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domingo, 13 de abril de 2014

Julio Anguita y el Clasicismo



En este video, el antiguo dirigente comunista aporta una visión muy elocuente del clasicismo. Ante la pregunta de si era clásico o renovador, en referencia a su ideología, Anguita responde:

"Yo soy un clásico; no soy un antiguo. Lo clásico es la columna dórica y jónica, que nunca perderán virtualidad. Soy un clásico, lo constante, lo permanente".

Constancia, permanencia, inmutabilidad son términos que, sacados del contexto político de esta breve exposición, sirven perfectamente para ilustrar los valores eternos del clasicismo y su función como garante no sólo de una tradición digna de conservarse, sino también de su proyección hacia un futuro sostenible y consecuente con la realidad del entorno. 

Véase:


martes, 12 de febrero de 2013

El “pocero” de Pímlico


Dos formas muy diferentes de reconocer la labor de los promotores de un barrio:
Izquierda: Acceso al Residencial Francisco Hernando en Seseña. Fuente: The Global Mail. El propio promotor da nombre al conjunto urbano que construye.
Derecha: Monumento a Thomas Cubitt (1788-1855) en el barrio de Pimlico, Londres. Fuente: Wikimedia Commons. La ciudad levanta un monumento al promotor del barrio 140 años después de su muerte.

Durante los años boyantes de la burbuja inmobiliaria en España se gestaron una serie de modelos urbanísticos que, tras el pinchazo de la misma, empiezan a revelar su ineficiencia. Estos modelos podrían resumirse en dos casos bien conocidos en la meseta castellana: Seseña y el Plan de Actuación Urbanística (PAU) del barrio de Vallecas en Madrid. Si bien ambos obedecen a un patrón básico de edificios de varias alturas sobre una planta en damero, y con los servicios propios de una “ciudad dormitorio”, desde el estamento arquitectónico se ha demonizado Seseña como símbolo de todos los vicios de la especulación, y encumbrado PAU Vallecas (así como PAU Sanchinarro) como cúmulo de virtudes de una nueva arquitectura española concienciada en lo social a la vez que abierta a la experimentación y la sostenibilidad. Pero transcurridos los años prósperos, ambos ensanches urbanos languidecen ante la falta de ocupación y la carencia de servicios. Su supuesta sostenibilidad altamente dependiente de la tecnología los convierte en edificios caros de mantener. Teniendo en cuenta que muchas de esas viviendas son de protección social, es de suponer que con el paso de los años sus propietarios no puedan costear el mantenimiento de tan costosa génesis proyectual y el complejo acabe decayendo hasta convertirse en un foco de marginalidad al estilo de Pruitt Iggoe, cuya demolición en 1972 marca simbólicamente el fin del Movimiento Moderno.

Ante ese panorama, ni el vicio de la especulación ni la virtud de la misma disfrazada de modernidad y sostenibilidad se revelan capaces de dar una respuesta viable al reto que supone cualquier ampliación de la ciudad. Las opciones que buscan una nueva utopía urbana y social mediante revoluciones y asamblearismos tampoco nos parecen bien encaminadas, toda vez que en la mayoría de ocasiones se limitan a revisar los postulados de la modernidad y a actualizar su estética. Habría por tanto que buscar un ejemplo histórico que hubiera sido capaz de crear una trama urbana y una arquitectura con la suficiente potencia y coherencia como para haber superado las vicisitudes de los tiempos y llegar a nuestros días como ejemplo a seguir.

Aunque en España tenemos ejemplos de hermosos ensanches decimonónicos y sea muy reseñable la labor de la Dirección General de Regiones Devastadas tras la Guerra Civil, en esta ocasión queremos mostrar un caso foráneo en el que trama urbana y arquitectura generan un entorno habitable y socialmente sostenible. Nos referimos al barrio de Pímlico en Londres, construido en los años centrales del siglo XIX siguiendo un patrón arquitectónico común.

La urbanización de Pímlico, junto con la del vecino barrio de Belgravia, se debe a los deseos de Richard Grosvenor, Segundo marqués de Westminster (1795-1869), propietario de los terrenos con cuya promoción obtuvo pingues beneficios que lo convirtieron en una de las personas más ricas de su tiempo. El marqués encargó el proyecto a Thomas Cubbit (1788-1855), miembro de una familia de arquitectos y constructores entre los que estaba su hermano Lewis (1799-1883), arquitecto de la estación de King Cross (1851).

Antes de su desarrollo, Pímlico era una zona de huertas sobre la que Cubbitt dispuso una malla que se adapta al contorno del Támesis y a caminos existentes. Dos grandes plazas ajardinadas de uso semiprivado (Eccleston Square y Warqick Square) y tres iglesias (Santiago el Menor, S. Gabriel y S. Salvador) completan los equipamientos necesarios para la época, que con el tiempo se irían ampliando. Sobre las parcelas resultantes se edificarán viviendas de dos y tres alturas con patio inglés (sótano rehundido) que siguen un patrón compositivo uniforme y eficaz.

 Pimlico en 1827. Fuente: Wikimedia Commons.

 Pimlico hacia 1863, concluido según los diseños de Cubitt. Fuente: Hobhouse, Hermione. Thomas Cubitt, Master Builder. Londres, 1995.

Fotografía aérea de Pimlico en la actualidad. Fuente: Flickr.

 Pimlico en la actualidad. El tejido urbano apenas se ha visto alterado, con excepción de los solares resultantes de los bombardeos alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Fuente: English Heritage

Las parcelas suelen ser estrechas, con dos huecos al exterior y un pórtico de orden toscano que precede la entrada. Las molduras que rodean los huecos se van haciendo más sencillas a medida que subimos de nivel y la última planta suele ser un bajo cubierta con mansarda más o menos elaboradas. Lejos de parecer un conjunto monótono, pequeñas variaciones en columnas, entablamentos y molduras dan variedad al conjunto urbano, que se conforma así como diverso en la unidad. Esto era algo por lo que se clamaba desde la teoría arquitectónica francesa de la Ilustración, tipificada perfectamente en los escritos de Durand y Laugier sobre los conjuntos urbanos. Además, tanto las calles principales (St. George's Drive y Belgrave Road) como las parcelas que rodean las plazas, muestran un desarrollo compositivo más elaborado al ir destinadas a propietarios más pudientes.

 Alzado tipo de las calles de Pimlico. Fuente: Guía de diseño de Pimlico

 Alderney Street, Pimlico, Londres. Fuente: Flickr

 Eccleston Square,  Pimlico, Londres. Fuente: Flickr.

 Gloucester Street,  Pimlico, Londres. Fuente: Flickr.

 St. George's Drive,  Pimlico, Londres. Fuente: Flickr.

 Warwick Square,  Pimlico, Londres. Fuente: Flickr. 

Winchester Street,  Pimlico, Londres. Fuente: Flickr.

De hecho, los mapas de la pobreza de Londres siempre mostraron Pímlico como un barrio de clase media, a diferencia del vecino barrio de Belgravia, habitado por la alta burguesía del momento y a día de hoy una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Belgravia también fue construida por Cubitt, si bien su carácter más lujoso se sale de nuestro propósito de mostrar un desarrollo urbano proyectable dentro del clasicismo y que resulte eficiente y asequible.

Mapa de la pobreza de Londres de 1889, por Charles Booth. Fuente: Charles Booth's 1889 Descriptive Map of London Poverty. En el barrio predominan los colores rojo y rosa, pertenecientes a la clase media. 

De esta eficiencia es muestra el fuerte carácter del barrio (referido en ocasiones como "Pimlico grid", la "malla de Pímlico"), que fue objeto incluso de la comedia de "Pasaporte a Pimlico" (1949), en la que sus habitantes se declaran borgoñones y se independizan de Reino Unido.

Cartel de la película "Pasaporte a Pimlico" (1949). Fuente: Wikimedia Commons.

Como recuerdo a su promotor, la ciudad agradecida levantó monumentos tanto a Lord Gorsvenor como a Thomas Cubitt, mostrando al primero con el plano de los barrios que promovió y al segundo con objetos propios de su doble oficio como arquitecto y constructor. Toda una lección de la historia que habría que comparar con los monumentos que adornan las calles de Seseña y PAU Vallecas.

 Esculturas a Thomas Cubitt en Pimlico (Escultor: William Fawke, 1995) y Lord Grosvenor en Belgravia (Escultor: Jonathan Wilder, 1998). Fuente: Wikimedia Commons.

"Árboles artificiales" en el Eco Bulevar de Vallecas. Fuente: Wikiarquitectura.

Frente a las pretensiones de promotores y arquitectos modernos, unos movidos por la obtención del máximo lucro, otros movidos por unas utopías sociales y estéticas que hacen tabula rasa con la historia y la tradición para emprender una dudosa huida hacia delante, el carácter sosegado de la arquitectura y el urbanismo de Pimlico nos muestra cómo es posible crear variedad desde la unidad del clasicismo así como un entrono urbano agradable y fuertemente vinculado a sus habitantes.

Para saber más:


lunes, 18 de julio de 2011

Palladio en España (VIII): Del fin de la Ilustración a nuestros días.

Edición española del tratado de Vignola (Barcelona, 1851). Frente a la complejidad teórica de Palladio, la sencillez del tratado de Vignola facilitaba su asimilación durante un siglo XIX preocupado por el formalismo.

Después de la Ilustración, el palladianismo en España vuelve a refugiarse en el ámbito académico y bibliográfico. La arquitectura española del siglo XIX tomará como referencia la francesa con una clara influencia de Vignola sobre los demás teóricos del Renacimiento. El debate sobre un estilo nacional, germen de los eclecticismos, se desarrolla tardíamente en España y se difumina en una pléyade de pintorescos regionalismos, como se puede ver en la arquitectura que ha sobrevivido a las exposiciones internacionales de Sevilla y Barcelona en 1929. Cuando tras la Guerra Civil la dictadura franquista busque un estilo representativo para el nuevo régimen, mirará hacia la arquitectura herreriana despojada ya de todo vínculo con Palladio. Los edificios de inspiración palladiana más destacables de este periodo son el Ministerio del Aire, del Arquitecto Luis Gutiérrez Soto; y la Universidad Laboral de Gijón, construida entre 1946 y 1956 por el arquitecto Luis Moya Blanco, quien proyectó explícitamente un atrio corintio para la entrada principal. Fernando Chueca Goitia y Rafael Manzano Martos continuaron esta tendencia en sus edificios clásicos. 

 Plaza de España, Sevilla (1914-1929). Arquitecto: Aníbal González Álvarez Osorio (1876-1929). La Plaza de España supone la culminación del debate sobre el "estilo sevillano".

  Palacio Nacional de Montjuic, Barcelona (1926-1929). Arquitectos: Eugenio Cendoya (1894-1975) y Enric Catá (1878-1937). Este edificio supone un triunfo tardío de la arquitectura "Beaux Arts" que contrasta enormemente con el Pabellón Alemán construido por Mies Van der Rohe para la misma exposición. 

 Iglesia del Espíritu Santo, Madrid (1942). Arquitecto: Miguel Fisac (1913-2006). Su acceso se realiza a través de una sencilla puerta sacada del Libro I de Palladio.

Ministerio del Aire, Madrid (1942-1951). Arquitecto. Luis Gutiérrez Soto (1900-1977). Este edificio está inspirado directamente en El Escorial y es un claro ejemplo del "estilo imperial" promovido durante la primera etapa de la arquitectura franquista

 Universidad Laboral, Gijón (1946-1956). Arquitecto: Luis Moya Blanco (1904-1990). Planta general con el Atrio Corintio destacado en rojo. 

  Universidad Laboral, Gijón (1946-1956). Arquitecto: Luis Moya Blanco (1904-1990). Planta y sección longitudinal del Atrio Corintio.


 Planta y sección longitudinal del Atrio corintio y Patio del Convento de la Caridad de Venecia, descrito por Palladio en el Libro II, Capítulo VI e ilustrado en la lámina XXI (ilustración de la edición inglesa de 1738).

 Detalle del Atrio Corintio del Convento de la Caridad de Venecia, descrito por Palladio en el Libro II, Capítulo VI e ilustrado en la lámina XXII (ilustración de la edición inglesa de 1738).

Con la llegada de la posmodernidad a España algunos arquitectos del norte del país retomarán conscientemente la influencia palladiana en sus obras, si bien los resultados no siempre son literales y es necesario buscar a Palladio dentro de las complejas filosofías proyectuales con los que estos arquitectos pretendían enmascarar su clasicismo. Entre las restauraciones cabría citar la de la Iglesia de Santa Cruz de Medina de Rioseco, de Jose Ignacio Linasazoro; y la Ermita de Tudela de Duero (C. Aizpurúa y J. C. Armuncio). Entre los escasos ejemplos en edificios de nueva planta está el Convento de Zaratón (S. Mata); la Sala de Cortes del Castillo de Fuensaldaña (P. González y E. de Teresa); y el conjunto formado por la Casa de la Cultura y Fuente Pública de Segura (Vizcaya), del arquitecto J. I. Linasazoro, donde fusiona el clasicismo castellano con el cortesano y escandinavo. Estas obras serán incluidas por Robert A. M. Stern dentro del denominado clasicismo fundamentalista en su libro “Clasicismo Moderno”. 

 Rafael Manzano Martos (n. 1936) y Fernando Chueca Goitia (1911-2004). Proyecto de ampliación del Museo del Prado, 1972. Sección por la reconstrucción de la Gran Sala Basilical proyectada por Juan de Villanueva y el "tholos".

  Rafael Manzano Martos (n.1936) y Fernando Chueca Goitia (1911-2004). Proyecto de ampliación del Museo del Prado, 1972. Fachada trasera.
 
Pabellón y jardín en Segura, Guipuzcoa (1983-1985). Arq. Jose Ignacio Linazasoro (n. 1947). Planta y vista general.

A pesar de todo, a través de la recuperación de las raíces herrerianas de la arquitectura clásica española, podemos apreciar la influencia de Palladio, sin cuyo proyecto de El Escorial este edificio y su arquitecto Juan de Herrera no habrían podido lograr el propósito del Rey Felipe II, que no era otro que construir una obra que sobrepasara las maravillas de la Antigüedad.

Contraportada de la edición española de 1754 del "Compendio de los diez libros de arquitectura de Vitruvio" de Claude Perrault. 

Conferencia pronunciada en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 11 de Junio de 2011.

Autor: Pablo Álvarez Funes

martes, 12 de julio de 2011

Palladio en España (VII): Renovado interés por Palladio durante la Ilustración Española


Con el renovado interés británico por Palladio en el siglo XVIII empiezan a llegar a España nuevos ejemplares del texto palladiano: Pierre de Muet (1700); Giacomo Leoni (1716-1720); Isaac Ware (1738); Francesco Muttoni y Girogio Fosatti (1740-1760) y Ottavio Bertotti Scamozzi (1776-1783). El texto palladiano empezó a ser citado en los nuevos tratados, como “Architectura civil” (1750) de José de Hermosilla y Sandoval, pero no será hasta 1797 cuando se prepara una nueva traducción a cargo del prestigioso traductor José de Ortiz y Sanz, quien únicamente llega a publicar los dos primeros libros (1). Toma ilustraciones prestadas de Leoni, que destacan por su rigor y fidelidad. Sin embargo, desde sus notas critica los elementos que, desde su punto de vista filológico y arqueológico, resultan heterodoxos, hasta el punto de proponer el trazado de un nuevo capitel jónico basado en sus propias investigaciones.

Portada de la edición de inglesa de 1738.


Entre las obras de clara influencia palladiana de la Ilustración española cabría destacar: Colegio de San Bartolomé o de Anaya en Salamanca (1760-1779), del arquitecto José de Hermosilla y Sandoval (1715-1776), con su pórtico exento de columnas compuestas con reminiscencias al Palacio Chiericati; Escuelas Pías de valencia (1767-1771), de Antonio Gilabert (1716-1792), cuya planimetría está en parte tomada de modelos del Libro IV.

Palacio de Anaya, Salamanca (1760-1779). Arq. José de Hermosilla y Sandoval (1715-1776).

Juan de Villanueva (1739-1811) viajó por Italia entre 1758 y 1764 y aunuqe no está documentada su presencia en el Véneto, sí puede rastrearse la influencia Palladiana en sus obras, ya que adquirió una edición de 1581 que anotó profusamente. Sus obras también muestran ciertos ecos palladianos: Casita de Arriba y Casita de Abajo de El Escorial (1771-1773) recogen tipologías y motivos de influencia inglesa; la Casita del Príncipe (1781); Capilla Palafox en la Catedral de Burgo de Osma (1770-1781) entrelaza elementos del Panteón Romano con la Capilla Barbaro en Maser; Basílica del Caballero de Gracia en Madrid (1770); Jardín Botánico (1785-1789) donde toma elementos del Palacio Chiericati; Galería de Columnas del Ayuntamiento de Madrid (1787-1789); Observatorio Astronómico (1790-1808) toma como referencia las villas palladianas; por último, los dos primeros proyectos para el Gabinete y Museo de Ciencias Naturales (1786-1808) que posteriormente se convertiría en el Museo del Prado. En este proyecto Juan de Villanueva coloca una gran sala basilicar griega; y serlianas y conexiones a la manera del Convento della Caritá.

Casita de Abajo, El escorial (1771-1775). Planta y fachada principal. Arq. Juan de Villanueva (1739-1811).

Museo del Prado, Madrid (1786-1808). Plantas, alzado y sección.  Arq. Juan de Villanueva (1739-1811).

(1) Palladio, Andrea. Los Cuatro Libros de Arquitectura de Andrea Palladio, Vicentino. Traducidos e ilustrados con notas por Don Joseph Francisco Ortiz y Sanz, Presbítero. Imprenta Real. Madrid, 1797. (Enlace al facsímil virtual del Ministerio de Fomento)

Conferencia pronunciada en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 11 de Junio de 2011.

Autor: Pablo Álvarez Funes

Palladio in Spain (VII): Renewed Palladian interest in Spanish Illustration


With renewed British interest in Palladio in 18th century, new Palladian editions arrived in Spain: Pierre de Muet (1700); Giacomo Leoni (1716-1720), Isaac Ware (1738), Francesco and Girogio Muttoni Fosatti (1740 -1760) and Ottavio Bertotti Scamozzi (1776-1783). Palladian text began to be cited in new treaties, such as "Civil Architecture" (1750) by José de Hermosilla y Sandoval. A new Spanish edition was published in 1797 by renowned Vitruvius translator José Ortiz y Sanz, who only published first two books. Ortiz y Sanz borrowed Leoni illustrations, which are very rigorous and reliable. However, he criticized from his notes any elements which, from his philological and archaeological, are unorthodox. He even proposed the design of a new Ionic capital based on his own vitruvian research.

Cover of Engish Edition, 1738.


Among buildings clearly influenced in Palladio during Spanish Enlightenment we can point: Colegio de San Bartolomé de Anaya in Salamanca (1760-1779), by architect José de Hermosilla y Sandoval (1785-1776), with its tetrastyle porch with composite columns and reminiscent of Chiericati Palace; Escuelas Pías de Valencia (1767-1771), by Antonio Gilabert (1716-1792), whose plans are partly borrowed from Book IV models.

Palacio de Anaya, Salamanca (1760-1779). Ach. José de Hermosilla y Sandoval (1715-1776).

Juan de Villanueva (1739-1811) traveled to Italy between 1758 and 1764 but his presence in Veneto cannot be documented. Nevertheless Palladian influence in his works can be traced , as he acquired a 1581 edition which he heavily annotated. His works also show some Palladian echoes: Casita de Arriba and Casita de Abajo in El Escorial (1771-1773) collect types and motives from English influence; Casita del Príncipe (1781); Palafox Chapel in Burgo de Osma Cathedral (1770 -1781) where he combines elements from Roman Pantheon with Barbaro Chapel in Maser; Basilica del Caballero de Gracia in Madrid (1770); Botanical Garden (1785-1789) which uses elements from Chiericati Palace; Column Gallery in Ayuntamiento de Madrid (1787-1789); Astronomy Observatory (1790-1808) drawn from Palladian villas, and finally, the first two projects for Natural Sciences Cabinet and Museum (1786-1808) which later became Museo del Prado. In this project, Juan de Villanueva placed a large Greek basilical hall, Serlian and connections like in Convento della Carita.


Casita de Abajo, El escorial (1771-1775). Ground & First Floor; Main Façade. Arch. Juan de Villanueva (1739-1811).

Museo del Prado, Madrid (1786-1808). Plans, elevation and Section.  Arq. Juan de Villanueva (1739-1811).

(1) Palladio, Andrea. Los Cuatro Libros de Arquitectura de Andrea Palladio, Vicentino. Traducidos e ilustrados con notas por Don Joseph Francisco Ortiz y Sanz, Presbítero. Imprenta Real. Madrid, 1797. (Enlace al facsímil virtual del Ministerio de Fomento)

Lecture taught at Notre Dame School of Architecture in South Bend, Indiana (USA), June 11, 2011.

Author: Pablo Álvarez Funes

lunes, 11 de julio de 2011

Palladio en España (VI): Palladio y el Barroco español.

Portada del Libro I de Andrea Palladio en la edición española de 1625 (1).

Además de su influencia directa en la arquitectura de El Escorial, el tratado de Palladio fue una obra de consulta para muchos arquitectos españoles que adquirieron su tratado. Entre ellos Doménico Theotocopuli “El Greco” (1541-1614), Juan del Ribero Rada (1540-1600; su primer traductor al español en 1578), Juan Bautista de Monegro (1545-1621), Francisco de Mora (1553-1610), Pablo de Céspedes (1538-1608), Andrés de Ocampo (1555-1623) y Jorge Manuel Theotocopuli (hijo de “El Greco”, 1578-1631).

La obra de Juan Ribero de Rada demuestra un amplio conocimiento de soluciones tipológicas y órdenes palladianos, como podemos apreciar en la Escalera del Monasterio de la Santa Espina (Valladolid, 1578-1586); el Monasterio de San Benito en Real (1584-1596) o la nueva fachada de la Catedral de Zamora (1592-1599). En las condiciones establecidas para la construcción de la Iglesia de las Huelgas Reales de Valladolid (1579) se indica con cierta insistencia que algunos elementos y métodos han de seguir los modelos que enseña Palladio, como es el caso del orden corintio.

Fachada Norte de la Catedral de Zamora, construida entre 1592 y 1599 por Juan Ribero de Rada.

El Greco es probablemente el único artista del ámbito hispano de la época en haber contemplado los edificios de Palladio directamente. Aunque pintor, construyó numerosos retablos donde es posible apreciar la influencia italiana: Santo Domingo el Antiguo de Toledo (1577), Capilla de San Jose en Toledo (1597), Hospital de Nuestra Señora de la Caridad en Illescas (1603), Capilla Ovalle de San Vicente Mártir en Toledo (1614) y el Hospital de Tavera en Toledo (1595). Además en el cuadro “Inmaculada Concepción con San Juan Bautista” (1586) es posible apreciar una representación del templo de Pola tal como está descrito en el tratado de Palladio.

Domenikos Theotokópoulos, el Greco. La Inmaculada vista por San Juan, c. 1585. Óleo sobre lienzo. Toledo, Parroquia de Santa Leocadia y San Román

Detalle del cuadro anterior donde se aprecia un templete y alzado del templo de Pola tal como aparece en el LIbro IV (edición inglesa de Isaac Ware de 1738)

La primera edición impresa en español aparece en 1625 en Valladolid, de la mano de Francisco de Praves, quien la dedica al Conde Duque de Olivares, valido del rey Felipe IV. La edición de 1625 se limita a los libros I y III por considerar los temas tratados en ellos (órdenes y edificios públicos) más relevantes que los tratados en los libros II y IV (villas y antigüedades) que ni siquiera llegan a editarse. Este desinterés debe entenderse desde la dificultad de extrapolar las tipologías de las villas y palacios palladianos a la realidad social española así como la lejanía de los monumentos de la antigüedad citados en el libro IV. También es necesario tener en cuenta la valoración que se hacía de Palladio en el siglo XVII, ya que su obra se conocía únicamente a partir de las ediciones impresas, donde destacan el vocabulario de órdenes y su visión de la antigüedad frente a las xilografíeas lineales de sus villas.

Pórtico de orden jónico y planta y alzado de la Villa Barbaro en la primera edición de "Los cuatro libros". La detallada claridad del orden contrasta con el esquematismo de la villa. (2)

A pesar de las visitas de españoles a Italia, como la de la emperatriz María de Austria en 1581 (y que se alojó en el palacio Valmarana), Diego Velázquez (1629-1631 y 1649-1651) o Juan Caramuel de Lobkowitz (1655-1682), lo cierto es que no tenemos noticia sobre el gusto que hubieran podido desarrollar sobre la arquitectura de Palladio. En consecuencia, Palladio se mantuvo en un ámbito libresco y de estampas, compartiendo espacio con otros teóricos como Serlio, Vignola o Scamozzi. Fray Lorenzo de San Nicolás incluirá sus órdenes en plano de igualdad con otros teóricos en su “Arte y Uso de la Arquitectura” (1639) (*). Incluso la portada de I Quattro Libri aparece en la fachada del Convento de la Purísima Concepción de Lebrija. Pero esta influencia va desdibujándose a medida que se desarrolla el barroco español.

Orden Jónico Palladiano descrito por Fray Lorenzo de San Nicolás (3). 

Fachada del Convento de la Purísima Concepción de Lebrija. Mediados del siglo XVII.


(1) Palladio, Andrea. I quattro libri dell'architettura. Venecia, 1570. (Enlace al facsímil virtual de la Universidad de Sevilla)

(2) Palladio, Andrea. Libros I y III de la Arquitectura de Andrea Palladio. (Traducción de Francisco de Praves). Imprenta de Juan Laso. Valladolid, 1625. (Enlace al facsímil virtual de la Biblioteca del Monasterio de San Millán de la Cogolla)

(3) Lorenzo de San Nicolás. Segunda parte del Arte y vso de architectura. Madrid 1663. (Enlace al facsímil virtual del Ministerio de Fomento)


Conferencia pronunciada en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 11 de Junio de 2011.

Autor: Pablo Álvarez Funes