sirvientes, las familias y las sociedades. Las comunidades urbanas son por lo tanto primordialmente cuerpos que ayudan a perseguir los intereses propios eficientemente. Es una herramienta para dominar la violencia generada por rivalidades en competencia. La buena arquitectura y el espacio público son los complementos necesarios para los buenos modales y el buen comportamiento. En ves de exacerbar la violencia, promueven la paz social y hacen que la buena vida con los demás sea posible, deseable y hasta irrenunciable.

martes, 28 de diciembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Séptima pregunta.

P: ¿Puede hacerse realidad la ciudad policéntrica por el sector privado solamente? ¿Hasta qué grado se necesita la intervención gubernamental para hacer realidad un objetivo de tan grande alcance? 

LK: De hecho la industria de la construcción está tan altamente especializada que si se le dea actuar por sí sola va a reproducir solamente vastas expansiones de los mimos productos en masa clonados, piezas de consumo, distritos completos desechables. La economía, la tecnología de la construcción, y no por último la zonificación urbana mono-funcional, resultan todas en los mismos suburbios universales explotados y segregados. Incluso sin los decretos de zonificación, la economía de la construcción va a producir el mismo modelo en todos lados, EL MISMO CRECIMIENTO URBANO HORIZONTAL O VERTICAL MONOTEMÁTICO, LA NO-CIUDAD DE LAS NO-COMUNIDADES. Las autoridades públicas de planeamiento también promueven este modelo generalmente. 

Las ciudades y comunidades urbanas auténticas no son el resultado inevitable de la industria de la construcción y la economía, esto lo sabemos ahora. Ya no es justificable tener la esperanza de que todo saldrá bien al final. Así que, sin ninguna posible duda, las instituciones públicas de planeamiento deben jugar un papel en la coordinación de las actividades nacionales de construcción, de manera que surjan verdaderas ciudades con los materiales, las formas y la densidad correctos y en todas las localidades. Es una tarea enorme. No es cuestión de construir una economía planificada. Sabemos que el socialismo no funciona. Sin embargo, las grandes ciudades siempre han surgido de planos y códigos muy rudimentarios. Necesitamos utilizar esos instrumentos nuevamente. Hasta ahora han sido ignorados o descartados.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Sexta pregunta.

P: Como urbanistas o arquitectos entendemos que los edificios por sí solos no hacen una ciudad, ¿qué iniciativas podemos tratar de implementar para revivir nuestros centros urbanos? 

LK: Las palabras solas no hacen un texto. El significado surge de las posiciones que ocupan las palabras en relación una con la otra. Los reglamentos de zonificación modernos (mono-funcionales) convierten la ciudad en un diccionario, en áreas separadas de almacenaje para edificios del mismo uso y tipo y escala. Organizan la ciudad en distritos de funciones especializadas en vez de construir un texto comúnmente entendible. Como todas las sociedades urbanas antes de nosotros, tenemos todavía edificios privados y públicos, edificios para asambleas y para aislamiento, para trabajo y entretenimiento, para plegaria y distracción, para ruido y silencio, para comprar y vender, para descanso y ejercicio, para curar y matar, para la vida y la muerte. Sin embargo, en vez de servir al usuario y productor individuales, la forma de la ciudad es dictada hoy en día primordialmente por los objetivos de la sociedad en masa, la política en masa, el transporte en masa, la producción en masa, la venta en masa, el turismo en masa, el consumismo en masa, la administración en masa, la inversión en masa, el entretenimiento en masa, la educación en masa. La ciudad tradicional en cambio es construida en base a la promoción de iniciativas individuales, siendo así de una escala modesta o más ambiciosa. Es la variedad dimensional y funcional de los lotes de vecindad, produciendo buen espacio urbano, lo que nos permite que las rivalidades sociales se canalicen a formas de comunidad civilizadas y civilizadoras. Esa es la meta más importante y el papel más sobresaliente del URBANISMO TRADICIONAL.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Quinta pregunta.

P: ¿Cómo van a encajar nuevas tecnologías y descubrimientos con la forma de la ciudad tradicional? ¿No quieren los seres humanos objetos y tecnologías nuevas para progresar? 

LK: La pregunta es, ¿hacia dónde quiere progresar la humanidad? El progreso por sí mismo no es una meta. Si usted no tiene una meta sino sólo una mera esperanza de que la progresión lo va a llevar a un mundo mejor, entonces usted estará muy ciertamente andando en círculos. Los seres humanos literalmente se han emborrachado con los combustibles fósiles. Están borrachos y sin mayor meta que una esperanza ciega de que las cosas van a mejorar generalmente y para todos. Hoy en día es patentemente evidente que la disponibilidad generalizada de combustibles fósiles ha cambiado la misma naturaleza de la construcción y el asentamiento. Los materiales de construcción sintéticos, que son su producto, llevan métodos de construcción, ensamblaje, acoplado y técnicas de envoltura que no sólo están reemplazando en todo lugar a los métodos tradicionales y materiales de construcción naturales, sino que además están siendo considerados colectivamente como inevitables y superiores. Los deseos colectivos ya no están orientados hacia lo auténtico sino hacia lo sintético, lo manipulado, lo falso y lo de marca. Las identidades individuales están siendo remodeladas por identidades en masa. La tecnología y los materiales tradicionales son entonces considerados como obsoletos e inferiores. A pesar de que esta mitología modernista es constantemente minada por la experiencia práctica, este sistema de creencia está sobreviviendo a pesar de una seria falta de apoyo ideológico o experiencia práctica. Se ha convertido en una segunda naturaleza para nuestras sociedades. Nuestra construcción impulsada por los combustibles fósiles y técnicas de asentamiento nos permiten descartar temporalmente las condiciones locales de la naturaleza, la geografía, el clima, el suelo y finalmente de una experiencia ambiental y cultura material milenarias. La esperanza de que la construcción y el asentamiento ecológicos van a ser necesariamente de alta tecnología es una parte esencia de este sistema de creencia basado en los combustibles fósiles. 

Sin embargo, estoy seguro que la arquitectura sostenible y la tecnología del futuro a largo plazo, no van a ser de una naturaleza de alta tecnología. Los métodos y técnicas de alta tecnología van a sobrevivir predeciblemente en los centros de poder imperial, van a ser monopolizados por una pequeña clase autoritaria dominante. Lo que ha pasado en Rusia tras el colapso del sistema soviético va a pasar probablemente en nuestras propias sociedades occidentales... a menos que ya nos preparemos ahora contra tales adquisiciones.  

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Cuarta pregunta.


P: La desigualdad y la violencia, ¿cómo se puede diseñar una nueva ciudad segura en Guatemala? ¿Se debe diseñar sólo una ciudad para la clase alta? 

LK: La gente en Guatemala quiere vivir en comunidades con garita de seguridad porque está asustada de manera justificada. Los muros, sin embargo, son un dispositivo traicionero, ya que incrementan el distanciamiento y la arrogancia de un lado; de la división social, y el rencor creciente del otro lado. Mi postura es que las casas, los apartamentos y las manzanas urbanas son la entidad amurallada más grande que debe ser construida y adicionalmente, deberíamos asegurar una mezcla rica en variedad de niveles de ingreso y usos residenciales y no residenciales para convertirnos en VECINOS URBANOS. Es esa mezcla y sentido de ser vecino lo que nos va a garantizar un ambiente urbano seguro. No hay otra manera de establecer seguridad urbana. Lo que asegura la seguridad del dominio público compartido es el interés propio recíproco de las diferentes clases sociales. Se necesitan mutuamente para establecer, ratificar y mantener su propia identidad y estatus. Los ricos que viven solamente entre ricos experimentan una rivalidad exasperante sin fin. Tu casa, tu coche, tus hijos nunca son lo suficientemente grandes, bellos o inteligentes para que te sientas tranquilo entre tus iguales. Las verdaderas comunidades urbanas son policromáticas. Para garantizar la seguridad inicial se necesita una presencia visible de la policía, pero, a medida que la ciudad madura y empieza a funcionar con toda su complejidad, esta presencia policíaca va a ser disminuida. Las buenas ciudades son esencialmente auto-vigiladas; la policía juega un papel simbólico más que militar. Los patrones de propiedad urbana tradicionales son de hecho una herramienta esencial que permite que las violencias rivales sean vencidas y se vuelvan civilizadas. Este es el significado pleno del término “urbanidad”. No sólo es acerca de ladrillo y mortero.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Segunda y tercera pregunta.


P: ¿Limita el nuevo urbanismo la creatividad, sí o no? 

LK: ¿Limita el lenguaje la creatividad, sí o no? La arquitectura tradicional y el urbanismo son parte de la construcción y de una solución tecnológica. Ellos son más universales que el lenguaje hablado. Tú no necesitas traducción para entender una arquitectura tradicional extranjera o un sistema de red de calles. Sus formas son soluciones evidentes, prácticas y estéticas a los problemas locales de vivienda y asentamiento. ¿Limita la tecnología la creatividad? 

P: ¿Cómo puede un nuevo urbanismo funcionar en un mundo globalizado, donde los gustos son tan diversos y eclécticos? ¿Cómo se pueden imponer tipologías, estilos y visiones del mundo que no parecen estar en armonía con los deseos y necesidades de las personas de diferentes comunidades? 

LK: El urbanismo y la arquitectura tradicional no son un estilo sino una técnica, que ofrecen las herramientas geométricas y tipológicas para planificar y construir en armonía con los lugares determinados, para estar en sintonía con la altitud, el clima y el suelo, que son la duración y la definición de metros de inteligencia práctica y de asentamiento humano estético. Contrariamenta a la implicación de la pregunta, la globalización conduce a la nivelación de las diferencias, a la clonación de los gustos y deseos. A la reducción radical de modelos y lenguajes. La construcción tradicional se acerca al restablecimiento de la policromía de lugares. Los arquitectos tradicionales no construyen el mismo edificio en diferentes climas. Ellos tienen las herramientas para leer, comprender y utilizar las técnicas de construcción, materiales y formas que son específicas de una ubicación geográfica y de su específica cultura de construcción.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Leon Krier responde a Guatemala. Primera pregunta.


P: ¿Hay algún otro tema más allá de la identificación de arquitecturas del pasado como el Gótico, el Renacimiento, el Barroco o la Arquitectura Griega? ¿De qué manera se relaciona la escala, belleza, salud, eficiencia y calidad de vida con las formas viejas? 

LK: ¿Qué relación tiene la escala, la belleza, la salud, la eficiencia, la calidad de la vida con respecto a las viejas formas como caras, manos, rodillas, bocas, ojos, piernas o los oídos? No estoy interesado en los estilos del pasado, sino en la creación de técnicas que han desarrollado un vocabulario de formas que surge de las cualidades físicas de los materiales de construcción naturales como la piedra, tierra, arcilla, madera. En las culturas tradicionales los materiales sintéticos como los metales han sido utilizados durante siglos con mucha moderación porque necesitan un procesamiento altamente sofisticado. 

El abundante uso de las energías de combustibles fósiles ha resultado en una riqueza de materiales sintéticos procesados a máquina. Se trata de materiales plásticos cuya estabilidad no es necesariamente el resultado de una moldura estructural inteligente, sino de la calidad química de los materiales moldeados, fundidos, clavados, engomados, recortados o atornillados. Casi todos los concretos de acero reforzado (hormigones armados) se pueden colocar de cualquier forma sobre el suelo sin colapsar mientras que un arco de ladrillo se derrumbará si no se monta en una forma correcta tectónicamente. 

Según el famoso dicho de Louis Khan “el ladrillo nos enseña cómo construir un arco”, el hormigón sin embargo no enseña las formas, puede ser moldeado en formas arbitrarias sin derrumbare. Ya no es el genio de los arquitectos de la construcción lo que sostiene el edificio, sino la ingeniería informática. Es divertido ver que las estructuras más tontas tectónicamente encuentran hoy día la mayoría de la aprobación de los medios de comunicación. Son un entretenimiento para-arquitectónico, que se extinguirá con la escasez creciente de combustibles fósiles.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Atitlán 2050



Agradecemos a la arquitecta María Fernanda Sánchez, Directora de Estudio Urbano, la referencia a este vídeo así como la sugerencia de su publicación. La Sra. Sánchez ha organizado recientemente el Primer Festival de Arte Cívico Genialidad Krier en Guatemala.


Página del Director: Álvaro Gámez


-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-


Atitlán 2050 es el título de un cortometraje del guatemalteco Álvaro Gámez, ganador del Festival Ícaro 2009 en la categoría de cortometraje experimental. El vídeo es una reflexión sobre el hipotético futuro del lago Atitlán, uno de los mayores de Guatemala, que hacia 2050 habría sucumbido a una agresiva urbanización para su aprovechamiento turístico, con la consiguiente pérdida de calidad ambiental y patrimonial del entorno así como la desaparición de valores y costumbres tradicionales que dan paso a la globalización. 

El documental emplea montajes fotográficos sencillos pero muy simbólicos, al ritmo de la Rapsodia en Blue, compuesta por el estadounidense George Gershwin en 1924. Los montajes muestran fotografías del estado actual del lago, en un estado de casi idílica virginidad sobre los que se van superponiendo los hipotéticos cambios a los que se vería sometido el lago: autopistas, urbanizaciones, rascacielos que sustituyen a los edificios tradicionales e incluso los propios habitantes verán cambiar su indumentaria, viviendas y comercios por otros más globalizados. 

A la vista de este documental debemos reflexionar sobre las consecuencias del consumismo desaforado, del que el lumpenturismo que se muestra en el cortometraje no es sino una de sus múltiples caras, y sus consecuencias sobre el medio ambiente y el entorno construido. El Movimiento Moderno es cómplice y verdugo en estas actuaciones, pues su propia filosofía de hacer tabula rasa con el mundo y la tradición lo convierte en la justificación arquitectónica adecuada para estos desmanes. Su génesis proyectual “internacional” hace que sus propuestas puedan insertarse con arrogancia en cualquier lugar del mundo, pues en todas partes hacen el mismo daño. En definitiva una reflexión sobre los efectos del consumismo y los sueños de la modernidad sobre el entorno natural y tradicional. 

Sirva para los lectores españoles como ejemplo de todo esto, las actuaciones que las costas españolas sufrieron durante la segunda mitad del siglo XX, una fiebre constructiva desaforada que las convirtió en lugares vacacionales masificados que desvirtuaron totalmente el paisaje, arquitectura y modos de vida de quienes habitaban esas zonas. La propia burbuja inmobiliaria que ahora pincha en España es otra de esas caras, que nos ha dejado brutales ensanches urbanos donde se vendía hacinamiento a precio de oro (con un mal entendido concepto de lujo que ni siquiera alcanzaba a los materiales).

lunes, 27 de septiembre de 2010

El futuro de las ciudades: lo absurdo de la Modernidad. Nikos Salingaros entrevista a Léon Krier.

Autor: Nikos Salingaros entrevistando a Léon Krier.
Traducción: Pablo Álvarez Funes.

El padre del Nuevo Urbanismo ofrece su perspectiva sobre el futuro de las ciudades: las ciudades más hermosas que sobreviven en nuestro mundo actual fueron todas concebidas con edificios de entre dos y cinco alturas; la era del rascacielos utilitario está llegando a su fin.

Introducción:
“Léon Krier puede que sea más conocido... como el padre intelectual del movimiento del Nuevo Urbanismo, una campaña para rescatar el entorno ambiental, el paisaje urbano y la vida cívica de nuestra nación del experimento fallido de una utopía drive-in.

Krier es un luxemburgués que vivió en Londres durante veinte años y ahora está establecido en el sur de Francia. Su pensamiento aporta una estimulante claridad a las cuestiones de creación de lugares y arquitecturas que han estado sujetas a un oscurantismo sin remordimientos por un colorido elenco de charlatanes vanguardias autoproclamados desde Le Corbusier en la década de 1920 a Peter Eisenman en nuestro tiempo... Entre otras figuras eminentes de la arquitectura internacional, Krier es el más completo e inteligente”.

Introducción de James Howard Kunstler, tomado de una reseña del libro de Léon Krier, “Arquitectura: opción o destino”.

Nikos Salingaros entrevista a Léon Krier y hablan sobre el futuro de las ciudades.

1.- Edificios altos.
Nikos Salingaros (NS): Con los recientemente trágicos eventos del 11 de Septiembre, ¿cree que nuestra civilización necesita cambiar de dirección en su pensamiento sobre el urbanismo? ¿Acaso puede la inquietud percibida en habitar edificios altos indicar una crisis de la arquitectura moderna en general?

Léon Krier (LK): Los trágicos eventos del 11 de Septiembre afectan a nuestra percepción general y opinión sobre edificios altos o bajos tanto por razones prácticas como psicológicas. Asumiendo que el Pentágono y una de las torres del World Trade Center tenían una superficie útil similar (entre los cinco millones de pies cuadrados), podemos comparar el daño relativo realizado a uno u otro por la misma carga explosiva. Es evidente que los daños son de orden fundamentalmente diferente (aproximadamente 200 frente a 2000 víctimas). Supongamos que el Pentágono hubiera sido ubicado en un sólo edificio en altura en lugar de un edificio bajo, y reflexione sobre el daño potencial que podría hacerle a la totalidad del sistema de defensa de EE. UU. por un avión civil. Por el contrario, suponga que el World Trade Center hubiera sido distribuido en edificios tradicionales de cuatro alturas y reflexione sobre esta pregunta: ¿Cuántos aviones habrían sido necesarios para causar la destrucción de su superficie equivalente? Creo que el número oscila entre 160 aviones Boeing 737 en lugar de 2.

La absurda tragedia del World Trade Center ha hecho que una pieza arquitectónica pobre se haya convertido en mártir involuntario, una fantasmagórica lápida de escala monstruosa. Un falso monumento arquitectónico (es decir, las actividades económicas privadas vestidas con un atuendo monumental y alojadas en pilares conmemorativos, totems y similares) se ha convertido en un mausoleo real con su desaparición. Mediante su disolución corporal ha ganado el alma inmortal que había eludido hasta ahora.

Hay montones de buenas razones para construir estructuras simbólicas elevadas, como el Memorial de Washington, el Edificio del Capitolio, la Torre Eiffel, la Catedral de San Pablo; sin embargo, no existe ninguna buena razón para la construcción de edificios utilitarios excesivamente altos (con la excepción del lucro). Sus daños colaterales son tales que la sociedad no puede permitirse esos absurdos como proposiciones generales; el problema hoy no es tanto su existencia, como que algunos teóricos de la arquitectura quieren que creamos que son inevitables e incluso necesarios para el futuro. Estos edificios tienen un gran impacto como símbolos sexuales y del poder, pero considerando el enorme daño real que hacen a las ciudades, usuarios y vecinos que conviven con ellas, no sólo los considerarán ahora como frágiles y peligrosos, sino como obscenos en lugar de poderosos.

2.- El rascacielos como tipología experimental.
NS: ¿Hasta qué punto y en qué puntos está de acuerdo con Kunstler y yo en que “la era de los rascacielos ha llegado a su fin”, que es “una tipología edificatoria experimental que ha fallado”? ¿Hay alguna cuestión de las planteadas en nuestro artículo publicado en Planetizen con la que no esté de acuerdo?

LK: Prefiero reformular su supuesto como “la era de los rascacielos utilitarios se ha acabado”. N o es la altura métrica sino el excesivo número de plantas lo que causa estos problemas sistémicos. La ciencia aplicada y la tecnología realizan experimentos tipológicos en condiciones controladas. No embarcan a pasajeros civiles en aviones experimentales: no obstante eso es exactamente lo que los arquitectos modernos han estado haciendo desde hace tres generaciones: literalmente construyen edificios que no están listos para su uso común.

3.- Pasos en falso e ideología.
NS: Tal como usted afirma en sus escritos y conferencias, ¿ha dado la humanidad un paso en falso en la construcción de sus ciudades, y si lo ha hecho, qué podemos hacer al respecto ahora?

LK: La humanidad se desarrolla por ensayo y error, a veces cometiendo errores de escala monumental. La Arquitectura y Urbanismo Moderno pertenecen, como el comunismo, a una clase de errores de los que hay poco o nada que aprender o ganar. Son ideologías que literalmente ciegan incluso a las personas más inteligentes y sensibles y las llevan hacia gastos, riesgos y peligros innecesarios. Sin embargo, el error fundamental de la Modernidad es proponerse a sí misma como un fenómeno universal (es decir, inevitable y necesaria), sustituyendo y excluyendo legítimamente las soluciones tradicionales. Gracias a Dios existen, a través de la aplicación de los principios del Nuevo Urbanismo en los últimos 20 años, suficientes experiencias positivas a nivel mundial como para ver un retorno masivo a las soluciones de sentido común.

4.- Nuevo Urbanismo.
NS: Muchos de los nuevos urbanistas más relevantes buscan inspiración en su obra. ¿Cuáles son sus recomendaciones para el futuro de las ciudades si puede convencerse al mundo para construir en un nuevo contexto urbano?

LK: Ya existen excelentes modelos de Nuevo Urbanismo para ciudades de pequeño y medio tamaño; sólo recientemente se están finalizando proyectos de mayor densidad, pero no reciben la atención que merecen por parte de los medios, así que el proceso de divulgación es más lento de lo que debería ser. Ahora se invierten grandes sumas en renovar campus y urbanizaciones modernas de las décadas de 1950 y 1960, pero muchos de ellos no son más que la prolongación artificial de experimentos fallidos de colectivismo arquitectónico y social. El Nuevo Urbanismo no es utópico y no impone planificación social. En su lugar, permite la infinita variedad del talento y ambición humanas para construir entornos armoniosos y agradables. Canaliza fuerzas competitivas para desarrollar buenos vecindarios mientras persiguen sus propios intereses. Sin embargo, el verdadero gran desafío del futuro será la urbanización de los suburbios y el replanteamiento de la dispersión urbana.

Los modelos teóricos están listos, pero su aplicación es lenta. Lo que es cierto ahora es que incluso los más inhóspitos basureros de la Tierra pueden – con las ideas claras y las personas correctas, y a veces con medios muy modestos- llegar a convertirse en hermosos lugares para la prosperidad humana.

NS: Aquí subyace un serio malentendido. Los urbanistas – y más importante, la ciudadanía en general, incluyendo aquellos representantes electos con capacidad de tomar decisiones- no se dan cuenta que las soluciones que usted propone se pueden aplicar a todas las ciudades, independientemente de su estilo. La estructura urbana obedece a reglas científicas que son independientes del lugar. Existe una dependencia secundaria en la tradición local, climatología, recursos y materiales, pero eso hace tiempo que fue eliminado por la uniformidad moderna. La actual práctica del planeamiento crea dos imágenes urbanas separadas y artificiales: centros históricos clásicos y tradicionales por un lado; y por el otro un tejido urbano en dinámica expansión. Con esta mentalidad, la administración sólo acude a usted cuando quiere revitalizarse de una forma neo-tradicionalista. ¿Han contribuido los Nuevos Urbanistas, en su búsqueda de un sitio propio, a aislar al Nuevo Urbanismo de las corrientes dominantes de planeamiento? ¿Cómo corregir eso, y cómo convencer a los urbanistas de que no existe tal diferencia?

LK: Tiene toda la razón en cuanto a que la estructura urbana como conjunto de principios organizativos es en gran parte independiente del estilo. Muchos proyectos del Nuevo Urbanismo usan edificios de estilo tradicional porque esa es la forma en que preferimos hacerlos, al menos por el momento. La arquitectura moderna es tan mala y arbitraria que es casi totalmente inadecuada para la mayoría de los usos y climas. Los proyectos del Nuevo Urbanismo más exitosos y ampliamente difundidos son por supuesto los neo-tradicionalistas como Seaside, Celebration y Poundbury, pero hay montones de programas similares realizados utilizando arquitectura moderna en Holanda, Dinamarca y Alemania, que siguen los principios urbanísticos, pero arquitectónicamente están en tierra de nadie y consecuentemente permanecen desconocidos.

Personalmente me resisto por el momento a mezclar arquitectura tradicional y moderna porque desde la experiencia un sólo edificio moderno es suficiente para destruir el espíritu de toda una concepción tradicional. El edificio de Steven Holl en Seaside es quizá el mejor ejemplo de esto. La modernidad parece tener tal desconcierto de ideas que no son capaces de realizar algo tan coherente como Windsor o Poundbury; la situación es tan crítica que Andres Duany y yo hemos debatido durante un tiempo el diseño de la ciudad moderna simplemente para mostrar cómo se hace. Un código de diseño urbano podría limitarse fácilmente a la década de 1920 de Le Corbusier o a la gramática de la década de 1950 y producir un paisaje urbano significativo, y lo mismo podría hacerse con el lenguaje de Frank Lloyd Wridht, o incluso Zaha Hadid u Oscar Niemeyer. Los Nuevos Urbanistas en ningún momento están limitados a la arquitectura tradicional y sin embargo mucha gente pierde el sueño por debatirse entre nuevas y viejas lealtades. Pero me gustaría decir que no se trata de un asunto moral o trascendental, y que en última instancia cada cual debe hacer lo que considere correcto; y si no está seguro, pruebe varias tentativas si el cliente está preparado para asumir el riesgo y entonces tome una decisión lúcida.

Sin embargo, si nos encontramos ante una situación política de complejidad común siempre recomiendo como base arquitectónica la tradición vernácula, porque afronta los problemas de diseño fuera de la arbitrariedad y el terror político del moralismo moderno. Esta opción reduce los errores arquitectónicos y estilísticos a un nivel administrable lejos de los espectaculares errores tan habituales en los experimentos modernos. En general, los detalles tradicionales tienen que ver con la resolución de problemas prácticos para construir de forma elegante, mientras que es estilo es realmente la cualidad con la que manejamos las cuestiones tecnológicas.

Lo que tenemos que recordar a los modernos una y otra vez es que en las democracias, incluso la arquitectura y el urbanismo dependen de la voluntad de elección y no limitaciones metafísicas o absolutas de su propia creación. Aquellos que no aceptan la elección en estas materias son en última instancia antidemocráticos, totalitarios y posiblemente anti-modernos, por muy futuristas que puedan parecer sus edificios.

5.- Escasez de tierra.
NS: Los arquitectos formados en la tradición moderna de nuestras escuelas no comparten la misma reverencia por sus ideas como los Nuevos Urbanistas. Sostienen que usted niega los graves problemas de hacinamiento que obligan a construir edificios de gran altura en el tercer mundo, y las presiones comerciales o especulativas que obligan a lo mismo en los centros urbanos del resto del mundo. ¿Qué puede responder a esa crítica?

LK: Estrictamente hablando, no existe correlación entre la presión demográfica y los edificios de gran altura (con raras excepciones como las condiciones que podemos encontrar en Hong Kong). En Estados Unidos o Europa el argumento de la “escasez de tierras” es promovido y gestionado por personajes con una variedad de programas contrastados, que van desde los propietarios a los ecologistas. Es un mito fabricado artificialmente que se disipa en el aire cuando observamos esos continentes desde el cielo. Nos daremos cuenta entonces que nuestras ciudades y paisajes no sufren de una escasez de tierras o congestión generalizada de carreteras o edificios, sino más bien un mal uso de la tierra y por lo tanto de una mala planificación. Por ejemplo, mientras que París duplicó su población extendió sus edificios sobre un territorio quince veces mayor que el área del centro de París, a pesar de la proliferación de edificios utilitarios de gran altura.

6.- Fuerzas de mercado.
NS: El entorno construido se crea por fuerzas de mercado, codicia especulativa, zonificación, etc. ¿Es posible construir un entorno humano con estas restricciones desafortunadamente reales?

LK: Las fuerzas de mercado son vectores de energía e iniciativa humana. Ninguna ciudad puede construirse sin ellos. Las leyes de planeamiento del pasado a menudo estrangulaban actividades en lugar de permitirles florecer. Los principios del Nuevo Urbanismo tienen la sencillez y el carácter práctico de los preceptos morales antes que la tiránica sofisticación de la reforma utópica. No son prescriptivos ya que son permisivos. Desde esa perspectiva, el interés común, en la forma de espacios públicos, es el producto de la toma de conciencia por parte de los vecinos de sus propios, variados y contrastados intereses.

7.- La ciudad electrónica.
NS: Me gustaría preguntarle sobre su opinión en el desarrollo de la ciudad en red a la que se incorporan las telecomunicaciones y tecnologías de la información. ¿Ha pensado en cómo afectará esto a la morfología urbana?

LK: Los patrones tradicionales de calles y plazas son el medio óptimo para las redes de edificios de cualquier tamaño. Las redes electrónicas completan las redes espaciales de espacios públicos pero no los reemplazan. Creer eso último es un error filosófico de la misma gravedad que pensar que la rueda podría reemplazar a la pierna.

8.- Tipologías edificatorias.
NS: Hay un problema acuciante: ¿tiene el creciente desarrollo de redes electrónicas consecuencias espaciales? La revolución de la información está generando enormes fuerzas sociales y comerciales, así que ¿en qué dirección actuarán esas fuerzas? ¿Empuja la ciudad en red al tejido urbano hacia una tipología moderna, tradicional, o ninguna de ellas?

LK: Los nuevos tipos edificatorios se generan por nuevos tipos de usos. Por ejemplo fueron los aeroplanos los que permitieron que los aeropuertos se desarrollaran como tipología edificatoria y no al contrario. Sin embargo los nuevos tipos de edificios pueden generar usos para los que no fueron pensados, como las basílicas romanas convertidas en Iglesias Cristianas, los aeropuertos usados como centros comerciales, etc. No es la urgencia por innovar lo que aporta nuevas tipologías como muchos modernos pretenden hacernos creer. Las innovaciones tipológicas basadas en utopías ideológicas generalmente tienen poca duración. Estrictamente hablando, no hay una tipología “moderna”; cualquier tipo de edificio que se establezca como un tipo reconocible y repetible se convierte ipso facto en tradicional, ya sea una plataforma petrolera, una torre de enfriamiento, un edificio de oficinas, o una casa.

Hay, sin embargo, tipos edificatorios que son resultado de una excesiva concentración de usos de un solo tipo bajo un mismo techo; se trata de aberraciones tipológicas que pueden ser construidos en cualquier estilo o técnica constructiva. El rascaielos utilitario y el rascasuelos son hipertrofias tipológicas. Generalmente son resultados irreflexivos de mecanismos financieros o políticos, y no únicamente relacionados con la modernidad. Por ejemplo, podríamos construir una ciudad basada en tipologías tradicionales de edificios y calles pero diseñada completamente desde postulados modernos. Incluso puede ser agradable y exitosa en términos estéticos y sociales, y muchos usuarios podrían ser felices viviendo ahí. Sin embargo una ciudad construida enteramente con rascacielos y rascasuelos, incluso si usa métodos de construcción tradicionales y proyectada en estilo tradicional, puede ser agradable de ver pero al final alienaría las relaciones y vidas humanas, si bien menos cruelmente, que su homólogo moderno.

Para resumir el argumento: no existe estrictamente hablando una “tipología moderna”, pero la modernidad ha sido muy prolífica en aberraciones tipológicas.

9.- Filosofía.
NS: Hay una profunda falta de reverencia por la sensibilidad humana; la tradición constructiva que produjo incluso estructuras agradables y modestas ha desaparecido. ¿Cómo puede un mundo sin valores profundos recuperar esa filosofía?

LK: La arquitectura y urbanismo tradicionales son son una ideología, religión o sistema trascendental. No puede salvar almas perdidas ni dar sentido a una vida vacía. Es una parte de la tecnología mas que del estilo; es un conjunto de conocimientos y hábitos que nos permiten construir ciudades y estructuras prácticas, estéticas y económicamente satisfactorias en las más diversas situaciones climáticas, culturales y económicas. Tales estructuras no garantizan la felicidad, pero sin duda facilitan la búsqueda de la felicidad para una gran mayoría.

10.- Los efectos de la modernidad.
NS: Ciertas estructuras espaciales con cualidades matemáticas particulares proporcionan al observador una retroalimentación positiva sensorial. La humanidad los ha construido desde la escala de las ciudades a la escala de los artefactos, a fin de dar sentido al entorno. No me refiero al significado de una vida, sino al significado en nuestro entorno que esté contenido en una complejidad cognoscitivamente accesible. La modernidad, en búsqueda del cumplimiento de su agenda, perpetraron una renovación de significado a todas las escalas. ¿Cómo pudo haber sucedido esto cuando va en contra de nuestro carácter fisiológico?

LK: La modernidad es una ideología totalitaria que, como todos los dogmatismos, está basada en hipótesis indemostrables. Es incapaz de tolerar, y mucho menos aceptar, la oposición, la contradicción o la negativa. Si aceptamos tales fantasiosas hipótesis necesariamente abandonaremos nuestras propias capacidades cognoscitivas y quedarnos ciegos ante una evidencia abrumadora, a pesar de las contradicciones interiores y exteriores. La declaración de guerra de la modernidad contra la tradición no sólo era un rechazo de tradiciones obsoletas sino que incluía todos los conocimientos y prácticas que no ajustaban a su reductiva visión de la humanidad, la historia, la tecnología, la política y la economía. Se trata de una violación sistemática del carácter psicológico y fisiológico del hombre. De hecho, hicieron falta tres generaciones para recuperarse de una violación mental que va contra la experiencia contra la acumulación de inteligencia, instinto y sensibilidad humana.

NS: La modernidad ha reemplazado los modos en los que los seres humanos interactúan entre ellos y con las estructuras externas. La ciudad como trama en la que se establecen conexiones entre miembros de una población urbana se ha cambiado por una estructura espacial cuyo objetivo es desconectar. Esto se aplica tanto a la conectividad viaria (sencillos desplazamientos a pie para encontrarse cara a cara) y tambiñen la conectividad visual entre un individuo y el resto de componentes construidos de la ciudad. Mis investigaciones revelan que una ciudad es un sistema de sistemas, con una arquitectura lógicas (en el sentido de la arquitectura de computadoras) que está más cerca del cerebro humano que de los actuales ordenadores electrónicos. Cortar las conexiones, como han hecho los modernos, es similar a cortar el cableado en una computadora o las neuronas en un cerebro. Tras décadas de condicionamiento psicológico a un mundo estéril, la gente ha acabdo por aceptar la desconexión como un modo de vida. ¿Han cambiado tanto los serer humanos como para no valorar las estrcutras espaciales que satisfacen las necesidades sensoriales y sociales básicas?

LK: Su pregunta contiene la respuesta. La modernidad opera mediante la incapacitación de la autonomía de las personas y su habilidad para pensar de forma individual. Es una forma de lavado radical de cerebro del qeu muy pocos, una vez experimentada, son capaces de escapar. Millones de personas han sido víctimas de su poderoso atractivo, sin embargo parece somo si la naturaleza, con cada nueva generación, estuviera produciendo antídotos contra tales aberraciones ideológicas; al menos esa es mi esperanza.

Dr. Nikos Salingaros es profesor de matemáticas en la Universidad de Tejas en San Antonio. Colaborador de Christopher Alexander, es reconocido como uno de los teóricos más relevantes de la arquitectura y urbanismo contemporáneos. Además de numerosos artículos científicos, es autor de dos libros onlinre: Principios de Estructura Urbana, y Una Teoría de la Arquitectura.