Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectos. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de febrero de 2014

El clasicismo vuelve a Londres: Edificio de viviendas en Mayfair


Edificio de viviendas en Mayfair, Londres
Estudio: Stanhope Gate Architecture, Londres.
Alireza Sagharchi, Director
Simon Lilley, Director Asociado
Ewa Pujszo, Proyectista Asociada
Roman Stuller, Asistente de Arquitectura
Pawel Wiecek, Asistente de Arquitectura


Acuarelas: Chris Draper

Infografías: Nabeel Shehadah

Cliente: C Group Developments & McLaren Property.

Project Manager y Consultores de presupuesto: STACE LLP

Ingeniero de estructuras: BWB Consultancy

Ingenieros Mecánicos y Eléctricos: KUT Partnership

Interiorismo: Lawson Robb

-o0o-o0o-o0o-

La ciudad de Londres fue, desde el pavoroso incendio de 1666 hasta los destructores efectos de los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, un exponente del buen hacer del clasicismo y de la variedad de su léxico, el cual evolucionó y se adaptó a las necesidades d tiempo sin perder su esencia y sus principios tal y como si de un lenguaje se tratara. Esta continuidad quedó rota tras el Blitz, cuando la reconstrucción de la ciudad quedó acaparada en exclusiva por el Movimiento Moderno. Lo que en principio surgió como una necesidad, pronto se convirtió en una obligación, y la arquitectura moderna se impuso no sólo sobre los solares afectados por los bombardeos, sino en todos aquellos que sufrieron de la especulación en la que pronto degeneraron los otrora prístinos principios de los arquitectos modernos. En el mejor de los casos, las elegantes mansiones georgianas y victorianas de los distritos residenciales de la “City” y el “West End” acabaron reconvertidas en oficinas y compartiendo su espacio urbano con nuevos y anómicos bloques de acero y vidrio. 

Sin embargo, recientes cambios en la política residencial de Londres están provocando que muchos de estos edificios de oficinas, ya sean reconvertidos o de nueva planta, recuperen su uso original. En ocasiones, esta recuperación del uso original va acompañada de una recuperación de la esencia clásica del edificio. La arquitectura clásica permite una versatilidad léxica tal que no es necesario acudir a reconstrucciones arqueológicas o historicistas del tipo “donde estaba y como era” sino que por sí mismo es capaz de dar continuidad efectiva al tejido urbano histórico sin incurrir en las violentas imposiciones formales que introdujo el Movimiento Moderno. Este es el caso del edificio de viviendas en Mayfair que traemos a colación, proyecto del arquitecto Alireza Sagharchi. 

Contexto histórico. 

El edificio propuesto sustituye a un bloque de los años 30, si bien con anterioridad el solar acogió un edificio de mediados del siglo XVIII que superaba en escala y detalle a sus vecinos. Es por ello que la Oficina de Planeamiento de Westminster aceptó la propuesta de crear un edificio que tuviera a la vez un carácter único y continuara la tradición georgiana de sus vecinos. Esta intervención clásica es la primera de su género en décadas y se integra armoniosamente con las propiedades históricas adyacentes a la vez que mantiene una identidad propia como actuación moderna realzando el carácter del Área de Conservación de Mayfair. Este área de conservación se caracteriza por una malla ortogonal de manzanas orientadas conforme los puntos cardinales, con edificios ocupando su perímetro y permitiendo, originalmente, grandes patios interiores. Muchos de estos edificios son de época georgiana y conforman fachadas continuas que definen el carácter de las calles y plazas. Alrededor de Grosvenor Square se pueden encontrar grandes mansiones y al sur de la misma se levanta el moderno edificio de la embajada de Estados Unidos, obra del arquitecto Eero Saarinen. 

El primer edificio en ocupar el solar data de 1725, obra del arquitecto y estuquista Edward Sheppard y que fue descrito como “una mansión noble y magnífica con una fachada de piedra”. En 1771 Robert Adam recibió el encargo de reconstruir el edificio, aunque parece que sus diseños no terminaron de convencer a su cliente, una tal Elizabeth Wedell, quien finalmente acabó encargando la obra a Samuel Wyatt, dándose inicio a las mismas en 1787. 

Alzado del edificio original del siglo XVIII

El edificio actual data de 1936 y es obra de Prestige & Co con proyecto de William Edward Masters. Inicialmente concebido como una gran casa familiar, el edificio fue subdivido en apartamentos menores a principios de la década de 1960, probablemente debido a daños por el Blitz, y nuevamente alterado en 1977. 

Estado actual

Proyecto

El programa prevé la demolición del edificio existente y la nueva ocupación del solar con un edificio de apartamentos de tamaño familiar con área de esparcimiento privada. El carácter clásico del edificio se integra armoniosamente con los edificios georgianos aledaños, a la vez que mantiene una identidad única como edificio sostenible de gran calidad que contribuye positivamente al área de conservación. 

Infografía con el edificio propuesto en su emplazamiento real. 

El edificio original del siglo XVIII superaba a sus vecinos en escala y detalle, con un gran frontón en piedra y una arcada en planta baja que le conferían una identidad propia alterando el ritmo horizontal de la fachada urbana. Durante las consultas previas en la Oficina de Planeamiento y Conservación de Westminster se acordó que el nuevo edificio también debería poseer un carácter único a la vez que se integraba con sus vecinos. 

Se consideraron varias opciones, todas ellas con una composición centralizada pero variando el número de huecos. De todas ellas, la de tres huecos parecía la más apropiada para este contexto. Comoquiera que la fachada frontal es más ancha de lo habitual para una división en tres huecos, se ha definido un volumen central más estrecho que el ancho de medianera que sobresale ligeramente hacia la calle. 

 
 
Bocetos del arquitecto con diferentes disposiciones de huecos de fachada. 

Materiales y detalles arquitectónicos y constructivos. 

La fachada será construida en mampostería resistente tradicional, con una hoja exterior de piedra natural de Portland de máxima calidad y juntas de mortero de cal, y una interior de fábrica de ladrillo. Las juntas y detalles de cantería se cuidarán al máximo. Estos detalles incluyen una planta baja rusticada, un balcón corrido sobre modillones con rejería metálica, jambas y entablamento en las ventanas, y un frontón abierto rematado por una acrótera. Todos los elementos se han diseñado usando los métodos clásicos de proporción. 

Alzado del edificio propuesto

-o0o-o0o-o0o-

Para saber más: 

domingo, 7 de octubre de 2012

Premio Rafael Manzano Martos




El Premio Rafael Manzano Martos de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos
con el apoyo de:

Fundación Mapfre
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame

El Premio Rafael Manzano Martos ha sido posible gracias a la generosa aportación de The Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust.


El Premio Rafael Manzano Martos de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos, convocado por la Richard H. Driehaus Charitable Trust y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos), tiene como fin difundir los valores de la arquitectura clásica y tradicional, tanto en la restauración de monumentos y conjuntos urbanos de valor histórico-artístico como en la realización de obras de nueva planta capaces de integrarse armónicamente en dichos conjuntos.

El Premio está dotado con 50.000 euros y una medalla conmemorativa y se entregará por vez primera el 16 de octubre de 2012 en un acto solemne en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).

En esta primera edición el Jurado ha decidido otorgar este Premio al arquitecto Leopoldo Gil Cornet por las obras de restauración de la Real Colegiata de Roncesvalles (Navarra), realizadas entre 1982 y 2012.

Rafael Manzano Martos
Rafael Manzano Martos, arquitecto, académico y profesor de Historia de la Arquitectura, ha dedicado su vida al estudio del Clasicismo, tanto en Occidente como en el mundo islámico, restaurando múltiples monumentos en España y realizando una arquitectura que, dentro de la modernidad impuesta por nuestro tiempo, no ha renunciado nunca a los valores del legado clásico.

Como defensor de los mencionados valores, Rafael Manzano Martos fue ganador del Octavo Premio Richard H. Driehaus de Arquitectura Clásica, concedido en los Estados Unidos en el año 2010 y promovido por el gran mecenas norteamericano Richard H. Driehaus a través de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame de Indianápolis. Este premio está considerado como uno de los reconocimientos más importantes del mundo a una trayectoria profesional vinculada a la Arquitectura Clásica y la Restauración.

Coincidiendo con la entrega del mencionado premio en los Estados Unidos, Richard H. Driehaus anunció la creación de un nuevo premio en España en defensa del patrimonio urbanístico español y de las tradiciones arquitectónicas españolas: el Premio Rafael Manzano Martos de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos.


The Richard H. Driehaus Prize

El Richard H. Driehaus Prize se otorga anualmente en la Universidad de Notre Dame a un arquitecto vivo cuyo dominio de los principios de la arquitectura y el urbanismo tradicionales o clásicos haya producido obras construidas sobresalientes por su extraordinario diseño y sus cualidades sociales y medioambientales. 

Junto con el Richard H. Driehaus Prize cada año se entrega el Henry Hope Reed Award a individuos ajenos a la práctica arquitectónica que hayan contribuido de forma significativa al apoyo de la preservación y el crecimiento de la ciudad tradicional. 

El programa del Driehaus Prize está  concebido para constituir una parte integral de la vida académica de la Escuela de Arquitectura  de Notre Dame. Los premiados dan conferencias en ella y celebran encuentros informales con los alumnos en el campus. 

“Belleza, armonía y contexto son los rasgos distintivos de la arquitectura clásica, que, por consiguiente, sirve a las comunidades, realza las cualidades de nuestro entorno compartido y desarrolla soluciones sostenibles a través de los materiales y técnicas tradicionales", dice Richard H. Driehaus, el filántropo de Chicago que ha establecido el Richard H. Driehaus Prize de 200.000$ en la Universidad de Notre Dame para honrar a aquellos arquitectos vivos cuya obra encarne estos principios dentro de la sociedad contemporánea. 

El Driehaus Prize ha sido concedido anualmente desde 2003 a arquitectos representativos de las diversas tradiciones clásicas y cuyo impacto artístico refleje su compromiso con la conservación de la cultura y el medio ambiente. 

La Arquitectura Clásica y el Urbanismo Tradicional representan las máximas aspiraciones de una cultura. Los ideales intemporales que han pervivido durante siglos se están convirtiendo en algo cada vez más esencial para la conservación de nuestro Patrimonio Cultural y para la protección no sólo de nuestros recursos económicos y medioambientales, sino también del sentido de continuidad y de identidad que mantiene a las comunidades. La Arquitectura Clásica es sostenible por definición y el diseño urbano tradicional favorece la creación de medios apropiados para que la gente pueda reunirse para desarrollar su vida, su trabajo o sus ritos.

Los ganadores del Premio hasta el momento han sido: Léon Krier, Demetri Porphyrios, Quinlan Terry, Allan Greenberg, Jaquelin T. Robertson, Elizabeth Plater-Zyberk and Andres Duany, Abdel-Wahed El-Wakil, Rafael Manzano Martos, Robert A.M. Stern  y Michael Graves.

Su obra abarca distintas culturas y continentes, convirtiendo al Driehaus Prize en un foro para el diálogo sobre la diversidad de las tradiciones arquitectónicas, entendidas éstas, sin embargo, como parte de un continuo que conecta comunidades, sostiene el tejido social y nos une a todos. 

Como afirma Michael Lykoudis, Presidente del jurado del Driehaus Prize y Francis and Kathleen Rooney Dean de la Universidad de Notre Dame School of Architecture: “Dentro del cuerpo de obras ganadoras del Driehaus Prize etas ideas conforman una realidad incluso mayor y más importante sobre la experiencia humana: que el desarrollo  de una cultura o una comunidad no tiene por qué tener lugar a expensas de su historia y de sus valores establecidos. 



jueves, 5 de abril de 2012

miércoles, 4 de abril de 2012

La basílica teresiana de Alba de Tormes. Análisis estructural (V)



Conclusión 

El tipo estructural al que pertenece la basílica teresiana se corresponde con el más habitual observado tanto en la meseta castellana como en las catedrales francesas. El arquitecto en su memoria únicamente hace referencia de pasada a las catedrales de Salamanca y Segovia cuando justifica el gótico como el estilo elegido para la construcción de la basílica (1). Las referencias directas al gótico castellano se limitan a elementos ornamentales y funcionales (como el nártex con sotocoro) ya que el examen visual y estilístico de las láminas del proyecto no nos revela ninguna influencia directa de alguna catedral española. El proyecto tiene ciertas similitudes, salvando la escala, con otras obras neogóticas del autor en Madrid, como la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, construida en 1892. De esta forma el arquitecto se aparta de una interpretación mimética e historicista del gótico y se aproxima al neogótico de influencia francesa que tanto éxito tuvo en la época. 

Al aplicar el análisis estructural de la Dr. Cassinello a la basílica teresiana nos encontramos con que el arquitecto, al emular los modelos franceses y por extensión a los castellanos de influencia francesa, siguió la estela de racionalidad sísmica en el diseño estructural que iniciaron los constructores góticos a partir de su experiencia constructiva. La obra del arquitecto Repullés y Vargas está circunscrita al ámbito de la meseta central y el diseño de esta obra neogótica, de haberse construido tal cual se proyectó, habría podido responder bien a un hipotético caso de sismo. Precisamente por la acotada geografía profesional de este arquitecto, desconocemos si habría sido capaz de aplicar los criterios de racionalidad sísmica en zonas de mayor peligrosidad como el levante español, pues el peso de los modelos franceses era considerable en la época y desplazaba el estudio de las propias estructuras locales. 

-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-

(1) Repullés y Vargas, E. M. Proyecto de Basílica a Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes. Imprenta de Calatrava. Salamanca, 1900. La fundación cultural SantaTeresa ha publicado un facsímil de este documento, con prólogo de Jose Luis Gutiérrez Robledo. También es posible su consultaelectrónica a través de la Biblioteca Digital de Castilla y León.

martes, 3 de abril de 2012

La basílica teresiana de Alba de Tormes. Análisis estructural (IV)



Análisis estructural 

La meticulosidad del análisis estructural del arquitecto Repullés y Vargas no incide sin embargo en el aspecto de la estabilidad ante sismo, aunque en su época ésta no estaba lo suficientemente desarrollada y mucho menos para grandes edificios de piedra que se suponían eternos. Sin embargo, las catedrales góticas españolas ofrecen unos criterios de racionalidad sísmica que pueden justificar su morfología. La Dr. Arq. M. J. Cassinello Plaza ha elaborado una serie de estudios sobre racionalidad sísmica que la han llevado a establecer una clasificación en cuanto a tipos estructurales de los esqueletos pétreos de las catedrales góticas españolas. 

Esta clasificación incide en un aspecto no tenido en cuenta hasta el momento, como la presencia de enjutas. Si este factor se superpone sobre un mapa de peligrosidad sísmica, se obtienen dos tipos fundamentales de catedral (1), que a su vez se subdividen en otros cuatro que dependen de la morfología del templo: presencia de contrafuertes interiores o exteriores, número de naves y relación de alturas entre las mismas (2). 

Atendiendo a esos factores, la estructura proyectada por el arquitecto Repullés y Vargas se correspondería con el tipo A-II (3): Se observan arcos levemente enjutados sólo en el perímetro y el crucero, tres naves con la central de mayor altura que las laterales y existen contrafuertes exteriores y arbotantes. Algunas partes de la girola y capillas radiales, al no tener arbotantes, podrían incluirse en el A-I.

-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-

(1) Enjutamiento tipo A (sólo están enjutados los arcos formeros y fajones del crucero y los de las naves extremas de la catedral) y tipo B (todos los arcos formeros y fajones sobre los que se desarrollan las bóvedas de la catedral están enjutados). Ver: CASSINELLO PLAZA, M. J. Influencia de los terremotos históricos en lascatedrales góticas españolas. Annali di arquitectura nº 17, 2005. p. 15. 

(2) CASSINELLO PLAZA, M. J. Trazados y estabilidad en la arquitecturagótica. Cuadernos INTEMAC nº 53, 2004. p. 33. 

(3) “Este 'tipo' cuenta con tres naves de diferente altura, dobles arbotantes para canalizar empujes de bóvedas, cubierta y viento, contrafuertes exteriores y cubierta inclinada ejecutada sobre cerchas de madera de pronunciada pendiente. Las naves laterales se ubican entre los pilares que delimitan la nave central y el inicio del canto de los contrafuertes exteriores, de esta forma arriostran los contrafuertes y reducen su esbeltez frente a pandeo, desde la cota del nacimiento hasta el nivel del suelo”. CASSINELLO PLAZA, M. J. Ibid. p. 33.

lunes, 2 de abril de 2012

La basílica teresiana de Alba de Tormes. Análisis estructural (III)


Descripción del proyecto. 

En una memoria publicada en 1900 (1), el arquitecto describe pormenorizadamente el proyecto y es un documento indispensable para entender el compromiso estructural que el arquitecto mantiene con el gótico en esta basílica. 

El documento se estructura en dos partes: una memoria descriptiva y una serie de planos. A su vez, la memoria descriptiva se estructura en una introducción, seis capítulos (2) y una conclusión. De la primera parte los capítulos más interesantes para nuestro estudio son el de la descripción del proyecto, su construcción y su memoria. La parte gráfica además contiene un interesante estudio sobre la estabilidad de un tramo de la basílica siguiendo trazados geométricos. 

Como vimos en la introducción histórica, el nuevo edificio se plantea como ampliación del templo existente en el Convento de la Encarnación; al ser una orden de clausura, el arquitecto organiza los espacios de veneración de las reliquias de forma que las monjas, sus custodios, puedan acceder a ellos sin abandonar el espacio de clausura. El solar se ubica en los límites históricos de Alba de Tormes, en un punto de topografía en pendiente que une la trama urbana con el río, por lo que éste fue el primer escollo que debió salvar el arquitecto, quien decide nivelar el terreno seis metros para facilitar el acceso desde el pueblo. 

El arquitecto proyectó en planta una basílica de tres naves con capillas laterales, girola que rodea la nave central y una capilla absidal en forma de octógono para la exposición de las reliquias. El crucero estaría rematado por una aguja, que se vería complementada por otras de menor tamaño situadas sobre torres repartidas por todo el perímetro del edificio. A lo largo de esta parte de la memoria el arquitecto se muestra plenamente consciente del comportamiento estructural del edificio y, al igual que el gótico medieval, las decisiones estéticas derivan de necesidades estructurales. 

La nave principal está dividida en siete tramos, el primero y el segundo de los cuales responden al modelo tradicional castellano de nártex con sotacoro. La altura de esta nave y la del crucero es mayor que la de las naves laterales; las capillas adosadas a lo largo de las mismas tienen menor altura aún. El arquitecto justifica esta gradación de alturas para poder colocar una galería o triforio sobre las naves laterales de forma que faciliten los recorridos procesionales y de peregrinaje. El presbiterio ocupa otros tres tramos y la girola siguen el mismo sistema. El autor justifica la presencia de las torres del crucero y de la fachada principal de acuerdo a criterios funcionales como facilitar los accesos al triforio (crucero) y coro y campanarios (fachada principal) (3). 

Antes de finalizar esta parte de la memoria, el autor da un par de datos significativos sobre la morfología estructural de la basílica que nos serán de utilidad a la hora de analizar la estructura de acuerdo a los avances más recientes: “arco apuntado al tercio”, “división de los pilares en tantas columnillas como nervios de bóvedas sustenta cada uno” y ventanales “generados a partir de la unión de los huecos del triforio, constituyendo ambos un solo y amplio vano” (4). 

La siguiente parte de la memoria es la dedicada a la descripción de sus materiales y elementos constructivos (5). Desde un primer momento, el arquitecto rechaza el empleo del hierro y el acero por considerarlos modernos y poco adecuados para la calidad de la obra que estaba proyectando. Toda la estructura sería construida en piedra arenisca de Villamayor, mientras que la cimentación y el zócalo serían construidos en granito de Alba de Tormes. El arquitecto olvida su negativa a emplear materiales modernos a la hora de realizar la cimentación, donde sí accede a emplear hormigón y mortero hidraúlico acompañando a los sillares de granito. Nuevamente volverá a emplear materiales modernos en zonas “ocultas” como la estructura de la cubierta sobre las bóvedas, construida en acero. No obstante, al final de esta parte de la memoria el arquitecto deja la puerta abierta al empleo de nuevos materiales conforme su estudio avance. Hay que tener en cuenta por un lado que los estudios sobre hormigón eran muy recientes en ese momento, la dificultad de producirlo en una España todavía industrialmente atrasada y por último el rechazo de los arquitectos de la época a mostrar esos materiales en un lugar visible, pero su total asimilación cuando no lo era. 

Sobre las bóvedas, el arquitecto da poca información sobre su proceso constructivo, dando por sentado que la mayoría de sus lectores, y de los constructores de la época, eran capaces de entender su funcionamiento y construirlas. Únicamente se detiene a explicar el procedimiento usado para reducir las plementerías en las partes de la basílica con una geometría más compleja, como son la capilla octogonal, los ábsides de los laterales del crucero y el presbiterio y las bóvedas de la girola. No obstante, esta explicación se limita a despiezar mediante nervios la geometría de estos elementos en triángulos de forma que la carga de las plementerías quede uniformemente repartida entre los nervios. 

Los empujes quedan garantizados por un sistema de arbotantes que sigue los principios generales del trazado de estas estructuras (sin que el autor entre en más detalles), si bien indica una serie de zonas que, por su propia configuración espacial (girola), no podrían acogerlos, en cuyo caso se limita a regruesar los contrafuertes. 

Por último, el capítulo de la memoria es todo un pequeño tratado de estabilidad y equilibrio en la arquitectura gótica, si bien por razones de espacio y de ligereza del texto, únicamente se publica el estudio de un tramo genérico. Este análisis estructural empieza calculando las masas que soporta cada pilar en cada encuentro (cubiertas, nervios y plementerías); tras esto determina geométricamente la estabilidad de los arcos (tomando como ejemplo uno de los nervios diagonales de la nave central) lo cual a su vez le permite establecer el espesor de las bóvedas y el peso de dovelas y clave, y a los que hay que sumar la plementería para considerar la totalidad de su resistencia. Una vez determinadas todas estas cargas horizontales y verticales las traslada a la sección transversal del tramo elegido para el análisis, de forma que sus resultantes son las que determinan la dimensiones de los elementos (pilares, contrafuertes y arbotantes) (6). Todos estos cálculos van complementados con tablas y estudios gráficos de la estabilidad y cargas del tramo analizado, de forma que se puedan hacer extrapolables al resto del edificio. 

-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-

(1) Repullés y Vargas, E. M. Proyecto de Basílica a Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes. Imprenta de Calatrava. Salamanca, 1900. La fundación cultural Santa Teresa ha publicado un facsímil de este documento, con prólogo de Jose Luis Gutiérrez Robledo. También es posible su consulta electrónica a través de la Biblioteca Digital de Castilla y León

(2) 1.- Historia del edificio actual. 2.- Estudios preliminares. 3.- Descripción del nuevo templo. 4.- Construcción del edificio. 5.- Estabilidad de la construcción. Repullés y Vargas, E. M. Ibid. p. 5. 

(3) “La longitud de la fachada principal es de 25 metros y la de cada una de las laterales de 44 metros hasta la nave del crucero, teniendo los ábsides de éste 13 metros de diámetro, siguiendo luego 20 metros en la capilla mayor y 15 de la girola (…). 

El ancho de la nave principal en luces, o sea de pilar a pilar, es de 9,50 m y de 12 metros entre los ejes de pilares; las naves laterales tienen 4 metros de ancho y el fondo de las capillas es de 4,50 metros. 

Cada tramo tiene 6 metros, también entre ejes, excepto los contiguos al crucero en los cuales, con motivo del mayor diámetro de los cuatro pilares que sustentan los arcos torales y el cimborrio, y con objeto de regularizarla planta y de no alterar las luces de los arcos correspondientes a las naves laterales, se ha añadido a dicha dimensión el exceso del radio del referido pilar sobre el de los restantes. 

Desde la rasante del templo la altura exterior de las capillas es de 9,50 metros sin contar la balaustrada; la de las naves laterales de 12,57 metros y la de la principal de 28 metros. 

Las torres de la fachada principal miden 36 metros de altura; las cuatro equidistantes del cuerpo de luces del crucero 39,50 metros hasta su cornisa y 52,56 metros hasta el vértice del chapitel. La elevación del cimborrio es de 45 metros en el arranque de la flecha y de 40 metros más hasta los pies de la estatua de la Santa, cuya altura es de 6,50 metros. 

Las elevaciones interiores son las siguientes: pilares de la nave principal 18 metros; hasta las claves de las bóvedas de la misma 27 metros; pilares y claves de las naves laterales 8 metros y 11 metros respectivamente, y altura máxima de las capillas 8,50 metros. Finalmente, la bóveda que cubre el cimborrio está a 46 metros sobre el pavimento del templo.” 



sábado, 31 de marzo de 2012

La basílica teresiana de Alba de Tormes. Análisis estructural (I)

Portada del primer número de la revista "La Basílica Teresiana". Octubre de 1897. Fuente: Biblioteca virtual de prensa histórica. 

Introducción histórica 

En España, por la particularidad histórica que supuso la reconquista, la producción artística medieval es muy diferente a la del resto de Europa. La continuidad del arte visigodo como elemento autóctono, el islámico en el sur y la francesa a través del Camino de Santiago, se mezclan para crear un arte propio, genuinamente hispánico a pesar de las influencias. 

A medida que avanzaba la Reconquista, también avanzaban las nuevas tendencias artísticas. De esta forma se puede decir que la influencia de la arquitectura románica llega hasta aproximadamente el río Tajo, a partir del cual las formas empiezan a ser góticas o gótico-mudéjares. El gótico llega hasta el sur de España, si bien lo dilatado de la Reconquista hace que en gran parte de Andalucía escaseen las arquitecturas medievales y predominen las Renacentistas y Barrocas. 

Es por todo esto que, cuando en el siglo XIX se genera el debate entre neogótico y neoclasicismo que desembocará en la era ecléctica, tanto España como Portugal e Italia se quedan al margen (en el caso italiano por el escaso peso del gótico en unas tierras donde la arquitectura romana no perdió del todo su influencia) y continúan con el academicismo neoclásico hasta bien entrado el siglo XIX. 

Metida de lleno en la crisis de los eclecticismos, España desarrollará varios regionalismos donde la componente mudéjar y plateresca tiene cierta importancia. Ni el neogótico ni el neorrománico tienen especial aceptación en nuestro país, lo que no quita que sus escasos ejemplos no sean interesantes. Quizá el edificio neogótico más interesante de España sea el proyecto del Marqués de Cubas para la Catedral de la Almudena en Madrid, inmensa mole que partiendo de los escritos de Eugéne-Emmanuel Viollet-le-Duc pretendía ser más gótica que el gótico mismo. El único edificio neogótico comparable a la flamante nueva catedral de Madrid es la Basílica Teresiana en la localidad salmantina de Alba de Tormes. 

Esta basílica fue proyectada por el Arquitecto Enrique María Repullés y Vargas en 1896. Aunque en esa época el uso del acero y el vidrio era habitual en la arquitectura, y estaban empezando a construirse los primeros edificios en hormigón armado, el arquitecto decide que la basílica sea construida enteramente en piedra siguiendo además patrones de trazado medievales, cuyos fundamentos habían sido estudiados a lo largo de todo el siglo XIX. Frente a muchos edificios neogóticos de la época que únicamente empleaban el repertorio medieval como carcasa decorativa, el arquitecto proyecta un edificio estructuralmente sincero con la época en la que se inspira. Este trabajo tiene por objetivo analizar la estructura de la Basílica de acuerdo a los avances más recientes en esqueletos pétreos de catedrales góticas.

martes, 15 de febrero de 2011

El Valle de los Caídos en "Informes de la Construcción" (VI)

Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.

-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-

Cálculo y ensayos de la Cruz del Valle de los Caídos.

Es difícil poder encontrar construcciones que sirvan de precedente para la Cruz de los Caídos, pues para que puedan ser comparables han de reunir conjuntamente una serle de condiciones que en ningún caso se dan en una misma construcción. Si tuviéramos que definir las características de esta comparación, tendríamos que definir la Cruz como un monumento de 150 metros de altura, con dimensiones de torre, paramentos sin huecos, y fábrica mixta de piedra y hormigón.

Dimensiones generales de la cruz

El primer precedente en la historia de la Humanidad seria la Torre de Babel, si de ella conociéramos algún dato cierto;pero en su ausencia hemos de considerar como primer precedente las Pirámides de Egipto: de 146 metros la de Keops, y de 143 la de Kefren. Sin embargo, y aunque tengan aproximadamente la misma altura que la Cruz, su forma piramidal no admite término alguno de comparación desde el punto de vista estático, ni aún constructivo.

Si nos fijamos en los edificios urbanos, sabemos que hay muchos de altura superior a los 100 metros, culminando en el Empire State Building, que tiene 237 metros. Sin embargo, la forma de estos edificios, también sensiblemente piramidal, hace difícil la comparación, pues a efectos de resistencia en nada se parece al mástil que en definitiva es la Cruz. Está proyectado un edificio, el palacio del Soviet de Moscú, de 419 metros de altura, y en el cual sus últimos 100 metros serian una gigantesca estatua de Lenin.

Si de los edificios pasamos al campo de los monumentos o de las torres, difícilmente sobrepasamos la altura de los 100 metros, ni en la época romana (torre de Hércules en La Coruña, 66 metros), ni en las catedrales góticas (catedral de Colonia, 82 metros), ni en la época actual (Estatua de la Libertad, 92 metros; Monumento a los héroes de la Marina Alemana en Laboe, Kiel, de 85 metros). Solamente dos monumentos sobrepasan esta altura: uno es la Torre Eiffel de París, la cual, aparte de acercarse más al sólido de igual resistencia en su contorno exterior, es una estructura metálica calada, y fuera de comparación, por tanto, con nuestro caso, y el otro es el Washington National Monument. Este monumento es, sin duda, el más parecido a la Cruz, tanto en altura, que es de 169 metros, como en dimensiones, que son bastante semejantes; lleva interiormente una estructura metálica recubierta con mampostería, mármol o granito; pero le falta todavía para poder compararse con la Cruz de los Caídos, los brazos; éstos, a 120 metros de la base, tienen 47 de envergadura.

Si buscamos directamente en los monumentos iguales, es decir, cruces, nos encontramos con que la de mayor altura es la de Los Andes; pero como no llega a los 50 metros de altura, tampoco es susceptible de compararse con el problema que nos ocupa.

Entramos finalmente en el terreno de las chimeneas, pues si se prescinde de los brazos son indudablemente las construcciones que más se asemejan a nuestro caso. Los récords de altura en estas construcciones son naturalmente de hormigón armado; citaremos las dos principales: una en el Japón, construida en Saganoseki para una fundición de cobre, que tiene 174 metros de altura, 8 metros de diámetro interno en la boca superior y 13 metros de diámetro externo en la base, con un espesor medio de 60 centímetros; y la otra, la más alta del mundo, de 186 metros, construida por la "American Smelting and Refining Co.", en El Paso, EE. UU., de dimensiones parecidas a la anterior. También se ha construido en Tokio una torre de hormigón armado para instalación de telegrafía sin hilos cuya altura es de 205 metros, pero con un diámetro interior en la boca superior de 1,10 metros.

La Cruz de los Caídos, de 150 m de altura total, es una estructura excepcional. Se encuentra sometida a los intensos vientos de la Sierra del Guadarrama. El cálculo de los esfuerzos que ha de soportar es difícil de hacer por las fórmulas teóricas o deductibles de otros ensayos, ya que no se trata de una forma usual. Por estas razones se realizaron unos ensayos en modelo reducido, experiencias que se llevaron a cabo en el túnel aerodinámico del Laboratorio de Estudios Hidráulicos de Madrid. 

Una de las maquetas modelo en el túnel de viento.

El modelo se construyó a escala 1/150, es decir, con una altura de 1 metro. Se inició por medio de la fabricación de un molde con el cual se fueron preparando tantas cruces como diversos ensayos se realizaban.

Estas cruces eran moldeadas en un material obtenido con escayola y tierras diatomeas para que tuviese la densidad y finura de grano precisas.

El túnel aerodinámico empleado permitió actuar con corrientes de aire equivalentes a velocidades reales de 100, 150, 200, 250, 300 y 340 km/h, correspondientes a vientos huracanados que sobrepasan los máximos conocidos en la región.

La Instalación se dispuso para que el modelo pudiera ser ensayado con viento en cualquier dirección horizontal y para que los esfuerzos se midieran en diversas secciones a partir del arranque de la cruz hasta el punto de Inserción de los brazos de la misma.

Para interpretar correctamente los resultados se estudió también el régimen de circulación alrededor de la zona de los brazos, así como también el movimiento vibratorio producido por el viento sobre la cruz.

Con objeto de medir con exactitud los esfuerzos producidos sobre la cruz sin perturbar la corriente de aire del interior del túnel, se utilizó un dispositivo electrónico que transmite al exterior del túnel los esfuerzos producidos sobre un extensómetro resistente colocado en el modelo.

Con el fin de apreciar la influencia de la compresibilidad se tuvo en cuenta el número de Mach y de la realidad, y análogamente, para la viscosidad y turbulencia, el número de Reynolds.

La circulación turbulenta sobre los brazos de la cruz produce vibraciones que se aprecian claramente sobre el dispositivo electrónico de medida. Estas vibraciones dan lugar a que el registro continuo hecho por el aparato presente pequeñas oscilaciones, dando máximos y mínimos que se han tenido en cuenta para definir el esfuerzo a soportar por la torre como la integración de los esfuerzos máximos.

Así se obtiene un pequeño coeficiente de seguridad con respecto a las vibraciones eventuales de la obra.

Terminada la construcción del fuste se comprobaron sobre él, por medio de extensómetros eléctricos, estos mismos fenómenos de oscilación, aunque su amplitud resultó inferior a la que podía apreciarse en el modelo.

El total de valores determinados en el estudio, comprendiendo los tarados de molinetes y aparatos extensométricos y la comprobación de los mismos por medio de balanzas con el aire en reposo, alcanza la cifra de 785 medidas que, en general, se comprobaron de 2 a 4 veces cada una.

Los resultados más importantes obtenidos se representan en las figuras adjuntas, que corresponden a la distribución de momentos flectores máximos a lo largo de la cruz y a la distribución radial en cada sección (diagramas polares).

Diagramas de momentos a 70 y 100 metros de la base.

Debe hacerse notar el interés que presenta el hecho de que la resistencia mínima al viento no se produce en la disposición de los brazos, longitudinal al mismo, sino con un ángulo de cerca de 20° de desviación respecto a esta posición. Este hecho se debe al remolino que presenta mayor dimensión en el caso de brazos longitudinales que cuando una ligera inclinación de los mismos obliga a desprenderse a parte de su volumen total.

El ensayo realizado por medio de chorros de humo para estudiar los regímenes de circulación, puso de manifiesto esta particularidad y la importancia del gran remolino que se produce con los vientos longitudinales a los brazos.

Fotografía del ensayo por chorros de humo

El máximo momento flector corresponde a la sección de arranque de la cruz propiamente dicha, y alcanza para 250 km/h la magnitud de 61.000.000 m/kg.




lunes, 14 de febrero de 2011

El Valle de los Caídos en "Informes de la Construcción" (V)

Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.

-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-o0o-

Construcción

No se trataba de hacer un hangar espacioso, sino de construir una basílica que impresionase por sus condiciones estéticas. Y esto pudo conseguirse prescindiendo de todas las ideas y anteproyectos trazados en un principio.

Cuando Diego Méndez se encargó de la dirección de la obra, ejecutada por la empresa Huarte y Cía. S. A., sólo se encontró un largo tubo, un túnel sin forma y sin belleza. Se hacía necesario ganar terreno a la montaña por los lados; se vio luego que aumentaba la sensación de grandeza excavando el nivel del suelo y elevando la bóveda; había que quitar el efecto de desproporción que podría producir el largo recorrido que hay desde la entrada a la cabecera, y había también que dar al que entra la sensación de acceso hacia una amplificación de los espacios hasta llegar al crucero, culminación éste de la obra en cuanto a su significación y su destino.



Vistas del interior durante la construcción

La idea inicial, que fue la de dejar la roca excavada totalmente vista y acusada en los paramentos Interiores de la basílica, tuvo que ser desechada ante los continuos peligros de desprendimiento de rocas. Y fue preciso recurrir a un revestimiento de hormigón armado, que en la basílica sirve de base de apoyo y sujeción al chapado pétreo que define el interior del edificio.

En la cúpula fue preciso construir una verdadera cúpula de hormigón armado, separada de la excavación, la cual sirve de base a la composición de mosaico que constituye su intradós.

La cúpula durante su construcción, cara exterior.

Vista de los andamiajes durante la colocación del mosaico.

Pero las mayores dificultades surgieron a la hora de construir la cruz. Había que conseguir una estabilidad frente al ímpetu de los vendavales que se desencadenan en el valle con una gran violencia. En la base se construyó una plataforma de hormigón armado, chapado de granito, que sirve de meseta y asiento a toda la obra. El problema de subir los materiales a la cima de la montaña y de ésta a la cruz era también original; un telesférico hubiera originado daños irreparables a la montaña; un andamiaje hubiera cuadruplicado el costo y, por ello, se adoptó la idea de perforar todo el Risco de la Nava desde su base, con un túnel hasta la vertical de la cruz, para cavar allí un pozo en el cual se moviese el montacargas. La operación era ardua; pero resultó de gran utilidad, puesto que la cruz se hacía desde dentro.

De este modo la cruz fue subiendo su fuste de forma uniforme y sencilla: se colocaban diariamente hasta 100 metros cúbicos de hormigón en jornada de ocho horas; había que subir a lo alto del cerro y 150 m sobre él, como si dijéramos en el aire, 100.000 toneladas de diversos materiales; y ambas cosas con un suministro muy inseguro de energía eléctrica. De aquí se derivan las tres principales instalaciones de la obra: estación de hormigonado para 15 m» a la hora, con sus machacadoras, molinos, trómeles, silos, cantera con aire comprimido, y trenes, excavadoras, etc.

Ascensores y montacargas para poder elevar hasta 40 toneladas por hora; trenes, tolvas, etc., para el transporte horizontal entre los diversos puntos, así como los pozos y galerías por donde se mueven. Y para que ande todo esto, una central eléctrica de 400 kW con todas sus instalaciones accesorias de carburantes, repuestos y talleres, así como las lineas eléctricas de distribución por toda la obra de la energía producida.

Al llegar el fuste de la cruz a la altura de los brazos hubo que adoptar un sistema de andamiaje especial que permitiese ir volando cada vez más hacia el espacio, sin necesidad de apoyos en tierra, para lo cual se hicieron complicadas experiencias a pie de obra antes de colocar esas masas enormes de material en el espacio.



Fases de la construcción de la Cruz

Unas cifras escuetas puede darnos idea clara de la magnitud de esta realización: en la cruz se han empleado 24.650 metros cúbicos de hormigón en masa; 24.850 metros cúbicos de hormigón armado; 44.750 metros cúbicos de arena; 14.860 toneladas de cemento; 548 toneladas de hierro; 227 toneladas de hierro laminado; 4.230 metros cúbicos de cantería labrada, y 3.700 metros cúbicos de mampostería de berrugo. El peso total de la cruz es de 201.720 toneladas; su altura es de 150 metros, y los brazos tienen una envergadura de 46,40 metros.