sábado, 2 de octubre de 2010

Léon Krier: “Tradición no significa Edad Media. Necesitamos edificios de tres plantas agradables para el hombre”.


Autor: Greta La Rocca entrevista a Léon Krier.
Traducción: Pablo Álvarez Funes

"Arquitectos y políticos eligen construcciones a gran escala. Están equivocados: no se deben construir rascacielos en estructuras que fueron concebidas para peatones y animales."

Está en Madrid y acaba de volver de Roma. El Parco de la Música (Palacio de la Música, proyectado por Renzo Piano entre 1994 y 2002) ha acogido el congreso organizado por el Alcalde Gianni Alemanno los días 8 y 9 de Abril: Roma 2010-2011, Nuevos modelos de transformación urbana. Fue una ocasión para hablar de las ciudades de mañana, de rascacielos y perfiles urbanos, periferias y planeamiento. Estuvieron presentes varios arquitectos, sociólogos y profesores de renombre internacional. Se presentó una inesperada multitud, si bien muchos asistentes podrían haber estado más interesados en los arquitectos-estrella que en los temas tratados: Richard Burdett, Santiago Calatrava, Massimiliano Fuksas, Richard Meier, Paolo Portoghesi, Peter Calthorpe, Renzo Piano. Léon Krier también estuvo presente. El arquitecto y urbanista conocido como el Urbanista del Príncipe de Gales por haber planificado la ciudad de Poundbury desde 1988 hasta ahora, famoso por sus teorías tradicionalistas y por ser expresión del nuevo urbanismo habló de energías fósiles, rascacielos, metrópolis, megalópolis y ciudades que no son agradables para el hombre. Fue muy criticado por los arquitectos-estrella que estuvieron presentes en el congreso porque considerarles más preocupados por la imagen que por la propia arquitectura. La mayoría de la gente no aprecia su trabajo por no ser moderno y sentirse abiertamente atraído hacia la tradición. Pero Krier especifica: Tradición no significa Edad Media.

Krier presenta el nuevo urbanismo para “House, Living and Business” y explica por qué los edificios no deberían tener más de tres plantas. El no está contra el ahorro de energía y la innovación, pero piensa en un futuro en el que no necesariamente tendremos suministro eléctrico infinito: la ciudad ideal es una comunidad capaz de responder a todas las necesidades y servicios cotidianos. Esta comunidad se construye en toro a una plaza principal como oposición a las metrópolis que crecen vertical y horizontalmente.

Greta La Rocca (GR): En una de sus conferencias en Roma, usted dijo que lo que llamamos “nuevo” urbanismo realmente no es algo nuevo. Es algo viejo. ¿Qué es el nuevo urbanismo y por qué es realmente algo viejo?

Léon Krier (LK): El Nuevo Urbanismo es una respuesta a la falta de teorías que podrían afrontar los problemas de las ciudades modernas. Los primeros estudios y críticas articuladas se remontan a los sesenta y setenta... He criticado la zonificación que es el mayor instrumento del planeamiento urbano moderno porque rompe la ciudad en lugar de componerla. La zonificación rompe físicamente la ciudad y luego la relee en términos mecánicos y electrónicos. Esta separación de funciones se ha dejado de ser una crítica individual para convertirse en una crítica general.

No podemos afirmar que el urbanismo tradicional, las relaciones sociales físicas y geográficas hayan sido superadas... la ciudad histórica no ha sido superada porque es antropológica, es parte de la raza humana: la estructura de sus viviendas, sus formas de trabajo y relaciones sociales son permanentes entre los hombres y no están conectadas a un sólo periodo en el tiempo. Están conectadas a la condición física de la humanidad y sus formas de vida. La zonificación es el instrumento de planeamiento urbano que nos permite dividir el territorio de cada ciudad en áreas homogéneas de acuerdo a ciertas características. Esto hace que la Administración Pública otorgue determinadas funciones y límites a cada área. El primer país en adoptar la zonificación fue Alemania a principios del siglo XX.

GR: Entonces, debido a su naturaleza, ¿la humanidad no puede sobrepasar las características de la ciudad histórica?

LK: Por supuesto, pero la ciudad histórica se ha visto como un retorno al pasado. La Modernidad no sólo criticó la ciudad histórica por considerarla superada: la criticó fundamentalmente por el modo en que fue construida, por su modo de concebir los edificios, calles y plazas. Criticó todos estos elementos estructurales de la comunidad... hay muchos nombres diferentes para estos elementos en China o en la América Pre-Colombina, pero sin embargo son ideas permanentes en cada civilización.

GR: De acuerdo con sus opiniones, a pesar de las críticas de la modernidad, ¿deberíamos tomar esos elementos de las ciudades del pasado y usarlos de un modo moderno?

LK: ¡Sí! Pero no los considere del pasado porque sería como decir que usted viene del pasado porque habla italiano. Sería como decir que volvemos al pasado porque usamos un lenguaje que fue usado en el pasado. Diciendo esto entendemos que la modernidad es absurda porque no podemos separar el pasado del presente por cuanto vivimos parcialmente en el pasado y parcialmente en el futuro. Es un continuo donde no existen interrupciones finales.

Hay cambios pero estos están ligados a la forma en que nos ocupamos de la energía que utilizamos o de la que podemos disponer, pero existen maneras típicamente permanentes para hacerlo si respetamos la naturaleza humana. Quienes no respetan la naturaleza dicen que es algo superado, pero creo que es un error filosófico y semántico. Ir más allá de la escala humana es excesivo... las estructuras históricas, las conexiones, las texturas rústicas, rurales y urbanas... son estructuras que trascienden el momento histórico, así que volver a una forma tradicional de planificación urbana no es un factor historicista: es un retorno a un tipo de tecnología útil.

GR: ¿Y qué es esa tecnología?

LK: Es una tecnología basada en construir con materiales naturales, crear estructuras que vengan dictadas por las condiciones físicas humanas... por la geografía, clima, altitud, materiales, minerales o plantas que estén presentes en ese territorio específico. Debemos respetar las condiciones locales, pero no por una idea sentimental.

GR:¿Qué beneficios podríamos obtener de esto?

LK: Necesitamos estar conectados a una escala que podamos llamar humana, pero no por una razón romántica. Respetar una escala humana implica respectar las posibilidades musculares y óseas del cuerpo humano. Este es mi principio y mi forma de difundir estas ideas: incluso si pudiéramos disponer de una cantidad infinita de energía fósil, deberíamos respetar las medidas humanas que constituyen una característica permanente de la humanidad. Hoy día no construimos de forma amigable. Hoy hemos perdido esos parámetros y la expresión real de eso nos la dan la escala desmesurada y la superpoblación.

GR: Entonces, de acuerdo a su naturaleza, ¿deberían vivir los seres humanos en espacios más pequeños y limitados?

LK: No más pequeños, sino más adecuados. Actualmente las áreas urbanas y suburbanas no son naturales, están fuera de toda proporción sostenible.

GR: Entonces, ¿cómo debería ser la ciudad histórica ideal?

LK: La ciudad, como el cuerpo humano, tiene unas dimensiones específicas e insuperables. Por otro lado, las metrópolis y grandes ciudades no son una ampliación de las pequeñas: son una multiplicación de sus pequeños vecindarios y distritos. La verdad es que el vecindario tradicional no es pequeño: es justo y adecuado para el tamaño y necesidades de la humanidad. Son adecuados para lo que el hombre puede hacer en un día, una semana, un mes o un año.

GR: ¿Qué tipo de servicios debería ofrecer la ciudad histórica ideal?

LK: Debería ofrecer todos los servicios que el ser humano pueda necesitar. Debemos ver que todas las necesidades pueden ser resueltas de forma diferente en la ciudad histórica. Por ejemplo, ¿cuántas veces necesitamos usar los servicios de Hacienda? ¿Una vez al año? Entonces este servicio no debe estar necesariamente a cinco minutos a pie, puede estar más lejos. Incluso iglesias y cementerios no necesariamente necesitan estar justo al lado. Hoy día, en las ciudades modernas, todo está excepcionalmente lejos y las personas desfavorecidas sufren estas distancias. En Roma habló un sociólogo... ¿cómo se llamaba?

GR: Matteo Colleoni, Profesor de “Espacios públicos, lugares colectivos y movilidad” en el Departamento de Sociología e Investigación Social de la Universidad de Milan Bicocca. También es miembro de la Asociación Internacional de Investigación de Uso del Tiempo, de MOVIE (Observatorio Permanente Internacional no Gubernamental en Movilidad Sostenible en Áreas Metropolitanas) y del centro interuniversitario de investigación del tiempo.

LK: Colleone, eso es. Fue la primera vez que oí a un sociólogo hablar tan claramente sobre cosas que uno podría aprender inmediatamente. Habló de cosas prácticas que están en sintonía con lo que llevo diciendo desde hace cuarenta años.

GR: Usted acaba de decir que actualmente en las ciudades modernas todo está excepcionalmente lejos y que las personas desfavorecidas sufren esas distancias. ¿Qué quiere decir con ello?

LK: En las metrópolis modernas tenemos todo todo tipo de servicios pero eso no es así en las afueras de esas ciudades. Quien vive en las afueras está lejos de estos servicios. Así que mi idea de la ciudad es la siguiente: un vecindario es una ciudad completa y la multiplicación de distritos amigables con la sociedad crea una metrópolis. De esta forma no debería haber diferencias fundamentales entre las afueras y el centro. Probablemente existirá una diferencia en el carácter, clima o población, pero debería haber esa falta de servicios de la que adolecen las afueras de nuestras ciudades actuales.

GR: ¿Cómo deberían proyectarse esos vecindarios? ¿Bio-arquiectura? ¿Sostenibilidad ambiental?

LK: Expresiones recientes como bio-arquitectura o sostenibilidad ambiental son términos modernos que se emplean para no usar la palabra tradición porque se considera ligada al pasado. Pero por ejemplo, seguimos comiendo de acuerdo a nuestras tradiciones, porque este tipo de tradiciones son buenas. Deberíamos tener la misma actitud hacia la arquitectura: necesitamos estudiar lo que trabaja bien, lo que ha sido construido sólidamente, lo que es agradable y funciona... La confrontación entre tradición y modernidad no tiene sentido. Lo importante de la arquitectura es su capacidad de usar materiales como la madera, piedra o tierra y materiales autóctonos.

GR: En su opinión, no deberíamos hablar de bio-arquitectura o arquitectura sostenible. Deberíamos hablar de tradiciones y materiales naturales.

LK: Sí, incluso si tuviéramos un suministro infinito de energía fósil y electricidad, deberíamos construir con materiales naturales. Incluso la división en parcelas es importante, pero necesitamos definir el tamaño de esas parcelas urbanas. Siempre sigo esto: el urbanismo tradicional es la capacidad de crear múltiples parcelas que son dimensional y funcionalmente variables. Esto significa que quienes tienen una parcela pequeña puedan tener vecinos con parcelas de mediano o gran tamaño. Esta variedad dimensional permite que una persona rica viva al lado de una pobre. Esto crea un valor inmobiliario extremadamente variable.

GR: Entonces, ¿las promociones residenciales privadas no deberían estar separadas de los proyectos de vivienda de protección oficial?

LK: Exactamente. Hay una mezcla de funciones sociales, simbólicas, públicas y privadas... todo está presente en el mismo vecindario y se desarrolla en torno a una plaza mayor en lugar de tener a los ricos al oeste de la ciudad, los pobres al este y la zona industrial al sur.

GR: ¿Por qué cree que funcionan la mezcla social?

LK: La mezcla social funcional porque crea una competencia diaria inmediata que es extremadamente diversa. Por ejemplo, en Italia, cerca de Piazanza, está la pequeña ciudad de Castel San Giovanni. El alcalde de esta ciudad ha propuesto una política de parcelación similar a la que he descrito. Hay pequeñas parcelas dentro de la ciudad al lado de otras mayores. En cada barrio siempre debería existir el fenómeno del centro y las afueras y en cada barrio debería haber edificios individuales en lugar de bloques idénticos de seis alturas.

De esta forma, creamos una interdependencia entre clases sociales. Los ricos y los pobres se necesitan el uno al otro. Siempre dependemos de otras personas porque no somos independientes como individuos ni tampoco como familias o sociedades: son por tanto complejas relaciones diarias y las ciudades modernas rompen estas conexiones. En América, y ahora incluso en Italia, hay comunidades cerradas que están completamente aisladas del resto de la sociedad y esto constituye una auténtica pesadilla. Por ejemplo, en Brasil, los ricos viven en una especie de fortalezas extremadamente aisladas.

GR: Entonces, ¿la mezcla social sería positiva para toda la sociedad?

LK: Claro que sí, porque este aislamiento entre ricos y pobres crea un terrible resentimiento y esta separación además crea arrogancia. En la otra posibilidad, ricos y pobres viven en la misma calle, cerca de la misma plaza mayor; se crean vínculos entre ricos, pobres y las clases medias y éstos son muy valiosos y útiles a la hora de gestionar rivalidades. Necesitamos urbanizar esas rivalidades. En Francia, “urbain” no es sólo un modo de vivir la ciudad. También implica saber buenas maneras, un buen comportamiento y saber cómo hablar correctamente... todos los comportamientos que consideramos normales no son realmente normales para nada. Estas conductas necesitan ser mantenidas y fomentadas o de lo contrario acaban degenerando en terribles episodios de violencia descontrolada.

GR: Siento decirlo, pero su visión de las ciudades me recuerda a la Edad Media... ¿Cómo puede innovar partiendo de la tradición? Antes usted dijo que la tradición recorre el presente y alcanza el futuro... existe una línea continua entre el pasado y el futuro... ¿Cómo es eso posible?

LK: Mi idea no está opuesta a la innovación. Las innovaciones emergen inevitablemente, de forma natural y no desde el deseo de crear algo nuevo. Los aeropuertos no se inventaron en la Edad Media porque nadie los necesitaba. Hoy día, los arquitectos y diseñadores tienen esta actitud que les lleva a autodenominarse creadores: piensan que crean cosas que nuna antes han sido vistas... pero una silla siempre es una silla... Todo el mundo habla de innovación, pero la innovación no es posible de ese modo. Las innovaciones son ideas inevitables y necesarias que vienen de personas inteligentes. Estas personas pueden ver un nuevo modo de sentarse o usar un coche. La idea de que se debe innovar para sentirse vivo es confusa. Vivir bien no tiene nada que ver con la innovación.

GR: ¿Cómo se crea arquitectura hoy? ¿Cuál es su opinión respecto al debate con los arquitectos-estrella?

LK: No se trata de un debate real puesto que los arquitectos-estrella son víctimas de su propia actitud. Los arquitectos-estrella se meten en el debate porque no tienen ni idea de cómo aumentar el valor de los bordes urbanos. No es algo fácil y pensar la forma en que hacerlo es un trabajo en sí mismo. No es fácil ser urbanista y hoy día nadie puede enseñar este trabajo. De hecho, esa es la razón por lo que el nuevo urbanismo se llama “nuevo”: porque nunca ha sido enseñado en las universidades. La arquitectura que se publicita hoy, la arquitectura de los arquitectos-estrella, no tiene soluciones ni para los bordes urbanos ni para la ciudad misma: todos están enamorados de los rascacieloes, todos están enamorados de cosas que no son agradables para la gente.

GR: En Roma estuvo diciendo que los edificios no deberían tener más de tres plantas, ¿es eso cierto?

LK: Tres o cuatro plantas no es un límite casual: si usamos las escaleras cada día y no nos subimos al ascensor, tres niveles de escaleras es lo máximo que uno quiere subir. Si hay un ascensor, no hay límites. Así pues, este es un límite natural que evolucionó históricamente en las ciudades antiguas donde los ricos vivían en planta baja o primera, que eran consideradas las plantas nobles. Los pobres estaban por encima o por debajo de estas plantas. Hoy día ocurre exactamente al contrario: los mejores lugares están arriba y los pobres ocupan las plantas bajas.

GR: También dijo que “lo primero es estudiar y luego intervenir y no hay otra forma de actuar”. ¿Cómo debería comportarse un arquitecto hoy día?

LK: Un arquitecto debe tener los ojos abiertos porque en Italia hay muchos ejemplos de calidad: un arquitecto debe estudiar qué debe hacerse y qué evitarse en cualquier caso. El lenguaje es muy importante, pero el planeamiento moderno tiene un lenguaje prácticamente incomprensible, es abstracto. Los planes urbanos son tremendamente aburridos y nunca se puede entender lo que quieren decir. Las ciudades no tienen límites y todo está en constante cambio. ¿Ha visto alguna vez un plan urbano definitivo en Italia? Simplemente no existen. Cada plan urbano es un trabajo constante y continuo. Por haber tantas regulaciones todo es posible porque todo puede estar sujeto a debate. Recuerdo el plan urbano para la ciudad de Parma: al principio tenía casi ochocientas páginas de limitaciones... es ridículo.

GR: Las ciudades se han convertido en grandes metrópolis con rascacielos y un perfil urbano vertical. El mundo avanza rápidamente y usted dice qeu deberíamos volver atrás y crear una estructura diferente. ¿Cómo es eso posible?

LK: Es una figura retórica. Volver atrás no implica regresión o tener menos. Significa volver a las experiencias pasadas que han demostrado ser seguras, agradables y que probablemente funcionen para la mayoría de las personas.

GR: Esto me recuerda al lema “menos es más” adoptado, entre otros, por el diseñador Aldo Cibic...

LK: Menos es más... Ludwig Mies Van der Rohe (Aquisgrán, Alemania, 1886 – Chicago, EEUU, 1969). Van der Rohe, arquitecto y diseñador alemán, dijo eso. Hay que apuntar que la forma de la ciudad, su morfología y el modo en que se construye no son cosas personales. Una persona no puede inventar esas cosas. Yo he difundido la idea, pero no soy el inventor de las ciudades tradicionales. He creado una teoría que encuentra su origen en diferentes experiencias que han ocurrido a lo largo de la historia. He pensado sobre una metrópolis que no existe: no había metrópolis de referencia con la que pudiéramos organizar una metrópolis moderna. Nueva York, Atenas y Tokio no son metrópolis modernas: han crecido a lo largo del tiempo sin un plan de expansión coherente y ahora están en constante estado de crisis porque su sobre-expansión no fue prevista. Ahora tenemos un nuevo concepto de metrópolis y como ejemplo Roma, que tenía una planta caótica y no tenía una forma metropolitana estructurada.

GR: Menos es más, ¿es también un lema para usted?

LK: Me gustaría entender qué funcionaría si nos quedáramos sin energía fósil en el futuro. No estoy en contra de las energías fósiles. Yo uso el automóvil y el avión más que otras personas. Mi actitud no es moralista. No quiero enseñar a la gente cómo vivir.

GR: Volvamos a los arquitectos-estrella y a las metrópolis. ¿Qué es una metrópolis?

LK: En mi opinión, las metrópolis son la expresión y resultado de civilizaciones imperiales que dependían de materiales provenientes de países lejanos. Estas estructuras no sobreviven en el tiempo. ¿Por qué, en su opinión, las metrópolis quieren arquitectos-estrella y rascacielos?

Son actitudes infantiles que demuestran que hoy día podemos hacer grandes gestos, pero estos gestos son extremadamente triviales y una ciudad no puede salvarse con un rascacielos. Los perfiles urbanos verticales no aportan nada y no son una solución para las grandes ciudades. En mi opinión, son estructuras injustificadas porque crean irresolubles nudos de congestión. Podríamos concebir una ciudad hecha de rascacielos pero no podemos construir esos rascacielos sobre una infraestructura pensada para peatones y animales.

GR: ¿Qué piensa sobre los arquitectos que estuvieron presentes en Roma: Massimiliano Fuksas, Renzo Piano, Zaha Hadid? Usted ha dicho que Zaha Hadid y Norman Foster están siempre en las revistas pero no necesitan publicidad porque ellos mismos se autopublicitan.

LK: Son personas que saben cómo hacer su trabajo, pero no son teóricos de la arquitectura. NO podemos pedirle a Norman Foster o a Zaha hadid que proyecte una ciudad porque no es su trabajo, no es una “marca” comercial. Si me pidiera hacer una bomba nuclear, no sabría cómo hacerla, ese no es mi trabajo. Saben proyectar edificios, pero no ciudades.

GR: ¿Son arquitectos?

LK: Son arquitectos que saben cómo construir con materiales sintéticos pero no son realmente arquitectos porque no saben cómo construir con materiales naturales. Le pregunté a Richard Meier, un arquitecto norteamericano. “Si tuviera que proyectar una plaza en Italia con materiales naturales y sin usar materiales sintéticos, ¿cómo lo haría?, y me respondió; “No podría, porque no se pueden proyectar estructuras arquitectónicas modernas con materiales naturales”.

GR: ¿Entonces Meier no podría proyectar una plaza con materiales sintéticos?

LK: Él no podría construir un edificio tradicional sin materiales sintéticos. Sería imposible.

GR: ¿Por qué? ¿No sería capaz de trabajar con materiales naturales?

LK: Se lo pregunté y me dijo que no tenía teorías. Él proyecta edificios que pueden ser construidos con materiales sintéticos. No tengo nada en contra de esa gente; al contrario, los aprecio porque son muy ingeniosos y trabajan con mucho cuidado. No los critico de forma personal, pero personalmente encuentro que el Parco della Musica (Auditorio Parque de la Música, emplazamiento del congreso romano y creado por Renzo Piano, 1994-2002) es horrible y lo dije justo enfrente de Piano.

GR: ¿Por qué es horrible?

LK: Es muy triste escuchar música o moverse por esos edificios tan enormes durante dos días. No había ninguna razón para que él creara esos laberintos para escuchar música. Esas estructuras no han sido pensadas y son el resultado de un crescendo en el programa que no tiene sentido desde un punto de vista tipológico y psicológico. Es un laberinto. ¿Ha estado alguna vez dentro del Parco della Musica? Es imposible encontrar lo que se esté buscando. No tiene nada que ver con Roma. Los políticos de nuestros países democráticos están enamorados de esas producciones a gran escala. Los políticos están obsesionados con gestos inmensos y heroicos que no teman al futuro. Pero en cambio tienen un miedo atroz a estar pasado de moda y ese temor les hace cometer errores terribles. Mi ciudad en Luxemburgo fue desfigurada por el miedo a parecer pasada de moda y provinciana.

GR: ¿Qué opina del congreso romano organizado por el alcalde, Alemanno? ¿Fue interesante?

LK: Alemanno es una persona interesante porque estuvo allí dos días...

GR: Sí, recuerdo que usted lo dijo durante su conferencia en Roma.

LK: La verdad es que normalmente los políticos dan la conferencia de apertura y abandonan el congreso sin escuchar nada más. Él estuvo allí. Es inteligente y dio una conferencia clara y articulada. Él tiene intereses sociales claros, y no sólo para sus aspiraciones políticas: está interesado en la ciudad. No lo conozco, pero me dio la impresión de que realmente quería hacer algo. Los políticos a veces ignoran las periferias y no se dan cuenta que esas periferias existen realmente porque están bien conectadas con los centros urbanos. Son tierras extrañas para la mayoría de las personas.

GR: ¿Qué políticos están enamorados con las producciones a gran escala?

LK: Mi argumento es generalista. Hoy día, incluso las grandes organizaciones bancarias, culturales industriales y publicitarias no piensan en otra escala. Son escalas de producción globales, internacionales. Ahora bien, esta gran escala quiere crear demostraciones de estructuras arquitectónicas a gran escala, de rascacielos, de grandes gestos como el Museo Guggenheim. El Museo Guggenheim de Bilbao fue proyecto por Frank Gehry e inaugurado en 1997; fue construido en un antiguo solar industrial y es parte de un plan de renovación urbana que empezó en 1989 y que incluye un Palacio de Congresos, un aeropuerto internacional, un nuevo sistema de metros y un plan para la mejora de los bordes urbanos del río Nervión. El museo cuenta con 24000 metros cuadrados, pero raramente alberga objetos de calidad.

GR: ¿Le gusta el Guggenheim?

LK: Sí, me gusta y lo encuentro interesante, pero no podemos pensar en salvar toda una ciudad con un sólo edificio. De hecho, es interesante entender el éxito del Guggenheim: la ciudad de Bilbao estuvo en unas condiciones terribles durante un siglo, fue restaurada y reestructurada con mucho cuidado veinte años antes de que pudiera permitirse el Guggenheim. Es una ciudad que se ha añadido una joya, pero la corona ya existía. Si hubiéramos proyectado el Guggenheim en una ciudad corrupta y enferma, no habría tenido sentido. Frecuentemente estos edificios están ubicados en lugares donde no pueden tener mucho éxito.

GR: ¿Por ejemplo?

LK: No quiero dar ejemplos, pero no todas las obras de Franl Gehry han tenido el mismo éxito. El Guggenheim es el único que ha tenido este tipo de éxito. ¡No todos los edificios pueden tener el efecto Guggenheim! Para obtener el efecto Guggenheim se necesita un Bilbao rehabilitado que haya sido reconstruido y cuidado por una alcaldía veinte años antes.

GR: ¿Qué piensa del Museo MAXXI de Zaha Hadid, el Museo Nacional de arte del siglo XXI?

LK: No lo he visto, pero en mi opinión estos edificios son hiper-barrocos y no pueden proyectarse para una ciudad como esta. Estos no son los edificios que podrían salvar una ciudad cuando esté en ruinas.

GR: ¿Edificios hiper-barrocos?

LK: Son edificios tremendamente caros. Marcello Piacentini, arquitecto romano que centro su atención en el diseño de sus estructuras arquitectónicas y en los propios proyectos, más que en el contexto que los rodea, dijo que la modernidad es una forma de hacer fácil lo difícil a través de lo fútil. Sé que en Roma, por ejemplo, estos edificios fueron impuestos por el sistema político sin respetar los deseos y referéndum populares.

GR: ¿Qué opina sobre los concursos y las restricciones de participación?

LK: Ese es otro problema: están controlados por una mafia. El Ara Pacis (Richard Meier, 2006) fue impuesto por la administración oponiéndose a un referéndum que expresó su voto negativo para este edificio, pero se construyó de todas formas.

GR: Volvamos al argumento anterior: ¿los sistemas políticos crean grandes escalas?

LK: Sí, los políticos están dominados por la idea del superlativo. Sienten que necesitan dar la impresión de estar en la vanguardia y no pasados de moda, necesitan ser mejores que los demás.

GR: Hablando sobre las periferias, Cino Zucchi nos dijo que los rascacielos podrían ser una solución ya que crean un nuevo centro.

LK: No, es exactamente lo contrario. Los rascacielos tampoco tienen sentido en las periferias porque suponen un flujo de energía concentrado en un sólo punto, un callejón vertical sin salida, como yo los llamo. Los callejones sin salida siempre crean un problema, no se conectan con la trama urbana. No tiene sentido, hay problemas de aparcamiento, iluminación (luces y sombras) y viento. Los rascacielos tradicionalmente han sido infrautilizados porque crean perturbaciones climáticas. Históricamente los campanarios son sólo escaleras con una campana en la parte superior, no edificios funcionales. No tengo prejuicios contra los edificios altos entendidos como símbolo, pero sí contra las estructuras demasiado utilitarias.

GR. ¿Qué me dice de los rascacielos de vida urbana proyectados por Daniel Libeskind, Zaha Hadid y Arata Isozaki? Gaetano Pesce dijo a “House, Living and Business” que no deberían doblarse como picaportes.

LK: Por supuesto que pueden doblarse. Pueden hacer lo que quieran con ellos, pero eso no trae ningún beneficio al rascacielos o a la ciudad. El número de plantas podría construirse de otra forma. En mi opinión, los rascacielos no son decentes, son falsos monumentos. No enriquecen las ciudades ni mas mejoran en ningún sentido.

GR: Quisiera preguntarle una última cosa: en Roma habló sobre la luz. ¿Es otro problema de la arquitectura moderna?

LK: Sí, porque con menos iluminación las ciudades podrían ser mejores. Por la noche tantas luces trivializan la textura urbana y todas esas farolas son un desastre. Londres está volviendo a la iluminación urbana tradicional con luces blancas que son preciosas de noche. Los puntos de luz tiene que ser pocos y elegantes. Hoy día, la iluminación urbana está dominada por intereses privados: muchas luces producen suculentos ingresos. En lugar de ello podríamos ahorrar grandes cantidades de dinero apagando las luces tras la medianoche, como hicieron en Florencia. En Roma, la iluminación urbana era perfecta hasta mediados de los setenta.

GR: Entonces, ¿nada de luces naranjas?

LK: No, nada de luces naranjas. Hoy se tiene la idea de que más luces implican un aumento de la seguridad, pero no es el caso. Los criminales no se fijan en que esté oscuro o no para delinquir, así que la iluminación no influye en el nivel de seguridad. Es un factor psicológico. Yo no podría luces en las calles.

GR: ¿No sería peligroso?

LK: No, ¡en el campo no hay luces! Sólo iluminaría los monumentos. Hay especialistas en iluminación en Francia que hacen que parezca que los monumentos se iluminan solos. No se ven los puntos de luz. Así es como se crea la magia. El Cour Carrée del Louvre es el mejor ejemplo.

2 comentarios:

  1. Las ideas del Sr. Krier me parecen interesantes ¿podría recomendar alguna obra suya?

    Muchas gracias y enhorabuena por el blog, me gusta mucho.

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  2. Muchas gracias por su comentario.

    Leon Krier ha escrito muchos libros en su larga carrera, en los que sus planteamientos teóricos están perfectamente ilustrados y ayudan a entender perfectamente su postura. Le recomiendo:

    Architecture: Choice or Fate, London, Andreas Papadakis Publishers, 1998.
    The Architecture of Community, Washington, Island Press, 2009.

    Puede acceder a una vista previa de los mismos a través de Gooble Libros.

    Un saludo.

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