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viernes, 13 de agosto de 2010

Estilo y pretensión de la Arquitectura “Paramétrica”.

Traducción: Pablo Álvarez Funes

“Viviendas algorítmicas”, proyecto de Marcin Pilsiank en Shangai: un ejercicio de frivolidad “paramétrica”.

El término estilo es un paria en el mundo del alto diseño arquitectónico. Basta con mencionar esta palabra en cualquier escuela de arquitectura que se precie para recibir una burla despectiva. Después de todo, un aspirante a diseñador con ideas de vanguardia no debería ser esclavizado por la tiranía de la historia. Por desgracia, la desconexión entre cómo el público y los profesionales del diseño ven y evalúan la arquitectura socava directamente y de forma significativa la capacidad de la profesión arquitectónica para ser entendida o respetada.

En un artículo reciente para “The Architects’ Journal”, el arquitecto Patrik Schumacher intenta contrarrestar esta desconexión abrazando completamente la noción de estilo y reconociendo que fuera de las profesiones relacionadas con el diseño, el estilo es “prácticamente la única categoría a través de la cual la arquitectura es observada y reconocida”. Schumacher, socio de Zada Hadid Arquitectos, utiliza este concepto a favor de un nuevo estilo llamado “parametricismo”. Él proclama que “el Parametricismo finalmente ofrece una respuesta creíble y sostenible a la crisis de la modernidad que dio lugar a 25 años de búsqueda estilística”.

Los “25 años de búsqueda estilística” se refieren al periodo dominado por los movimientos arquitectónicos reaccionarios de la posmodernidad y el deconstructivismo. Schumacher sostiene que se trataban de estilos en sí mismos, sino más bien “episodios de transición”. Este es su primer error. A pesar de la corta vida de la posmodernidad y el deconstructivismo, ambos movimientos comparten características particulares que pueden ser clasificadas como estilo. Su segundo error es afirmar con arrogancia que el parametricismo está de alguna manera por encima de estos dos por su capacidad para crear un “estilo hegemónico unificado”.

Hay muchos aspectos inquietantes sobre el parametricismo, siendo uno de los más importantes que la mayoría de los productos de este particular estilo son atroces. Sin embargo, la noción de parametricismo, cuando se considera como un proceso antes que como un estilo, no es intrínsecamente mala. De hecho, los parámetros, o la definición de sistemas basados en relaciones, se está convirtiendo una potente herramienta para arquitectos que les permiten proyectar edificios más rápido y de forma más eficiente que nunca.

Pero en este artículo, Schumacher no habla sobre el parametricismo como proceso sino que hace propaganda explícita de un nuevo tipo de expresión estética hecha posible gracias al poder del software de modelado. Explotar la tecnología para crear nuevas formas podría parecer revolucionario considerado superficialmente, pero sin objetivos sociales más amplios el movimiento es probable que pase rápidamente de moda.

Una Historia Moderna del Estilo Arquitectónico.

En su revolucionario ensayo de 1908, Ornamento y Delito, el arquitecto vienés Adolf Loos declaró que la ornamentación arquitectónica era nada menos que un acto criminal. Afirmó que el hombre verdaderamente moderno no le encontraba utilidad a la superflua decoración de su casa o vestido, y comparaba la ornamentación arquitectónica con los tatuajes de los “degenerados y criminales”. Loos estaba por supuesto en contra del estilo arquitectónico popular en la época, Art Nouveau.

Con Ornamento y Delito, Loos marcó la pauta para el diseño arquitectónico del siglo XX. Su mensaje llegó a todos los rincones, influenciando a todos desde miembros de la Bauhaus a los inmigrantes asentados en California Rudolph Schindler y Richard Neutra (ambos fueron discípulos de Loos en su Austria natal). Esta nueva clase de arquitectura caracterizada por líneas limpias, ángulos rectos, superficies lisas y colores neutros, llegó a ser conocida como Arquitectura Moderna.

Sin embargo, los primeros participantes en el nuevo y moderno estilo de la arquitectura para nada lo consideraron estilo, sino más bien un movimiento ideológico – un completo rechazo a la noción histórica de “estilo”. ¿Por qué deberíamos someter una casa a las leyes de la historia de la arquitectura, cuando en su lugar podríamos hablar, según la conocida frase de Le Corbusier, de “máquinas de habitar”? La agenda social de los Modernos no sólo incluyó el rechazo del estilo, además hizo hincapié en una nueva forma de vida para las masas. De acuerdo con los Modernos, la clave para vivir una existencia iluminada era tener fe en la religión de la tecnología.

En la segunda mitad del siglo XX surgió una reacción contra el dogma purista de la Modernidad. Comenzó en 1961 con el extraordinario tratado de Jane Jacobs contra las trampas de la planificación urbana moderna, “Vida y Muerte de las grandes ciudades Americanas”, donde no sólo atacó las políticas desarrollistas destructivas sino la deshumanizante arquitectura de los proyectos de vivienda pública inspirados en Le Corbusier. Después, en 1966, el arquitecto americano Robert Venturi publicó su “manifiesto suave”, Complejidad y Contradicción en Arquitectura, una refutación del “lenguaje puritano de la Arquitectura Moderna ortodoxa”.

El manifiesto de Venturi está en contraste directo con “Ornamento y Delito” de Loos. Cuando Loos ridiculiza la ornamentación, Venturi la celebra. Venturi dio un paso más en 1972 cuando lanzó “Aprendiendo de Las Vegas”, junto con sus colabordores Denis Scout Brown y Steven Izenour. El libro fue un avance importante en el discurso arquitectónico ya que señalaba un cambio de paradigma lejos del arquetipo del arquitecto moderno como “creador omnipresente” mirando a sus usuarios en tinieblas desde su torre de marfil. En su lugar, Venturi y sus asociados incorporaron valerosamente una actitud contraria al descubrir la burda banalidad de la vida americana en la próspera ciudad del Desierto de Mojave.

Las exploraciones de Venturi condujeron a lo que más tarde sería conocido como arquitectura posmoderna. Este movimiento, ampliamente conocido como posmodernidad, no sólo afectó a la arquitectura sino también a otras disciplinas (arte, moda, cine, literatura, filosofía, etc…) e intentó llegar a aun acuerdo con la condición del “tardocapitalismo”. En otras palabras, la posmodernidad abrazó la pluralidad, la subjetividad y la incertidumbre como verdades (mientras que bajo el paradigma moderno las únicas verdades eran “tecnología y progreso”).

Aunque podríamos afirmar que el mundo de hoy permanece en un estado de posmodernidad, la comunidad arquitectónica siempre ha rechazado el mantra posmoderno. Parece que a pesar de los intentos de Venturi y otros para volver a conectar la expresión arquitectónica con el lenguaje común del hombre (en contraste con las frías abstracciones geométricas de la modernidad), el consenso en torno a la arquitectura posmoderna es que fue un error colectivo de juicio estético y estilístico. Esto también es malo, pues la posmodernidad se juzga ahora en los círculos arquitectónicos como un “estilo desafortunado” en lugar de como un método útil para analizar la capacidad comunicativa y simbólica de la arquitectura.

Tras la posmodernidad surge casi sin pedir permiso un cínico estilo arquitectónico. El deconstructivismo no hizo mucho por mejorar la calidad del diálogo arquitectónico entre el público, sino más bien establecer nuevas bases para una génesis formal: la “caótica situación del mundo globalizado”. Al igual que su estilística hermana mayor, la posmodernidad, el deconstructivismo buscó definir un nuevo lenguaje arquitectónico. Practicado por arquitectos como Daniel Libeskind, Zaha Hadid, Bernard Tschumi y Meter Eisenman, la arquitectura deconstructivista se caracteriza por sus ángulos agudos, apariencia fragmentada y rugosas cualidades escultóricas.

Cines UFA en Dresde, Alemania, por Coop Himmelb(l)au: típico ejemplo de arquitectura deconstructivista.

Parametricismo: Continuación del Deconstructivismo.

Al final, la posmodernidad y el deconstructivismo son dos caras de la misma moneda arquitectónica. Ambos intentan contrarrestar la pobreza estética y la agenda social fallida de la modernidad. El parametricismo no es muy diferente del deconstructivismo en su apariencia física desordenada. Sin embargo, en lugar de los planos inclinados y ángulos agudos del deconstructivismo, la arquitectura paramétrica adquiere una expresión formal “de burbuja viscosa” (blob). Los supuestos beneficios sociales de ambos estilos se diferencian mucho. Como explica Schumacher en su artículo:

“El parametricismo tiene por ibjeto organizar y articular la creciente diversidad y complejidad de las instituciones sociales y procesos vitales con el sector más avanzado de la red social post-fordista”.

Suena agradable y seguro, pero es contradictorio en su planteamiento. Es cierto que, especialmente en Occidente, estamos viviendo en una “red social post-fordista” en evolución. Sin embargo, esto no quiere decir que necesitemos hacer que todos los edificios de nueva planta parezcan blobs. ¿Qué importa si vivimos en el piso 75 de un rascacielos de vidrio en Dubai o en una casa proyectada en serie a las afueras de Atlanta, mientras estemos conectados digitalmente?

Curiosamente, mientras que la forma física del edificio ha ido adquiriendo mayor significado en nuestra sociedad en red, las herramientas que usamos para conectarnos han asumido un papel más destacado en el cumplimiento de nuestras necesidades de diseño. Piensen en el teléfono móvil de diseño, el iPad, estos artilugios satisfacen el nicho de diseño que representa a nuestra actual sociedad zeitgeist mejor de lo que lo podría hacer cualquier pieza arquitectónica.

Falta de respeto por la realidad, más adecuado para mundos virtuales.

Dado que no hay necesidad social del parametricismo como un nuevo “estilo de época”, ¿qué otro tipo de valor puede ofrecer este tipo de diseños? Para los promotores solventes que buscan asombrar al público con edificios nada convencionales, las viscosas burbujas paramétricas servirán a sus propósitos. Pero tras el impacto inicial por ver algo diferente, el público se dará cuenta cuán horribles e inútiles son estas creaciones y el estilo pronto caerá en desgracia. Afortunadamente el parametricismo nunca llegará ser prolífico en el entorno construido, debido a los exponenciales costes de construcción de unas formas tan poco convencionales. De hecho, hasta ahora la mayoría de los diseños paramétricos están confinados en el reino de la “arquitectura de papel”, con pocas obras construidas aparte de pequeños pabellones e instalaciones artísticas.

“Blob Wall”, instalación artística paramétrica por el arquitecto Greg Lynn.

El parametricismo tampoco respeta las ciudades. Lo confirma el examen de varias infografías de diseños paramétricos para proyectos de regeneración urbana. Anti-contextuales y haciendo caso omiso a los principios de la arquitectura clásica como la escala y la proporción, los diseños paramétricos se adaptan mejor al mundo virtual de los videojuegos y películas de ciencia ficción. Sólo porque tengamos el software necesario para proyectar edificios que de parecen a las vainas de “The Matrix”, no significa que debamos construirlos.

Buscando desesperadamente protagonismo en un mundo indiferente.

Debemos alabar al Sr. Schumacher por se lo suficientemente audaz como para ser uno de los primeros en reclamar el parametricismo como un estilo legítimo. Y para estar seguros, el hecho de que la mayoría de las escuelas de arquitectura de todo el mundo hayan adoptado el mantra paramétrico añade cierta legitimidad a su argumento. Sin embargo, en última instancia su causa no termina de dar en el blanco. En lugar de comprometerse con el mundo real abordando cuestiones relevantes. Schumacher continúa la tradición de insularidad miope propia de los círculos vanguardistas de la profesión arquitectónica.

Si bien la posmodernidad como estilo ya no es popular, las lecciones de Venturi y los posmodernos tiene ahora más relevancia que nunca. El mundo está cada vez más globalizado y lo absoluto sigue dando pasa a un pluralismo creciente. Schumacher refuta directamente esta realidad e incluso afirma que el parametricismo debe “combatir el prulalismo estilístico”. Él continúa diciendo:

“La corriente dominante ha vuelto de hecho, a una versión pragmática del Movimiento Moderno con una paleta levemente enriquecida; una forma de eclecticismo que combina elementos de todos los estilos subsidiarios del Movimiento Moderno. La incapacidad de la posmodernidad y el deconstructivismo para formular un nuevo paradigma viable ha dado lugar al retorno al Movimiento Moderno bajo la forma del minimalismo como único estilo capaz de enfrentarse consistente e ideológicamente con el parametricismo. La lucha principal por la hegemonía estilística se da por tanto entre el minimalismo y el parametricismo”.

Schumacher en ningún momento explica por qué “una versión pragmática del Movimiento Moderno con una paleta levemente enriquecida” es inferior al parametricismo. Se supone que es inferior porque se basa en lecciones del pasado y no es totalmente nuevo y extravagante. Pero de hecho parte de la mejor arquitectura que se construye hoy día ha sido proyectada por arquitectos cuya obra podría describirse como minimalista. Arquitectos como Peter Zumthor, Tadao Ando, Kengo Kuma, y David Chipperfield proyectan edificios que son subestimados formalmente, aunque ricos en materialidad y experiencia espacial. Se basan en principios de diseño clásico y un vocabulario moderno para crear edificios que respondan apropiadamente al contexto a la vez que permanezcan dignos y novedosos sin recurrir a trucos.

En cualquier caso el artículo de Schumacher resulta oportuno ya que representa el estertor del ejercicio de la arquitectura tal como lo concebimos ahora. Postular que el parametricismo es la “próxima gran cosa” no es más que un infructuoso intento de buscar desesperadamente protagonismo y reconocimiento en un mundo indiferente a los sentimientos del arquitecto. El ejercicio de la arquitectura y el sustento de sus profesionales están íntimamente ligados al estado de los sistemas financieros mundiales, como han demostrado claramente los últimos 2-3 años de desaceleración económica mundial. A su vez, el desarrollo del parametricismo como estilo tuvo lugar durante una época en la que las economías funcionaban a base de créditos, posiblemente dando la falsa impresión de que esas creaciones dispondrían de presupuestos ilimitados para ser materializadas algún día.

Con la excepción de unos pocos jeques en Oriente medio y en una medida cada vez menor, China, el mercado potencial para la arquitectura paramétrica está bastante limitado. Esto no quiere decir que el estilo vaya a morir de un día para otro. Más bien el parametricismo es probable que continúe siendo promovido desde las escuelas de arquitectura durante unos cuantos años más antes de que la tendencia se agote. Hasta entonces, Schumacher y sus secuaces estarían mejor empleando su tiempo en preparse un cambio profesional a diseñadores de videojuegos o al desarrollo de un avatar en Second Life.

Schumacher termina su artículo proclamando que “el parametricismo está dispuesto a ir contra la corriente principal. Ha comenzado la guerra de estilos”. De lo que no se da cuenta es que él ya ha perdido la guerra.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Comentarios a Parametricismo: Una guerra de estilos

El texto de Patrik Schumacher "Parametricismo, una guerra de estilos" generó en su publicació original una serie de interesantes comentarios, algunos de los cuales fueron respondidos por un iracundo Schumacher quien, sacado de su reino de fantasía paramétrica, se encontró con una realidad que ve con desconfianza su arquitectura, o que incluso la considera decadente.


Anónimo. 6 de Mayo de 2010, 6:01 pm.
¿Y cuál será la muerte del parametricismo?
Los superlativos y los absolutos; ¡ah!, y la escasez de materias primas.

Anónimo. 6 de Mayo de 2010, 6:59 pm.
Dejemos que el estilo evolucione por sí mismo y el tiempo dirá si el parametricismo tiene un futuro a largo plazo. No podemos forzar alegremente la industria de la construcción hacia él ésta necesitará un tiempo. Personalmente pienso en la horrenda perspectiva de una industria de la construcción secuestrada por una tropa de Rhino scripto-nerds que probablemente sean incapaces de dibujar un detalle de acometida de aguas.

Michael Badu. 6 de Mayo de 2010, 8:30 pm.
Iba a decir que ha sido una lúcida defensa de lo indefendible, pero el final del artículo es un poco pretencioso. ¿Es realmente lógico decir que sólo el parametricismo podría haber producido soluciones viables para el proyecto de Nordpark?
Creo que hay varios problemas con las premisas de este artículo. Patrik parece sugerir que el Movimiento Moderno era un estilo del que nos acabamos aburriendo cuando en realidad era un estilo de cuyas limitaciones empezaron a ser comprensibles (puentes térmicos, goteras, pobreza estética a ojos de la gente común). El Movimiento moderno no era un estilo real; era un intento de enlazar con el despliegue económico y tecnológico de la revolución industrial. Si el parametricismo es un estilo propiamente dicho (estilos de época en palabras de Patrik) en vez de uno transicional (como la Posmodernidad o el Deconstructivismo) entonces en mi humilde opinión debe nacer de la misma necesidad urgente que hizo surgir al Movimiento Moderno. No soy ningún eco-terrorista abraza-árboles, pero la escasez de petróleo y materias primas es lo único que en mi opinión se puede comparar, en términos de urgencia y universalidad, con la revolución industrial que inició el Movimiento Moderno (lo cual es lógico porque la revolución industrial y la cuestión sostenible son las dos caras de una gran moneda). Si aceptamos esta realidad, deberiamos fijarnos en los gustos de BedZED, el trabajo de personas como Baumschlager Eberle, Konrad Frey, The Vales y otros pioneros de la sostenibilidad como los verdaderos puentes hacia un estilo de época. El parametricismo pasa entonces a convertirse en un estilo más (y eso que me gusta el proyecto para Nordpark), adaptado a un mercado elitista tipo “Fórmula 1”. De hecho creo que Zaha Hadid debería diseñar el próximo circuito de Fórmula 1 si no lo han hecho ya.
Anónimo. 6 de Mayo de 2010, 10:04 pm.
Pero los suelos siguen siendo planos, las puertas siguen siendo rectangulares con bisagras para abrirlas y cerrarlas, los muros todavía separan espacios, las escaleras, rampas, ascensores, etc. siguen siendo los elementos de comunicación en las construcciones “paramétricas” y los inodoros siguen cumpliendo su función evacuadora.

Peter Chandler. 7 de Mayo de 2010, 11:36 am.
¿Podría haber sido esto posible sin el tremendo potencial de los ordenadores y software de diseño, que es el útero en el que se ha gestado este niño? No responde a ninguna necesidad real por lo que nunca irá más allá de la mera moda.

Daniel Morales. 7 de Mayo de 2010, 2:20 pm.
La idea de que el concepto de estilo necesita ser rehabilitado a la vez que consideramos que es el modo más básico con el que el público entiende la arquitectura es uno de los grandes problemas de la profesión. No podrían preocuparse menos del público.
Este artículo es uno de los tratados de arquitectura más conservadores que han salido de los congresos de arquitectura más recientes. La falsa dicotomía entre modernidad e historicismo es inútil debido a que la modernidad como estilo es tan historicista como cualquier otro.
La pretensión de este señor de institucionalizar cualquier proyecto que salga de su estudio como el estilo de hoy es tan transparente como el falso intelectualismo de los primeros modernos. Somos personas modernas, eclécticas, y como tales deberíamos hacer lo que queramos. Si los arquitectos como profesionales abandonaran su temor a parecer comerciales, podríamos hacer edificios por los que la gente se preocupara. No es un secreto que las ciudades europeas se han parado en el tiempo porque es la forma que tiene la sociedad de decir que no podemos hacer nada mejor. Busquemos cualquier tratadista de la arquitectura de los últimos trescientos años, y el estilo en boga siempre se consideraba como moderno. Para mí, es un vendedor más de coches usados.

Anónimo. 8 de Mayo de 2010, 6:32 pm.
El estilo es un término histórico relativamente reciente; no era algo que usaran para definirse los arquitectos clásicos o barrocos como se dice aquí.
No hay otra razón para hablar de un estilo de hoy que la gloria o la megalomanía. Los arquitectos simplemente deberían trabajar con las formas que más se adecuen al proyecto. Los historiadores pueden preocuparse por el estilo.

Anónimo. 10 de Mayo de 2010, 2:54 pm.
El Parametricismo es un estilo que a pesar de describirse como diverso y complejo carece de hecho de diversidad. Todos los proyectos se parecen y sólo los arquitectos son capaces de distinguir diferencias irrisorias y apreciar el flujo sensual de las curvas, o si fueron hechas con nurbs o subdiv. No resuelve ningún problema, pero proporciona a los egresados sueños de una impresora 3D gigante (que de hecho existe). Y de hecho Patrick, tan pronto como sea considerado estilo y se convierta en la corriente dominante, perderás tu condición de vanguardista.
Si ya es la corriente dominante, ¿quién quiere el mundo lleno de clones de Zaha Hadid Arquitectos? Y en el momento en que se ha hecho mención de principios positivos y negativos ha parecido una secta religiosa paramétrica. ¡Terrible!

Thierry Bidet. 11 de Mayo de 2010, 3:17 pm.
Estimado Patrik Schumacher:
“Empecemos una guerra de estilos” parece ofensivo para la comunidad de arquitectos como un intento impaciente para alcanzar la “hegemonía” usando sus propias palabras. Twitter está reconocido como una herramienta universal de comunicación porque todo el mundo puede usarlo después de un breve tutorial. No estoy seguro que, en el momento de escribir este artículo, haya tenido en cuenta la importancia de que cada arquitecto y diseñador comprenda cómo pueden diseñar en el denominado estilo paramétrico.
La propia Zaha Hadid ha empleado un rico vocabulario arquitectónico durante su dilatada carrera, así que ¿por qué restringirnos a un solo estilo? Los historiadores reconocerán que el teleférico de Nordpark es una combinación de dos familias arquitectónicas diferentes, entre la parte aérea y la planta. Es un proyecto transicional en término de estilos.
Sinceramente:
Thierry Bidet.

David Hamilton. 12 de Mayo de 2010, 1:43 pm.
¿Hegemonía de un nuevo estilo unificado? No necesitamos ninguna hegemonía de un nuevo estilo unificado…
En nuestra sociedad fragmentada con libertad de opinión, ¿por qué o cómo podría prevalecer un nuevo estilo dominante? Wishfull thinking…

Eng gram. 12 de Mayo de 2010, 4.34 pm.
Trabajamos para una de las “burbujas” de Patrik hace unos años. El problema es que se pasaban todo el tiempo dibujando isocurvas e intentando encontrar la forma en que esa extraña forma pudiera funcionar como un edificio. En un momento de humildad el arquitecto jefe levantó las manos y admitió que tras seis meses, ¡todavía no habían encontrado la forma de encajarlo!
Para más comentarios sobre el artículo de Patrik visiten nuestro blog.

Maurice Clarke. 17 de Mayo de 2010, 9:51 am.
Mientras tanto, en el mundo real, ninguno de mis clientes podría permitirse el tiempo, energías o coste de una “burbuja” paramétrica para su vivienda o comercio en una calle suburbana… y probablemente tampoco gustaría a los urbanistas.
Pero seriamente, hay cosas más importantes que un “estilo” arquitectónico. Por ejemplo, salvar la tierra diseñando edificios sostenibles que empleen el mínimo consumo energético en su construcción y uso. Esto podría llevarnos a un estilo que alcanzaría la hegemonía.

Patrik Schumacher. 17 de Mayo de 2010, 10:46 pm.
Es agradable ver que mis declaraciones han generado comentarios, algunos de los cuales merecen una respuesta. Comenzaré por Maurice Clarke: la capacidad de diseñar un ensanche suburbano con un pequeño presupuesto no es la mejor situación para decidir el poder e importancia de un estilo contemporáneo. Un mejor supuesto sería un gran centro de uso mixto dentro de un entorno urbano complejo, o un nuevo sub-centro urbano. De hecho cuanto más grandes y complejos son los proyectos es más evidente la superioridad del parametricismo en comparación con el Movimiento Moderno / Minimalismo o el Clasicismo. Es por eso por lo que ganamos ese tipo de concursos.
Usted habla del consumo energético mínimo. De hecho el parametricismo está conceptualmente adaptado para cumplir la agenda ecológica. Tanto en términos técnicos como de sensibilidad la arquitectura paramétrica es capaz de elaborar respuestas adaptativas y diferenciadas para los diferentes parámetros ambientales; por ejemplo, estos datos se usaron como aportación directaza para un script que diferencia los elementos en sombra. (ZHA ha sido capaz de mantener argumentos de este tipo de forma efectiva y ha ganado dos concursos para centros de investigación energética).
Esto también responde al comentario de Peter Chandler sobre las necesidades reales. Y también responde a Michael Badu. Estoy de acuerdo con él en que hablar de un estilo de época me hace comparar este punto de inflexión, en términos de urgencia y universalidad, con la revolución industrial que inició el Movimiento moderno. Sin embargo, el ahorro energético, y el reto ecológico en general, es sólo uno de muchos factores a tener en cuenta. No puede definir una nueva era. Lo que justifica y demanda un nuevo estilo es la reestructuracion socio-económica de los últimos 35 años. La estable y homogénea sociedad fordista de la producción en masa ha dado paso a la red multicultural y dinámica de nuestra sociedad actual (factores contribuyentes: globalización, revolución micro-electrónica…). La clave es la capacidad organizativa y comunicativa del nuevo estilo y su repertorio proyectual (La motivada envolvente de diferenciación ambiental también servirá para orientar a los usuarios hacia un ambiente diferenciado real).
Aprecio el apunte de Thiery Bidet sobre el rico vocabulario arquitectónico de Zaha. Sin embargo, el parametricismo continúa la trayectoria histórica de expansión del repertorio. El repertorio moderno y su consiguiente versatilidad para formular respuesta al creciente entramado de necesidades proyectuales es mucho más amplio en comparación con el clasicismo. El parametricismo aumenta aún más esta versatilidad. A la vez, la nueva habilidad para establecer asociaciones implica que el orden y la legibilidad se pueden mantener y potenciar. No debería pensarse que el manejo de las nuevas herramientas y técnicas vaya a ser tan sencillo como usar twitter. Es importante aclarar que posicionar al parametricismo como estilo es insistir que la mera adquisición de nuevas herramientas no es la solución. El estilo ofrece una nueva aproximación a la arquitectura basada en avanzadas técnicas y herramientas de diseño por ordenador. Sin embargo, el parametricismo como estilo implica mucho más que el simple empleo de ciertas técnicas y herramientas. Como estilo el parametricismo está marcado por sus propósitos, ambiciones, principios metodológicos y criterios de evaluación, así como por su repertorio formal característico.
Es cierto que el concepto de estilo (en la forma que lo entendemos hoy día) no surge hasta el siglo XIX. Pero lo hizo al tomar conciencia de los estilos anteriores del Gótico, Renacimiento y Barroco. Y el concepto pronto dio paso a la inevitable pregunta, formulada a mediados del siglo XIX: ¿en qué estilo debemos construir? Esta pregunta planteó el reto de desarrollar un estilo arquitectónico moderno. Esta cuestión es, una vez más, relevante. La actitud “somos personas modernas, eclécticas, y como tales deberíamos hacer lo que queramos”, es simple indulgencia. Cualquier profesional serio debe dar cuenta de sus valores y métodos. Alguien dijo que “los arquitectos simplemente deberían trabajar con las formas que más se adecuen al proyecto. Los historiadores pueden preocuparse por el estilo”. Esta actitud pragmática es muy común. Estaría bien para los arquitectos de la corriente dominante, pues por extensión pueden probar la viabilidad de las mejores alternativas prácticas. Esta misión de la arquitectura como disciplina es innovar el mejor repertorio práctico en línea con los cambios históricos generales. El pragmatismo ad hoc no es suficiente para lograr esto. Para esta vanguardia se necesitan nuevos principios mediante la combinación de la reflexión teórica y la experimentación. Lo importante aquí es formular una nueva aproximación, nuevos conceptos viables, valores, métodos, criterios… Cuando el Movimiento Moderno entró en crisis lo que hasta ese momento se consideraba “adecuado para el proyecto” quebró. La primera reacción fue buscar ayuda en la arquitectura histórica. Empezó la búsqueda de nuevos principios. Creo que sólo recientemente, en los últimos diez años, han madurado una serie de principios (conceptos, valores, métodos, criterios, etc.) hasta el punto de ser capaces de convencer a cada vez más arquitectos y clientes.
Alguien dijo: “tan pronto como sea considerado un estilo, se convierte en corriente dominante y usted perderá su estatus de vanguardia”. Eso es genial. Ganar a la corriente dominante es la ambición de cualquier movimiento serio de vanguardia. Sin un amplio seguimiento la vanguardia deja de serlo. No queremos ser exclusivamente raros. Queremos la compañía de muchos colaboradores y competidores. Esto está ocurriendo: la mayoría de los arquitectos jóvenes que conozco quieren participar en esta aventura colectiva que va a cambiar la fisionomía urbana del planeta en el siglo XXI de la misma forma que hizo el Movimiento Moderno el siglo pasado.

John Bassi. 18 de Mayo de 2010, 0:53 am.
No durará mucho, ahora estamos en un momento de frugalidad y cinturones de castidad.

Soupdragon. 18 de Mayo de 2010, 1:55 pm. ¿Cómo puede evitarse la segregación funcional con el doble pasillo de de la Academia Evelyn Grace? Especialmente cuando los arquitectos han segregado el edificio en tres escuelas separadas cada una con su propia entrada.

Daniel Morales. 18 de Mayo de 2010, 2:41 pm.
Este señor me recuerda a los sacerdotes medievales encapuchados que preferían mantener a las “masas” ignorantes mientras hablaban latín simplemente para retener la “autoridad” en sus manos. Cuando se plantean preguntas simples se obtienen sentencias como “Esta misión de la arquitectura como disciplina es innovar el mejor repertorio práctico en línea con los cambios históricos generales”.
Creo que el trabajo de Zaha Hadid es interesante, pero este pontificado y decir a los demás que la suya es la única perspectiva legítima mientras evade preguntas… Buena suerte con su misión de decirle a los otros cómo pensar, pero creo que sus “principios metodológicos, criterios evaluativos, y repertorio formal característico” son totalmente erróneos.
“No queremos ser exclusivamente raros.”
¿Quiere usted más?

Patrik Schumacher. 18 de Mayo de 2010, 11:12 pm.
Gracias Daniel por considerar nuestro trabajo interesante. Si pienso en otra perspectiva más interesante, la consideraré. ¿Y usted? ¿Está seguro de lo que constituye un significado completo para la arquitectura contemporánea? ¿O está inseguro? (¿Hacemos lo que queremos? ¿Entonces? ¿O qué quiere la gente? ¿Qué quieren?) ¿Tiene usted la oportunidad de trabajar según sus convicciones, si las tiene? ¿Sería capaz de establecer los principios que caracterizan su trabajo? ¿Podrían estos ser válidos para usted? ¿Quién es Daniel Morales para tener todos los principios para él? ¿Qué cliente entraría dentro de las perspectivas personales de Daniel Morales?

Daniel Morales. 19 de Mayo de 2010, 1:09 pm.
Usted no puede o no quiere responder ninguno de mis argumentos. En primer lugar se esconde tras un muro de jerga arquitectónica, después de envuelve en un racimo de balbuceos psicológicos. Es increíble que un simplón como yo pueda sacarle de sus casillas tan fácilmente, máxime por sus convicciones. A la vez que pienso que su trabajo es interesante (no es otro cerebro muerto en una bote de cristal), creo que es feo, y ningún discurso cambiará eso. Debería investigar a Gaudí, que conocía bien la naturaleza de sus curvas. Por cierto, es sólo una opinión, nada personal. Mientras alguien le compre lo que usted vende, ¡siga así!

Anónimo. 19 de Mayo de 2010, 3:35 pm.
¿Realmente ha considerado Patrik Schumacher las consecuencias de su cruzada?
Como cualquier estilo, sus progenitores son los arquitectos de su propia destrucción. Conforme este estilo empiece a adoptarse y pervertirse por cada profesional que quiera destacar sobre sus predecesores, una especie de horrores construidos nos llevará a un mundo que sospecha de los arquitectos y su inclinación mesiánica.

Jorgan Geiger. 19 de Mayo de 2010, 6:23 pm.
Debo decir que aprecio sinceramente el candor y compromiso que pone Schumacher en este diálogo en línea (y no la innecesaria ampulosidad del texto original). Espero que continúe así, porque es una oportunidad inusual para abrir una brecha firme en el debate entorno a la práctica del diseño paramétrico. Lo que para mí es a veces problemático, aparte de la robusta tecnofilia que veo en muchos debates entre profesionales del diseño paramétrico, es la chocante ausencia de debate sobre los propios parámetros.
¿Cuáles son las consecuencias de los parámetros actuales? ¿Qué pasa, y qué servicio hace la geometría más allá de sus capacidades de adaptación a las diferentes condiciones?
Si aceptamos las tesis de Schumacher sobre estilo y parametricismo, lo que a mi entender sigue relacionándose incómodamente en la optimización de los procesos (aunque sean nuevos tipos de optimización, con fe en los absolutos), estamos más cerca de afirmar que cuáles son los parámetros con los que evaluamos los resultados. Un ejemplo: Schumacher hace una correcta diferenciación del uso de Twitter, pero nuestro mundo es un entorno cada vez más marcado por la interacción entre formas de computación. Esto produce nuevos protocolos de movimiento y entendimiento de los límites, de la cultura material y de todo lo que sea imposible de parametrizar de acuerdo al pensamiento en boga. ¿Cómo vamos a acoger en el ciclo vital de estas y otras líneas de falla en nuestra concepción del espacio?

Marina Topunova. 19 de Mayo de 2010, 8:53 pm.
Uno de los problemas de esta tesis es que se relaciona muy pesadamente con un enfoque formal. Por supuesto que la arquitectura tiene una forma y siempre la tendrá pero es mucho más que eso. Creo que el parametricismo se podría tomar más en serio si se formulara de forma diferente, pero incluso los Dogmas y Tabúes ilustran su definición de forma (formas fluidas y demás). Quizá con una representación demostrativa de formas fluidas y su influencia positiva en el medio ambiente y la ecología, pero como únicamente define la forma (el modo en que debería ser modelada y qué formas no sirven para formar parte de este movimiento) se acoge con escepticismo. Y si se prohíbe algo en forma de Tabúes, ¿cómo evolucionará este estilo a lo largo del tiempo? Prohibir enfoques formales u organizativos diferentes a los definidos inicialmente es el punto final, no hay futuro para ese estilo. Toda revolución empieza rompiendo las reglas, tal vez en lugar de prohibir algo debería dejarse un final abierto y ver si surge algo mayor con el tiempo. Nunca serás conocido como el último arquitecto del universo pero sí como el padre del parametricismo. Creo en la representación no en la forma (aunque es duro no ser formalista ya que los proyectos dirigidos desde la estética crean formas finales preconcebidas que impiden la venida de una nueva y mejor arquitectura).

Arboreal Architecture. 20 de Mayo de 2010, 7:40 pm.
Si el estilo “denota la unidad de la diferencia entre épocas arquitectónicas” no se trata del parametricismo sino de la nueva exploración de formas orgánicas gracias a Rhino, Maya y otros programas como factor unificante. El modo en que esa forma se deriva de parámetros entrantes o tiene una representación significativa a partir de parámetros salientes es algo más a poner en duda. La “vanguardia: insituciones docentes alrededor del mundo” está curiosamente limitado a Londres y Los Ángeles pero, habiendo vivido en ambas ciudades y estudiado en ambas escuelas, mi experiencia ha sido que el organicismo estructural prevalece actualmente a expensas de las profundas críticas de los parámetros entrantes y salientes. Ya no estamos hablando sobre un estilo o “paradigma” que merezca el nombre de parametricismo.
La mayoría del trabajo que sale de esas escuelas, a veces exquisitamente hermoso, adolece de un cuestionamiento riguroso de los parámetros arquitectónicos con los que podría encajar y qué tipo de representación les ofrecería el edificio a cambio. Nuestra obsesión con las herramientas de modelado complejo en tres dimensiones todavía controla las formas que hacemos en lugar de permitirnos crear una arquitectura tan responsable con sus condicionantes (programáticas, ambientales, etc.) como parece. Podemos construir una cubierta que parezca tan responsable como la copa de un árbol pero en realidad es una escultura estática, para nada guarda relación con una ecología compleja.
En nuestra práctica profesional intentamos emplear formas y materiales que encajen con parámetros como la luz, calor, estructura y programa para generar una representación espacial y ecológica genuina, incluso si lo resultante no tiene la forma fluida que habíamos pensado. Como apuntó Michael Badu en su comentario, la crisis energética y la sostenibilidad son los catalizadores más potentes para el cambio en la arquitectura, pero no creemos que eso se consiga oponiendo el estilo de BedZED al de Zaha y de hecho el estilo de ningún modo debería ser un término útil para esta argumentación. Los nuevos valores que dirigen las sostenibilidad deberían introducirse en el proceso de diseño y no deberían verse más como simples entorpecedores del estilo de la arquitectura formalista. Estos valores, aplicados a las técnicas paramétricas, aspiran a la representación real antes que mera escultura para crear el tipo de arquitectura que nos fascina y esperamos que retrospectivamente pueda verse como una diferencia unificadora en la arquitectura.

Constantin Cozma. 22 de Mayo de 2010, 1:12 pm.
En primer lugar creo que la mayoría de las respuestas negativas a este artículo se deben a su título, que es un poco rimbombante.
Me gustaría apuntar que hay una tendencia a malinterpretar el resultado formal de un proceso de diseño paramétrico. El hecho de que el Sr. Patrick Schumacher y Zaha Hadid estén investigando formas arquitectónicas orgánicas y fluidas, no significa que sea el único camino a seguir para el diseño paramétrico. Con las constantes y algoritmos adecuados podemos obtener cualquier resultado formal incluyendo formas cúbicas y recorridos y superficies rectas. Sin embargo el verdadero paradigma de esta nueva tecnología y filosofía no se basa en el resultado formal como estilo sino en todo el proceso de desarrollar la forma como resultado de diferentes condicionantes contextuales y funcionales.
En referencia a esto me gustaría enfatizar la importancia de la “emergencia” como concepto que existe en la naturaleza. Es una propiedad de los elementos/procesos simples e individuales el asociarse entre ellos y crear estructuras/comportamientos complejos e inteligentes (véase el concepto de Inteligencia de colmena). Este comportamiento puede identificarse en la totalidad del proceso generativo del desarrollo de superficies paramétricas. Aquí, la forma es el resultado de procesos acumulativos. Con esto no quiero que se me caracterice como tecnófobo o tecnófilo. Intento siempre permanecer escéptico o al menos pondero la situación y me gustaría preguntarle algo: ¿No es esta aproximación contextual y paramétrica un tipo de neo-funcionalismo? ¿Podría tratarse de la mejora del concepto válido de “la forma sigue a la función” pero por encima de la ideología formal del Movimiento moderno, en lugar de una forma que reacciona paramétricamente a los condicionantes contextuales, funcionales y culturales?

Anónimo. 24 de Mayo de 2010, 3:34 pm.
Guerra de estilos.
Es un periodo de guerra civil. Buzos de internet, operando desde una base oculta, han ganado su primera victoria contra el malvado Imperio Paramétrico. Durante la batalla, los buzos consiguieron robar los planos de la última arma del Imperio, la Burbuja Paramétrica, una pseudoteoría con la suficiente jerga y ampulosidad como para destruir todo un hilo de comentarios. Perseguido por los siniestros contactos industriales del Imperio, Underpaid Part I llega a casa a bordo de su raquítico tumbar, custodiando las plantas robadas que pueden salvar a su pueblo y restaurar la libertad en la galaxia…

Adam Mayer. 1 de Junio de 2010, 1:17 pm.
He escrito una respuesta al artículo del Sr. Schumacher en mi blog: Estilo y pretensión del parametricismo.

Marck Macy. 2 de Junio de 2010, 5:45 am.
“Paramétrico”: simplemente el último nombre de moda para lo que parece una burbujeante actualización del trillado mega-estructuralismo despótico. Ya saben, ese en el que todos debíamos someternos a la singular visión dictatorial del “artista-arquitecto-urbanista” que considera la capacidad estilística como poco más que la cadena del perro faldero del capitalismo global Tonterías milenaristas auto-complacientes que no tienen ninguna relevancia en las necesidades reales de la sociedad. No gracias; buen intento.

Mark Jones. 7 de Junio de 2010, 11:40 am.
“Metaballs” es un término más adecuado para el nombre de este estilo. Madure Patrick. Este tipo de intelectualismo pasó de moda con Jean-Paul Sastre.

Arthur Mamou-Mani. 11 de Junio de 2010, 5:57 pm. El Parametricismo se refiere directamente a una nueva serie de herramientas que se han desarrollando en los últimos años y cuyo uso se ha vuelto más amigable con la aplicación Grasshopper para Rhinoceros. Para los puristas, paramétricas sólo serán unas ecuaciones matemáticas específicas. Resulta sorprendente que un arquitecto pueda escribir un manifiesto a partir de una herramienta. ¿Podríamos hablar también de “Trazopapelismo” o incluso “Autocadismo” a lo largo de la historia? Los ordenadores en general o más específicamente el software paramétrico o incluso la programación por ordenador nos hacen como arquitectos la vida mucho más fácil: ahora podemos cambiar toda una serie de dibujos con sólo pulsar un botón. Estas herramientas liberaron formas que habrían sido difíciles de construir en el pasado.
Frank Gehry y Zaha Hadid no empezaron sus carreras usando ordenadores aunque ambos revolucionaron su uso en Arquitectura. Ambos tenían una visión de lo que la arquitectura podría ser. De forma simplista, Gehry quería construir un pez gigante y Hadid dijo no a los ángulos rectos. Los ordenadores resolvieron ambas inquietudes y crearon un extraordinario potencial para arquitectos jóvenes como yo, que también tienen sueños disparatados. Sin embargo no quiero verme a mí mismo encasillado por una herramienta que se quedará obsoleta en poco tiempo.
Señor Schumacher, ¿por qué hay una necesidad de crear un nuevo Manifiesto?
¿No se han hecho los arquitectos suficiente daño con otros “ismos”?
Muchas gracias por el gran debate.
Arthur.

Anónimo. 4 de Julio de 2010, 2:15 pm.
La investigación llevada a cabo en este capo, por Schumacher y muchos otros, ha tratado incuestionablemente áreas de la ciudad contemporánea muy interesantes y potencialmente importantes. Es importante entender la posición de los paramétricos aparte de las brillantes infografías que invariablemente acompañan a estos artículos. Como estudiante diplomado en la AA acudí recientemente a los jurados DRL en el estudio de la AA que lidera el Sr. Schumacher, y quedé impresionado al ver la increíble diversidad y la riqueza de métodos y sensibilidades de los estudiantes, con resultados increíblemente asombrosos. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, el trabajo se reduce a estas seductoras infografías blancas (como ocurre con el trabajo de muchos profesionales en la vanguardia).
Esta increíble paradoja entre, por un lado, un enorme progreso e investigación ilustrada, y por otro una completa falta de imaginación en términos del potencial de este trabajo es muy preocupante para mí. Creo que esta brecha viene de la obvia y muy peligrosa discrepancia entre la posición marginal de los arquitectos y los múltiples actores y agentes que actualmente intervienen en nuestras ciudades – negocios, monopolios, promotores, ONGs, gigantes comerciales, etc. Sólo cuando tomemos una posición de humildad en este respecto, podremos revalorizar nuestro papel, como arquitectos, en la producción de la ciudad (un papel que podría cuestionar el propio concepto de “vanguardia”). En este contexto, las formas complejas y seductoras que produce el parametricismo (las cuales creo que son uno de sus máximos potenciales) sólo sirven para apartar y marginar a los arquitectos en el proceso de proyectar y planificar nuestras ciudades.
Por tanto, animaría al sr. Schumacher a expandir, en el sentido más espiritual de “investigar”, sus investigaciones para encontrar el contexto político y social de su trabajo. Esto también requiere que la comunidad académica tenga la responsabilidad de proveer a sus estudiantes con una serie de herramientas que permitan unir la práctica profesional con el rigor y la capacidad creativa que la que se puede encontrar en Zaha Hadid Arquitectos.
Suyo:
John.

David Walters. 5 de Julio de 2010, 2:59 pm.
En ninguno de estos comentarios he encontrado mención a la ciudad o forma urbana y su coherencia para con los barrios, etc. Las implicaciones de este renovado objeto-fetiche son preocupantes para los urbanistas pues nadie parece preocuparse por ello, o la noción fundamental de espacio público. ¿Realmente queremos promover una ciudad de de ondulantes formas curvas sin coherencia espacial entre ellas, en un discurso únicamente objetual? ¿Dónde está el espacio público en este debate? Los arquitectos cometieron este error fundamental antes…

Anónimo. 17 de Julio de 2010, 3:43 pm.
Comparemos el Centro Acuático Olímpico y el Velódromo:
- ambos usan modelos paramétricos para generar su forma.
- ambos responden a la estética de los deportes que se practican en su interior mediante la creación de una escultural forma en doble curva.
Sin embargo, uno usa vigas de atado de 12 metros de largo en contraposición con el otro, que sólo usa cables tensionados de 25 mm para conformar los arcos. Uno es ambientalmente responsable mientras el otro es una forma gratuita.
¿Cómo puede ZHA justificar el diseño únicamente en función de la apariencia cuando claramente hay temas más importantes como la sostenibilidad?
Patrick, su estudio está especializado en crear formas. Que respondan o no a los intereses de sus usuarios o el entorno es secundario.
Además está asociada a un conjunto de movimientos arquitectónicos fallidos, como el historicismo posmoderno.
Aquí es donde termina la guerra de estilos.

lunes, 2 de agosto de 2010

Parametricismo: una guerra de estilos

Traducción: Pablo Álvarez Funes.


En una entrevista exclusiva para “The Architects’ Journal”, Patrik Schumacher de Zaha Hadid Arquitectos dice que el estilo unificado de la arquitectura del siglo XXI será el parametricismo.

En mi Manifiesto Parametricista de 2008, anuncié pro primera vez que un estilo nuevo y profundo había madurado dentro del segmento vanguardista de la arquitectura durante los últimos diez años. El término “parametricismo” ha tomado impulso creciente dentro del discurso arquitectónico y su cuestionamiento crítico lo ha fortalecido. Hasta ahora el conocimiento de este estilo se ha mantenido en gran medida confinado dentro de la arquitectura, pero sospecho que el término se difundirá rápidamente una vez que los medios de comunicación empiecen a usarlo. Fuera de los círculos arquitectónicos, “estilo” es virtualmente la única categoría en la que la arquitectura se observa y reconoce. Se necesita poner nombre a un estilo para que éste reclame su actuación en nombre de la arquitectura.

El concepto de estilo merece ser defendido.

El concepto de estilo hace tiempo que perdió fuerza en el discurso arquitectónico. Dejar que este concepto se marchite únicamente empobrecería el discurso y se perdería una poderosa baza comunicativa de la arquitectura hacia la sociedad. Sin embargo, resucitar este concepto agotado y maltratado requiere una reconstrucción conceptual en términos que sean creíbles hoy día.

Lo que se interpone en este camino es la tendencia a considerar el estilo como una mera cuestión de apariencia, así como la habitual confusión de estilo con modas superficiales y efímeras. Aunque la estética influye enormemente en la arquitectura y el diseño, ni la arquitectura ni sus estilos pueden reducirse a cuestiones de apariencia. Tampoco se debe asimilar el fenómeno de los estilos al fenómeno de la moda.

Por tanto, el concepto de estilo debe quedar claramente distinguido y Por tanto, el concepto de estilo debe quedar claramente distinguido y limpiado de estas connotaciones triviales. Denota la unidad de la diferencia entre la arquitectura gótica, renacentista, barroca, neoclásica, ecléctica o moderna. La propia conciencia histórica de la arquitectura demanda la revitalización del concepto de estilo como un profundo fenómeno histórico que puede proyectarse hacia el futuro. Por ello he propuesto que los estilos se comprenden mejor entendidos como programas de diseño e investigación, en analogía al modo en que los paradigmas sirven para elaborar los programas de investigación científica.

Un nuevo estilo en arquitectura y diseño es similar a un nuevo postulado científico; redefine las categorías, procesos y métodos fundamentales de un esfuerzo colectivo coherente. La innovación en la arquitectura procede a través de la progresión de estilos así entendida. Esto incluye la alternancia entre periodos de avance acumulativo dentro de un estilo y los periodos revolucionarios de transición entre los mismos. Los estilos representan largos ciclos de innovación sostenida, reuniendo los esfuerzos de diseño e investigación en un movimiento colectivo de forma que las aportaciones individuales sean relevantes, aceptables y beneficiosas.

Desde dentro de la arquitectura, la identificación del parametricismo demarca y dinamiza un movimiento de vanguardia en proceso de maduración, lo que podría servir para acelerar su proceso y potencial hegemonía como una investigación y desarrollo colectivos. Haciendo una descripción e interpretación retrospectiva, parece justificada la enunciación del parametricismo tras diez años de una investigación estilística coherente y acumulativa. Posiblemente, la proclamación de este estilo consolidaría aún más los logros alcanzados y prepararía la transición de la vanguardia a corriente dominante. Finalmente el parametricismo ofrece una respuesta sostenible a los veinticinco años de búsqueda estilística tras la crisis de la modernidad.

El parametricismo es el gran estilo tras el Movimiento Moderno.

La Posmodernidad y el Deconstructivismo fueron meramente periodos transitorios, similares al Art Nouveau y al Expresionismo como transición del historicismo a la modernidad. La distinción entre estilos de época y estilos transicionales es importante. En un periodo de transición podemos observar tanto una rápida sucesión de estilos, como una pluralidad de estilos compitiendo entre sí. La crisis y caída del Movimiento Moderno nos ha llevado a un periodo transicional profundo y prolongado, pero no hay razón para pensar que este pluralismo no pueda ser superado por la hegemonía de un nuevo estilo. De hecho, estamos presenciando el potencial de esa unificación.

Más allá del paradigma moderno de separación y repetición.

El orden moderno de la separación y la repetición está siendo suplantado por el orden parametricista de la diferenciación y la correlación continua. Dentro del nuevo paradigma del parametricismo es de suponer que habrá cabida para estilos subsidiarios que enriquezcan y hagan progresar la nueva era del parametricismo.

La crisis de la modernidad no implica una crisis de los estilos unificados.

La crisis del Movimiento Moderno y sus consecuencias ha llevado a muchos críticos a creer que no ya no podemos aspirar a la forja de un estilo unificado. ¿Ha llegado a su fin el intenso papel de los estilos en el desarrollo de la Historia de la Arquitectura, como demuestra la secuencia Gótico – Renacimiento – Barroco – Historicismo – Modernidad? ¿Hemos llegado al fin de la Historia? ¿O se ha fragmentado en trayectorias confusas y contradictorias? ¿Celebraremos esta fragmentación de esfuerzos bajo el lema del pluralismo?

La arquitectura de hoy es una arquitectura mundial.

Cualquier proyecto de arquitectura se expone y evalúa en comparación con otros proyectos. Es posible una convergencia mundial. Esto no significa homogeneización y monotonía. Simplemente implica una consistencia de principios, ambiciones y valores a unificar de forma que se sumen esfuerzos diferentes, sean relevantes y puedan competir constructivamente entre ellos, y de esta forma establecer unas condiciones de progreso en lugar de malgastarlos en una batalla sobre fundamentos. Esta es la idea de un estilo unificado; inicialmente un programa unificado de diseño e investigación vanguardista, y eventualmente, como un sistema unificado de principios, ambiciones y valores que se constituyan en prácticas globales.

La nueva generación.

La consistencia del estilo como un programa colectivo de diseño e investigación depende de la adhesión inquebrantable a los principios e imposiciones del parametricismo. La buena noticia es que toda una generación de jóvenes arquitectos se está adhiriendo realmente a esto.

Muchos teóricos, como por ejemplo Charles Jencks, suponen que la caída de la modernidad dio paso a una era de pluralismo estético. En consecuencia, la búsqueda de un nuevo estilo unificado se ve como un anacronismo. Al parecer, cualquier estilo actual sólo puede ser uno entre muchos estilos operando simultáneamente, añadiendo una voz más a la cacofonía de voces predominante. La idea de un pluralismo de estilos es síntoma de una trivialización y degeneración general del concepto de estilo. Rechazo la aceptación complaciente, e incluso la celebración, de la aparente pluralidad de estilos como supuesto signo de nuestros tiempos. Un estilo unificado presenta muchas ventajas frente a un estado de fragmentación estilística. El parametricismo aspira a la hegemonía y derrota de los demás estilos.

La habilidad crucial del parametricismo para establecer continuidades y correspondencia entre elementos distantes se basa en principios que sostienen una alternancia ininterrumpida. La mezcla de diseños posmodernos, deconstructivistas o minimalistas sólo hace interrumpir la penetrante continuidad a largo plazo del parametricismo. El caso contrario no se sostiene porque no hay un grado equivalente de continuidad en el urbanismo posmoderno, deconstructivista o minimalista. De hecho, el parametricismo puede tomar para sí condicionantes urbanos vernáculos, clásicos, modernos, posmodernos, deconstructivistas y minimalistas, y forjar con ellos una nueva red de afiliaciones y continuidades entre y más allá de cualquier fragmento y condicionante urbano.

Preparando la guerra de estilos.

¿Cuáles son los estilos actuales que debe combatir el parametricismo? ¿Realmente existe algún tipo de pluralismo estilístico como postula Jencks? De hecho, la posmodernidad ha desaparecido y las contribuciones y avances del deconstructivismo se han incorporado al parametricismo. La corriente dominante ha vuelto de hecho, a una versión pragmática del Movimiento Moderno con una paleta levemente enriquecida; una forma de eclecticismo que combina elementos de todos los estilos subsidiarios del Movimiento Moderno. La incapacidad de la posmodernidad y el deconstructivismo para formular un nuevo paradigma viable ha dado lugar al retorno al Movimiento Moderno bajo la forma del minimalismo como único estilo capaz de enfrentarse consistente e ideológicamente con el parametricismo. La lucha principal por la hegemonía estilística se da por tanto entre el minimalismo y el parametricismo.

El parametricismo reclama una validez universal.

El parametricismo no se puede descartar como trabajo de firma excéntrica que sólo produce iconos intelectuales. El parametricismo es capaz de ofrecer todos los componentes para el alto rendimiento del nivel de vida contemporáneo. Todos los momentos de la vida contemporánea quedan singularmente individualizados en una textura continua y ordenada.

Los últimos trabajos de Zaha Hadid Arquitectos son mucho más que proyectos sacados de un manifiesto experimental; tienen éxito como proyectos de alta representatividad en el mundo real. Las estaciones de teleférico de Nordpak en Innsbruck son un buen ejemplo. Ningún otro estilo podría haber logrado esta coincidencia de variación adaptativa a las diferentes condiciones del lugar con una coherencia genotípica a través de variantes fenotípicas. El parametricismo está dispuesto a ser la corriente principal. La guerra de estilos ha comenzado.

Patrik Schumacher es socio de Zaha Hadid Arquitectos.

Para saber más:


¿Qué es el parametricismo?

El parametricismo implica que todos los elementos arquitectónicos complejos son paramétricamente maleables. Esto implica un cambio fundamental ontológico dentro de los elementos básicos constituyentes de la arquitectura. En lugar de la dependencia clásica y moderna de rígidas figuras geométricas –rectángulos, cubos, cilindros, pirámides y esferas- las formas básicas del parametricismo son entidades geométricas animadas –splineas, nurbs y subdivd. Esta es la geometría fundamental de los bloques de construcción para sistemas dinámicos, como el “pelo”, “paño”, “burbujas” y “metabolas” reaccionan ante “atractores” y pueden hacerse reaccionar entre ellos via scripts.

El Parametricismo tiene por objeto organizar y articular la creciente diversidad y complejidad de las instituciones sociales y procesos de vida con la lo más avanzado de la sociedad post-fordista. Su finalidad es establecer un orden espacial variado y complejo, usando secuencias de comandos para diferenciar y relacionar todos los elementos y subsistemas de diseño. El objetivo es identificar las interdependencias internas dentro de un diseño arquitectónico, así como las afiliaciones y continuidades externas en contextos urbanos complejos.

La elusión de los tabúes paramétricos y la adherencia a sus dogmas trae orden complejo para instituciones sociales complejas.

Principios negativos (tabúes)

- Evite las formas rígidas (ausencia de maleabilidad).
- Evite la repetición simple (ausencia de variedad).
- Evite la acumulación de elementos aislados y sin relación (ausencia de orden).
- Evite los estereotipos funcionales rígidos.
- Evite la segregación en zonas funcionales.

Principios positivos (dogmas)

- Todas las formas deben ser suaves.
- Todos los sistemas deben estar diferenciados (gradientes) y ser interdependientes (correlaciones).
- Todas las funciones son escenarios de actividad paramétrica.
- Todas las actividades se comunican entre ellas.


La vanguardia parametricista: instituciones docentes alrededor del mundo

Universidad de California – Los Ángeles (UCLA), Los Ángeles, California, Estados Unidos.

El departamento de arquitectura y diseño de la UCLA es la sede estadounidense del parametricista Grez Lynn. El inventor de la “arquitectura blob” ha desarrollado una nueva estética arquitectónica a través de una sensibilidad de diseño fresco, formada por patrones rítmicos creados por las posibilidades del cálculo geométrico infinitesimal.


Asociación de Arquitectos (Architectural Association, AA), Londres, Reino Unido.

El laboratorio de investigación y diseño (DRL – Design Research Laboratory) de la Asociación de Arquitectos fue fundado en 1998 por su director Brett Steele y Patrik Schumacher. El laboratorio se dedica a explorar las posibilidades de las herramientas y redes globalizadas de diseño digital. También es conocido como el “campo de reclutamiento de Zaha” por su conexión con la fundadora del urbanismo paramétrico, Zaha Hadid, quien generalmente recluta empleados del laboratorio.


Instituto de Arquitectura del Sur de California (Southern California Institute of Architecture / SCI-ARC), Estados Unidos.

El Instituto de Arquitectura del Sur de California es un centro de innovación creado para transformar los paradigmas culturales y tecnológicos de la práctica arquitectónica. Una selección de proyectos de investigación del instituto fue expuesta a principios de 2010 en el Museo Guggenheim de Nueva York, en una exposición llamada “Contemplar el vacío: Intervenciones en el Museo Guggenheim”. Artistas, arquitectos y diseñadores fueron invitados a imaginar las intervenciones que podrían hacer en la rotonda en espiral de Frank Lloid Wright.