lunes, 23 de enero de 2012

Preguntas sobre la Mezquita de Córdoba (I): Orientación de la mezquita de Córdoba

Desde el blog Art-Power nos llegó la siguiente consulta: 

Pregunta: ¿Por qué el muro de la quibla de la mezquita de Córdoba no está orientado hacia la Meca sino hacia el sur?  

Extensión aproximada de Córdoba en época Omeya (s. VIII-XI). En verde, la mezquita. En rojo, su orientación. En azul, dirección de la Meca. Fuente: elaboración propia.

Respuesta: La Mezquita de Córdoba es un edificio fascinante mucho más allá de su exuberante despliegue ornamental: ofrece por un lado unas cualidades espaciales únicas y por otro una serie de soluciones constructivas que hacen arte de las necesidades técnicas más complejas. 

Sobre el muro de la quibla de la Mezquita de Córdoba, y en general de todas las mezquitas andalusíes, se han escrito muchas teorías. Hay que tener en cuenta que la orientación de la quibla no depende de un punto celeste sino de uno geográfico, y de lo complicado de ubicar estos puntos en la Edad Media. Personalmente creo que la decisión del posicionar el muro de la quibla en esa dirección se debe a la teoría más aceptada (1) que además me parece la más lógica teniendo en cuenta las limitaciones de la época, la propia orografía del terreno y el uso de los edificios cristianos precedentes. 

Sobre teorías peregrinas creo que hay dos que se llevan la palma: por un lado la defendida por Ignaio Olagüe en "La Revolución Islámica de Occidente" (2) en la que plantea, entre otras cosas, que el templo de Abderramán I en realidad no fue tal, sino uno arriano que ya estaba allí cuando llegaron los musulmanes y el cual éstos se limitaron únicamente a conservar tal cual. Esta teoría se ha difundido por internet como la pólvora e incluso la wikipedia ha caído en la tentación de incluirla como versión oficial en su artículo sobre la mezquita de Córdoba. Creo que se trata de un gran error que supone un desprecio absoluto tanto al genio de los propios constructores musulmanes del primer emir independiente, como a las evidencias arqueológicas obtenidas por el arquitecto Félix Hernández (3). Es como si como una teoría tan peregrina como las de los extraterrestres de Erik von Daniken sea equiparada a la ciencia oficial. 

La otra es un poco más exótica pero, leída con detenimiento, nos puede dar alguna pista. Su autor es el profesor Marvin Hills y defiende la presencia tartésica en el templo, si bien obvia todas las evidencias arqueológicas y supone que el edificio de Abderramán I no sólo existía en tiempos de la invasión, sino que también estaba allí antes de los romanos. Adjunto los enlaces a sus publicaciones en inglés: 

Se trata de escritos diletantes que tienen valor como anécdota pero no deben usarse nunca como fuente primaria de conocimiento. Desde mi punto de vista son teorías esotéricas que luchan contra las evidencias por el mero placer de contradecir a unos expertos a quienes nunca podrán igualar en prestigio. El señor Olagüe pecó de pretencioso con su libro, el cual por desgracia está teniendo demasiada difusión en círculos islámicos y cuyas consecuencias son inquietantes a la par que imprevisibles. 

En ambos casos, un edificio de ese tamaño debió haber llamado la atención a los escritores de la época. Y nadie menciona la presencia de tan singular templo, cosa que queda justificada por la arqueológica. A su vez, como suele ser habitual, la arqueología nos revela la continuidad de ese espacio desde época romana, pues siempre ha sido habitual que los espacios sagrados o altamente simbólicos se reutilicen a lo largo de la historia. 

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(1) Se asume que la orientación hacia el Sur se debe a una práctica heredada directamente de Siria por Abderramán I. La Gran mezquita de Damasco, por ejemplo, está orientada en esa dirección. 

(2) OLAGÜE, Ignacio. La revolución islámica en Occidente. Ed. Plurabelle. Córdoba, 2004. Aquí puede leerse una reseña: Disparates sobre el Islam en España.

(3) Una recopilación de las investigaciones de Félix Hernández en el subsuelo de la Mezquita de Córdoba fue publicada en la revista Al-Mulk en 2006. 

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Para saber más:

Un estudio muy interesante sobre la orientación de las mezquitas hispanomusulmanas es el publicado por Mónica Rius: La Alquibla en al-Ándalus y al-Magrib al-Aqsá, Anuari de Filologia (Universitat de Barcelona), XXI (1998-99) B-3, & Institut “Miltás Vallicrosa” d’Histéria de la Ciéncia Árab, Barcelona, 2000. Puede leerse una reseña en este enlace: Anaquel de Estudios Árabes 176, Vol. 13 (2002): 157-181. 


Un resumen del texto puede encontrarse en webislam: La mezquita de Córdoba no estaba orientada hacia la Meca

7 comentarios:

  1. Como siempre, muy interesante tu artículo sobre la mezquita de Córdoba. Enhorabuena.

    En mi modesta opinión, creo que las teorías de Ignacio Olagüe sobre la invasión musulmana de la Peninsula Ibérica no son nada peregrinas y yo les daría un grado de verosimilitud muy alto. Resulta harto dificil de explicar que un pequeño ejercito árabe, como el que invadió la península por Gibraltar, pudiese conquistar tan vasto territorio en tan poco tiempo doblegando una resistencia que se suponía muy importante. Es mucho más explicable que fueron los propios habitantes de la península los que se convirtieron al Islam progresivamente. Tiene mucho más sentido que la unión del Islam con ese arrianismo preexistente diese lugar a esa cultura que llamamos arábigo-andaluza y que produjo esa etapa de gran florecimiento cultural de los siglos XI y XII.

    Creo que no es nada descabellado decir que Abderramán I fué un Rey Visigodo y que por tanto el templo preexistente es arriano pero como tu dices es solo una teoria, esos si, yo creo que es una teoría tan defendible como otra cualquiera.
    Saludos.
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  2. Gracias por tu cometario Wafah.

    La teoría de Olagüe al respecto de los precedentes de la Mezquita se desmonta a poco que se analicen las excavaciones arqueológicas: La mezquita se construye sobre una iglesia cristiana anterior, lo que invalida cualquier otra hipótesis sobre un templo arriano o similares.

    Creo que una cosa es la progresiva conversión al Islam una vez realizada la invasión, y otra muy distinta es que primero se convirtieran voluntariamente y luego vinieran los Almorávides a conquistar la Península. Eso además choca con todas las influencias omeyas que se observan en todo el arte hispano-musulmán entre los siglos VIII y XI, que por otra parte son los de verdadero esplendor cultural.

    Por tanto no creo que la teoría de Olagüe deba tenerse más consideración que la propia curiosidad y pintoresquismo de sus planteamientos.

    Un saludo.

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  3. Por cierto, creia que en la encuesta la arquitectura hispanomusulmana iba a quedar la última y ha quedado en un honroso tercer puesto. Parece ser que no soy la única a la que interesa y eso me satisface. Muchas gracias.
    Saludos.
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  4. Gracias Wafah, todavía quedan unos cuantos días hasta que finalice, igual remonta. De todas formas, y a juzgar por las estadísticas, hay mucha más gente interesada en la arquitectura hispanomusulmana que la que ha votado.

    Un saludo.

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  5. Sobre las disparatadas ideas de Olagüe y su actual seguidor, González Ferrín, recomiendo el libro de García Sanjuán
    http://www.marcialpons.es/libros/la-conquista-islamica-de-la-peninsula-iberica-y-la-tergiversacion-del-pasado/9788492820931/

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    1. Muy interesante el blog y muy ilustrativa la imagen de la desorientación de la alquibla de la aljama cordobesa. Saludos

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