Las molduras son el elemento básico de la arquitectura clásica. Vitruvio (arquitecto romano, s. I a. C.) sitúa su origen en las primitivas construcciones de madera “de las cuales, y de todo el enmaderamiento ya trabajado, tomaron imitación los arquitectos en los templos de piedra y mármol, ejecutándolo todo de estos materiales, con las mismas disposiciones, juzgándolo digno de propagación” (1). Augustin-Charles d’Aviler (arquitecto francés, 1653-1701) dice en su “Curso de Arquitectura que contiene los órdenes de Vignola” (París, 1691) que las molduras son como las letras dentro de una frase. Jean Nicole Louis Durand (arquitecto francés, 1760-1834) consideraba su mérito “al hábito que nos hemos hecho de ellas, razón por la cual nos hemos guardado mucho de imaginar otras nuevas” (2); recomienda además que “para adquirir el arte de perfilar – dibujar un conjunto de molduras – debemos comparar entre ellos los perfiles de los griegos y romanos (…) y dibujar a continuación un gran número de perfiles” (3). Y Quinlan Terry, uno de los mejores arquitectos clásicos contemporáneos opina al respecto: “Podemos preguntarnos por la razón para una secuencia de molduras. La respuesta es que éstas se han desarrollado por causas diversas como el clima, tradición constructiva, precedentes históricos y otras influencias. Pero probablemente la más importante sea la esciografía, o el arte de proyectar sombras sobre un plano o superficie” (4).
Por tanto, sin las molduras los órdenes serían simples prismas apilados carentes de cualquier sentido de proporción; cada elemento de un orden arquitectónico se articula a sí mismo y entre los demás mediante molduras, de ahí la importancia de su conocimiento y estudio a la hora de aprender a proyectar desde el clasicismo. Como primer paso es necesario conocer sus nombres y proporciones para poder dibujarlas y compararlas entre sí. A continuación exponemos un glosario con las molduras empleadas en la arquitectura clásica (5).
Apófige: moldura cóncava en forma de cuadrante que arranca tangente a una superficie determinada, se curva hacia arriba y termine perpendicularmente a un filete paralelo a aquella superficie.
Astrágalo: moldura convexa pequeña que generalmente tiene sección semicircular.
Baquetón: saliente con aspecto de tallo con que se subrayan las líneas arquitectónicas, también aplicada al encuadramiento de un vano.
Billete: cada una de las formas cilíndricas repetitivas, situadas una junto a otra, que adornan una moldura acanalada o una cornisa.
Bocel, bordón: moldura convexa de sección semicircular y superficie lisa.
Caveto, esgucio, media caña: moldura cóncava cuyo perfil es aproximadamente un cuarto de círculo.
Cimacio, talón: moldura cuyo perfil está constituido por dos arcos de circunferencia dispuestos formando una S, de manera que el arco inferior es cóncavo y el superior convexo. Esto hace que la parte alta de la moldura sea más ancha que la baja, por lo que se usa para enlazar dos superficies de las que la superior sobresale con respecto a la inferior.
Cimacio dórico: cimacio en el cual la parte cóncava sobresale de la parte convexa.
Cuarto bocel: moldura convexa cuya sección transversal recta es un cuarto de círculo.
Escocia, nacela: moldura cóncava profunda, situada generalmente entre dos toros, cuyo perfil está formado por dos arcos de circunferencia de diferente radio que concurren en un punto común de tangencia. Es más ancha por la parte inferior que por la superior, por lo que se utiliza para enlazar dos superficies de las que la superior está retranqueada con respecto a la inferior.
Filete, listel, listón: superficie plana y estrecha en resalto o rehundida, que sirve para separar dos molduras o superficies mayores.
Gola: cimacio cuyo perfil muestra más anchura que altura.
Junquillo: pequeña moldura convexa redonda.
Óvolo: moldura convexa cuya sección transversal recta es aproximadamente un cuarto de círculo o elipse.
Talón: cimacio en el cual la parte convexa sobresale de la parte cóncava.
Toro: moldura semicircular convexa de que rodea la basa de una columna, situada generalmente sobre el plinto de la basa.
Tondino: moldura convexa similar al astrágalo pero aún más pequeña.
(1) Vitruvio Polión, Marco. Los Diez Libros de Arquitectura, traducidos del latín y comentados por Don José Ortiz y Sanz Presbítero. Imprenta Real; Madrid, 1787. Libro IV, Capítulo 3, p.87 (puede consultarse una edición facsímil en línea a través del siguiente enlace del Ministerio de Fomento).
(2) y (3) Durand, Jean Nicole Louis. Compendio de lecciones de Arquitectura. Ed. Pronaos; Madrid, 1981. Primera Parte, Tercera Sección p. 36. Puede consultarse la edición original francesa en google libros (enlace).
(4) Terry, Quinlan. “Siete malentendidos sobre la arquitectura clásica” (en línea). Disponible en inglés en la página web del estudio, sección de ensayos (enlace). Traducido al español en Reflexiones sobre un clasicismo contemporáneo.
(5) Ching, Francis D. K. Diccionario visual de la arquitectura. Ed. Gustavo Gili; Barcelona, 1997.
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