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jueves, 30 de julio de 2009

Fachada clásica y cuerpo moderno: Las arcadas de Zamora y el Museumsite de Lovaina

La ciudad de Zamora, como tantas otras en España, vivió un tanto a destiempo las operaciones urbanas de reforma interior que tenía como objetivo ensanchar y alinear calles asó como la creación de plazas y espacios públicos que aliviaran la congestión urbana de los antiguos cascos históricos amurallados. El Ojito del Duero vive estas operaciones a patir de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de 1973 que se encargó de configurar la actual Plaza Mayor a partir de la demolición de los edificios anexos a la Iglesia de S. Juan de Puerta Nueva, o la demolición del Convento de las Marinas en 1975 para dar lugar a la actual Plaza de Castilla con su tardomoderno y orwelliano edificio de la Delegación de Hacienda. Sin embargo, frente a esas demoliciones y los procesos especulativos que las siguieron, el Plan dejaba previsto el remate arquitectónico de la Plaza Viriato con un edificio en consonancia con el entorno clásico (renacentista y barroco) de la misma, y que acabó siendo popularmente conocido como “las arcadas”.

Se eligió un edificio sencillo, de una sólo crujía y dos plantas, compuesto por una arcada de seis vanos sobre columnas toscanas en planta baja y sus correspondientes huecos en el nivel superior. Dos cuerpos a cada lado decorados con relieves complementan la composición. A pesar de no se un gran alarde arquitectónico, las arcadas encajaban perfectamente en la configuración de la plaza, pero en 2007 se decide desmontarlas para la construcción de un nuevo edificio municipal que sirviera de anexo a la diputación provincial, ubicada en la misma plaza en el antiguo Hospital de la Encarnación. Los informes calificaron el edificio “sin interés”, aunque decidieron desmontarlo y almacenarlo por piezas con la intención de cederlo a algún ayuntamiento de la provincia. La decisión fue bien acogida por los zamoranos, quienes calificaban este pequeño edificio como “monumento a la desidia zamorana”.

Las arcadas antes de su demolición

Planta de la Plaza Viriato. Arriba, la izquierda, las Arcadas. Se observa cómo este edificio, a pesar de constar de sólo una crujía y dejar un solar detrás, cerraba la plaza.

Vista aérea de la plaza. A la izquierda, en segundo plano, las Arcadas

Se convocó un concurso ganado por las arquitectas María Antonia Fernández Prieto y Pilar Peña Tarancón, con una propuesta minimalista consistente en un paralelepípedo de piedra horadado que permita ser usado como balcón público a la plaza Viriato. La única vinculación con el entorno es la piedra arenisca dorada similar a la de sus vecinos. Tal vez la inclusión de “las arcadas” como acceso al edificio, o como fachada que ocultara el volumen moderno, habría estado más en consonancia con el respeto que se supone debe tenerse al intervenir en centros históricos.

Montaje fotográfico del nuevo edificio

El Museo Vander Kelen Mertes de Lovaina (Museumsite Leuven), reformado y ampliado por el arquitecto Stephen Beel en 2004 y actualmente en construcción, es un perfecto ejemplo de cómo se puede ser rabiosamente moderno en un centro histórico sin recurrir a la ruptura radical con las preexistencias ni incurrir en fachadismo a partir del vaciado de edificios históricos. El nuevo volumen del museo está precedido por un pórtico dórico hexástilo con su frontón, proveniente de un edificio anterior y que juiciosamente se ha decidido conservar para mantenerlo integrado con el entorno urbano tradicional de la ciudad Flamenca. Viendo el estado de las obras de la obra zamorana y la lovainesa, no cabe lugar a dudas de que el museo belga se adapta mejor a su entorno y es capaz de crear una vinculación con la historia de la ciudad a través de un pórtico “sin interés”.

Fotomontaje del Museumsite de Leuven tal como quedará terminado

El Museo en obras. Junio de 2009

sábado, 11 de julio de 2009

El clasicismo en Flandes (V). Malinas

A diferencia de otras ciudades flamencas, Malinas, tras un periodo de gran prosperidad en la Baja Edad Media y principios del siglo XVI (como sede de la corte de los Gobernadores de los Países Bajos Felipe el Hermoso, primero, y Margarita de Austria después), y otro de inestabilidad durante la Guerra de los Ochenta Años (que provoca el traslado de toda la población y monasterios extramuros al interior de la ciudad), vive durante el siglo XVII un periodo de calma y prosperidad. La ciudad fue víctima de las purgas iconoclastas calvinistas en 1566, de la “Furia Española” en 1572 y de la “Furia inglesa” en 1580. Finalmente en 1585 Alejandro Farnesio recupera la ciudad para la Monarquía Hispánica y se inicia su reconstrucción, destacando las manufacturas de paños y muebles que aún hoy dan fama a la ciudad.

Como testigo de la prosperidad de la ciudad bajo el gobierno de Margarita de Austria podemos admirar su Palacio, actual tribunal de Justicia. Se trata de una construcción a caballo entre la arquitectura doméstica medieval y las nuevas aportaciones del Renacimiento. Margarita de Austria inicia su gobierno en 1507 residiendo en un edificio medieval que resultaba pequeño para la corte, por lo que a partir de 1517 se inicia su ampliación, de la mano del arquitecto Rombout Kelderman II, que se prolongan hasta la muerte de la archiduquesa en 1530. El edificio pasó a propiedad del municipio, que lo vende en 156 al primer arzobispo de Malinas (declara archidiócesis en 1559), y lo compra nuevamente en 1609 para ubicar la sede del Gran Consejo de Malinas hasta 1795, cuando los revolucionarios franceses derogan los privilegios de la ciudad. Entre 1876 y 1885 el arquitecto L. Blomme le realiza una restauración en estilo para darle un aspecto lo más renacentista posible. Todavía hoy sirve como sede al tribunal.
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Exterior
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Detalle de la fachada
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Vistas del patio.

Con el traslado intramuros del Beguinaje de Malinas fue necesario construir nuevas instalaciones para las beguinas, entre las que se incluye una nueva Iglesia dedicada a San Alejo y Santa Catalina. Fue iniciada por el arquitecto jesuita Pieter Huyssens en 1629, continuada por Jacques Francart hasta 1645 y terminada por el arquitecto malinés Lucas Faydherbe. Su interior presenta la planta basilical de tres naves prototípica de las Iglesias de la Contrarreforma. A diferencia de otras Iglesias que hemos comentado, con naves separadas por columnas otorgándoles un aspecto liviano, aquí la separación se hace a partir de arcadas entre pilastras corintias con su entablamento completo, aumentado la masa muraria, y confiriendo un aspecto mucho más italiano, con referencias directas a las separaciones entre naves de las iglesias renacentistas italianas, como Il Gesù de Roma o la propia Basílica de San Pedro. La fachada exterior tiene dos niveles (dórico y corintio sobre pedestales con sus entablamanentos completos) y un ático a modo de edículo con una representación escultórica de Dios Padre. Lucas Faydeherbe fue un arquitecto, pintor y escultor malinés, muy activo en su ciudad. Discípulo de Rubens, esculpió varias esculturas para la Catedral de Malinas, participó en la construcción de la Iglesia del Beguinaje y construyó las Iglesias de Nuestra Señora de Leliëndaal y la Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk. Considerado en su época como un mal arquitecto aportó ciertas innovaciones estructurales, como ahora veremos.

Iglesia del Beguinaje de Malinas. Escorzo de la fachada
Iglesia del Beguinaje de Malinas. Detalle del remate de la fachada
Iglesia del Beguinaje de Malinas. Interior

La Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal era la Iglesia del convento norbertino (premonstratense) y se consta de una sola nave con muros divididos por pilastras jónicas almohadilladas. La iglesia sufrió diversos problemas durante su construcción, derivados de una inadecuada transmisión de cargas y los retrasos en las obras dejaron la fachada inconclusa. El actual acceso es una solución de emergencia: un gran muro de ladrillo cierra la nave; está compuesto por dos niveles de pilastras almohadilladas dóricas bajo corintias y sus entablamentos completos. El tramo central, más ancho, alberga una hornacina con una escultura de la Virgen.

Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal. Fachada
Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal. Interior

La Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk es un popular centro de peregrinación en Malinas, construido en honor a un milagro realizado por la Virgen en el siglo X cuando liberó unos barcos estancados por los sedimentos del río. En 1663 se decide encargar a Lucas Faydherbe la construcción de una nueva Basílica, que destaca sobre todo por su gran cúpula de 15,50 metros de diámetro y 34 metros de altura. La cúpula está situada en el centro de la nave y configura una rotonda que facilita las procesiones. La ausencia de grandes contrafuertes unido al empleo de columnas como medio de separación de las naves y sustento de las bóvedas, hicieron que el arquitecto tuviera que idear un sistema para la transmisión de las cargas que evitara el colapso de la estructura por falta de contrarresto de los esfuerzos horizontales. La solución consistió en unos tirantes de hierro alrededor de la cúpula (que impedían los empujes horizontales) y que fueron ocultos con estucos. La fachada consta de dos niveles, dórico sobre zócalo con su entablamento completo bajo jónico sobre pedestal con su entablamento completo y rematado por un frontón partido. El espacio del pedestal del orden superior se aprovecha para colocar otro frontón partido que da dinamismo a la fachada. La sobriedad de la misma se ve interrumpida por los arcos almohadillados de las puertas de acceso.

Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Fachada
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Vista general
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Rotonda interior
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Altar Mayor
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Interior de la cúpula

Los Jesuitas se establecieron en Malinas en 1580, construyendo una pequeña capilla, inaugurada en 1611, cerca del antiguo Palacio de Margarita de Austria, en esos momentos residencia del Arzobispo. En 1622, tras la canonización de San Francisco Javier, fundador de la Compañía de Jesús, se plantea la construcción de una iglesia más grande. Las obras no se inician hasta 1670 de la mano del arquitecto jesuita Antoon Losson y se pueden dar por finalizadas en 1677, aunque no es consagrada hasta 1694. Tras la abolición de la compañía en 1773 la Iglesia se convierte en Parroquia bajo la advocación de San Pedro y San Pablo. El interior es una planta basilical de 60 por 27 metros, con tres naves separadas por columnas compuestas bajo arcadas, lo que le confiere un aspecto muy diáfano gracias también a la ligereza de las bóvedas. La fachada se compone de un solo orden colosal compuesto con su entablamento completo, partido en el vano central para dar paso al ático, coronado con el monograma de la compañía de Jesús (JHS, Jesús Hombre Salvador). Las tres puertas de acceso son un claro ejemplo de ese manierismo exagerado que caracterizó el clasicismo de los Países Bajos; las puertas laterales son puertas palladianas interrumplidas por almohadillados y rematadas por un trontón triangular y una enorme clave.

Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Contexto urbano
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de la fachada
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de un capitel compuesto
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de una de las puertas laterales
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Interior

En 1835 se construye el ferrocarril Bruselas-Malinas, el primero de la Europa Continental. La primera estación era un edificio sencillo que, por la novedad de la tipología, no satisfacía del todo las necesidades de la misma. En 1888 se construye una nueva estación, siguiendo las pautas del eclecticismo “Beaux Arts” importado de Francia, que destacaba sobre todo la proeza técnica de su gran bóveda metálica, mayor que la de la estación central de Amberes. Lamentablemente, en 1958, en medio de la euforia moderna que caracterizó la Exposición Universal de Bruselas, las autoridades malinesas deciden demoler la estación y construir una nueva siguiendo las pautas del Movimiento Moderno. Desapareció por tanto el edificio ecléctico y su gran bóveda, siendo sustituidos por un conjunto de miserables pérgolas para el apeadero y un anodino bloque moderno para la estación.
Estación de Malinas. Fotografía antigua
Estación de Malinas. Maqueta del edificio de 1888
Estación de Malinas. Estado actual

viernes, 10 de julio de 2009

El clasicismo en Flandes (IV). Lovaina

Lovaina es una ciudad universitaria. Su Universidad Católica fue fundada en 1425 y es una de las más antiguas del mundo. Toda la vida de la ciudad ha girado en torno a la Universidad, por la que pasaron, como docentes o como alumnos, grandes humanistas como Erasmo de Rótterdam, el español Juan Luis Vives, el médico Andrea Vesalio o el cosmógrafo Gerardo Mercator. Además fue un gran centro productor de paños y, desde el siglo XVIII, de cerveza.

El Ayuntamiento de Lovaina es una esbelta construcción gótica que se complementa con el cercano Tafelrond, un edificio neogótico que, como sucedió en Brujas con la bolsa, sustituía a un edificio neoclásico que a su vez sustituyó a otro medieval deteriorado y descuidado.

Ayuntamiento de Lovaina

Tafelrond

Lovaina también tiene su Iglesia de los Jesuitas, San Miguel, construida entre 1650 y 1671 por el Padre Guillermo de Hesius. Al ser unas décadas posterior a las Iglesias de Huyssens, la de San Miguel de Lovaina refleja los cambios en la arquitectura barroca en esos años. El interior sigue un esquema basilical con naves separadas por arcadas sobre columnas jónicas. La fachada está dividida en dos niveles que hacen eco de la distribución espacial interior con un único cuerpo central más elevado, en consonancia con la nave central, unido a los laterales mediante volutas. El nivel inferior es de orden jónico con el entablamento completo y se compone de tres cuerpos separados por pilastras dobles en los extremos y semicolumnas apareadas en el centro. Un frontón partido convive con los pedestales del orden del único cuerpo del segundo nivel, compuesto con su entablamento completo. Sobre éste, un ático flanqueado por jarrones y coronado por un frontón partido alberga un gran escudo de la Compañía de Jesús. Unas bandas horizontales de piedra acentúan el ritmo de la fachada a la vez que crean una tensión horizontal frente a su acusada verticalidad.

San Miguel de Lovaina. Fachada

San Miguel de Lovaina. Interior

El prestigio de la Universidad motivó la construcción de nuevas instalaciones y Colegios Universitarios que, además de acoger a los alumnos, cumplían funciones docentes e investigadoras. Estos edificios resultan muy interesantes por cuanto aúnan las funciones de bibliotecas, residencias, aulas y grandes salas de recepción. Destacan a ese respecto el Colegio Adriano VI, con una fachada de orden colosal compuesto con sus intercolumnios ocupados casi en su totalidad por arcadas; el colegio de la Santísima Trinidad combina las construcciones vernáculas con una portada en orden rústico; y el Gran Salón Universitario, por su armonía a pesar de carecer de un orden arquitectónico definible como tal.

Colegio del Papa Adriano VI. Lovaina

Colegio de la Santístima Trinidad. Lovaina

Gran salón Universitario. Lovaina

Gracias a la Universidad la ciudad no se vio afectada por la decadencia comercial que sufrieron otras ciudades flamencas. El ferrocarril llega a la ciudad en 1837, pero hasta 1875 no se construye la actual estación, que sigue los patrones del eclecticismo “Beaux Arts” importado de Francia. La estación además está precedida por una gran plaza rectangular que da la bienvenida al viajero.

La estación de Lovaina en 1917

La estación de Lovaina en la actualidad

Durante las dos Guerras Mundiales Lovaina sufrió graves destrucciones por parte del ejército alemán. En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, la Biblioteca de la Universidad ardió tras un bombardeo, perdiéndose gran cantidad de manuscritos, mapas y libros impresos, y levantando gran indignación en la comunidad internacional. Como parte del Plan de Socorro a Bélgica, el Gobierno de Estados Unidos decidió regalar a la ciudad un nuevo edificio para su biblioteca, siendo el encargado de realizarlo el arquitecto Withney Warren.

Plaza Ladeuze. Biblioteca de la Universidad de Lovaina.

Warren se documentó cuidadosamente en la arquitectura belga y ofreció una brillante pieza historicista que entronca con la tradición de edificios municipales flamencos. La Biblioteca es un edificio alargado con una arcada de once vanos en planta baja que se corresponden con sendos ventanales en planta primera, combinando magistralmente piedra blanca y ladrillo. Ocupando los tres vanos centrales se destaca el acceso con semicolumnas jónicas en el primer nivel rematado por un gran gablete con dos niveles de órdenes, corintio y compuesto, que se van estrechando y vinculándose con el anterior mediante volutas. Acompaña a la biblioteca un gran campanario que recoge también la influencia vernácula y clásica. A pesar de la rápida reconstrucción en la Segunda Guerra Mundial fue nuevamente destruida por el fuego cruzado entre británicos y alemanes, pero afortunadamente reconstruida donde estaba y como era.

Biblioteca de la Univerdidad de Lovaina. Detalle del gablete


Nuevo Museo Municipal de Lovaina. Sobre un pórtico dórico se anexa el volumen moderno, ofreciendo una solución de compromiso dentro del centro histórico.

lunes, 6 de julio de 2009

El Clasicismo en Flandes (III). Brujas

La horizontalidad de los Países Bajos, unido a sus caudalosos ríos, favorecieron la presencia de enclaves comerciales desde época prerromana, que evolucionaron hasta puertos fluviales durante la Edad Media. Brujas fue el primero de ellos, entrando incluso a formar parte de la prestigiosa Liga Hanseática en el siglo XII. La Baja Edad Media fue el periodo de mayor prosperidad de la ciudad, cumpliendo las veces de nodo entre las rutas comerciales mediterráneas y las bálticas. Durante el siglo XV la ciudad fue sede de la corte de los Duques de Borgoña, lo que atrajo a artistas, banqueros y personalidades relevantes de toda Europa a la vez que se formaba una pujante industria de paños. A finales del siglo XV Brujas tenía unos 200000 habitantes. Pero a principios del siglo XVI el Zwin, el canal que comunicaba la ciudad con el mar, había acumulado demasiados sedimentos y se volvió inservible para la navegación, hecho que marca el fin de la prosperidad de Brujas, que cede el relevo a Amberes.

Pero la ruina de Brujas ha sido lo que ha preservado a esta ciudad de reformas posteriores y lo que le ha dado fama durante el siglo XX como pintoresca ciudad con interesantes ejemplos de arquitectura doméstica medieval además de algunos edificios del periodo clasicista que a nosotros nos interesa.

El arquitecto Pieter Huyssens también construyó entre 1619 y 1642 una Iglesia para los Jesuitas en Brujas, Santa Walburga, sobre una iglesia anterior románica. Al igual que la Iglesia de los Jesuitas de Amberes repite el esquema de planta basilical de tres naves separadas por columnas toscanas. La fachada es quizá la más romana de las realizadas por el arquitecto, con claras similitudes a la Iglesia de Santa Susana en Roma de Carlo Maderno. Se divide esta en dos niveles, el central más elevado en correspondencia con la nave central; el nivel inferior es corintio con su entablamento completo sobre zócalo, con columnas adosadas en el cuerpo central y pilastras dobles en los laterales. El superior es de orden compuesto sobre pedestal (para permitir verlo desde cualquier punto sin que el entablamento del nivel inferior lo oculte); ocupa un solo cuerpo con columnas adosadas y rematado por un frontón partido. Ambos niveles se enlazan mediante volutas.

Santa Walburga. Fachada

Santa Walburga. Interior

Cerca de la antigua Catedral de Brujas (San Donato, demolida entre 1799 y 1815) se alza el Palacio Episcopal, un edificio contundente que expresa a la perfección el triunfo de la Contrarreforma. Construido por el arquitecto Cornelius Verhouven, es un edificio compacto, de una sola crujía y dos plantas que se corresponden con dos niveles de órdenes arquitectónicos: jónico sobre zócalo en planta baja, con el entablamento completo, y compuesto en planta primera, sobre pedestal y rematado por balaustres sobre el entablamento completo. Las ventanas ocupan prácticamente todo el intercolumnio, como adaptación de la arquitectura vernácula al clasicismo, lo que da al edificio un aspecto muy ligero. Además hay un marcado contraste entre el azul de la estructura portante de las columnas y el amarillo del cerramiento. Una gran portada rematada por la Verdad, la Caridad y la Justicia, es el acceso principal al edificio, complementado en el otro extremo por una portada similar sin remate añadida a principios del siglo XX para dar más regularidad al edificio.

Palacio Episcopal de Brujas. Vista general
Palacio Episcopal de Brujas. Detalle de la portada
El Palacio en una foto de principios del siglo XX

El triunfo de la reforma anglicana en Inglaterra provocó la emigración de muchos católicos ingleses a Francia y Flandes. En 1629 se funda el Convento Inglés para la acogida de los católicos ingleses perseguidos. El convento creció poco a poco y llega a su forma actual en el siglo XVIII, cuando el arquitecto Henry Pulinx construye la Iglesia. La fachada, actualmente cegada (sólo se puede acceder desde el interior del convento) está flanqueada por pilastras compuestas pareadas sobre zócalo con un entablamento completo rematado por un frontón curvo. El entablamento está partido para permitir un arco que ilumina el interior. Se trata de un ejemplo del palladianismo inglés en un momento en el que Europa continental se dejaba seducir por las extravagancias del rococó.

Convento Inglés. Fachada

Convento Inglés. Detalle de la fachada

En la misma Plaza del Burgo, rodeado de edificios góticos y neogóticos entre los que hay que destacar la Basílica de la Santa Sangre, se erige el Landhuis (Tribunal), sobria construcción de 1726, obra del Arquitecto Jan van der Crayce. Es de planta cuadrangular distribuida en torno a un patio con un gran acceso a través de un pórtico dórico.

Tribunal de Brujas. Exterior

Tribunal de Brujas. Interior

En 1745 se decide trasladar el mercado del pescado desde Grotte Markt al norte de la ciudad. El mercado permaneció al aire libre hasta 1821 cuando el arquitecto Jean Robert Colloigne construye unos pórticos para albergar los puestos, dando lugar a un bello ejemplo de arquitectura civil neoclásica. Los pórticos de columnas toscanas sin pedestal, rodean toda la plaza y un gran arco de medio punto da paso al patio interior, en cuyo centro hay una fuente rematada por un obelisco.

Vismarkt (Mercado del pescado). Acceso

Vismarkt. Plaza interior

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Vismarkt. Lateral

La Bolsa de Brujas era un gran edificio cubierto gótico que perdió su razón de ser con la decadencia comercial de Brujas. La falta de mantenimiento hizo que se demoliera a finales del siglo XVIII y fuera sustituido por un gran edificio neoclásico que en 1887 fue sustituido por un edificio neogótico dentro de los programas generales de restauración en estilo de las ciudades históricas y que en Brujas dio ejemplos muy interesantes.

Vista de la Plaza en el siglo XIX. A la izquierda el Tribunal antes de la reforma neogótica

El Tribunal en la actualidad

Por último, a caballo entre la arquitectura doméstica y la religiosa está una tipología típicamente flamenca, los Beguinajes. Las beguinas eran mujeres que vivían juntas para llevar una vida religiosa sin pertenecer a ninguna orden. Este ejemplo era relativamente común en toda la cristiandad, si bien solían ser la fase previa a la fundación de un convento, pero en el caso flamenco los beguinajes permanecieron hasta el siglo XIX. El de Brujas se compone de una treintena de casas distribuidas en torno a un patio central y presididas por una iglesia. Está completamente rodeado de muros y se accede por dos grande puertas construidas en el siglo XVIII. Actualmente está ocupado por una comunidad de benedictinas y su visita ofrece unos momentos de paz y tranquilidad en la ya pacífica y tranquila ciudad de Brujas.