lunes, 13 de febrero de 2012

Academia de Infantería de Toledo (1942)

Vista de la Academia de Infantería desde el Alcázar. Fotografía: Francisco Javier Martín Fernández

La ciudad de Toledo siempre ha estado rodeada de un aura especial, casi de primacía sobre el resto de ciudades españolas. La antigua capital visigoda se convirtió en un símbolo durante la reconquista y tras su toma por el rey Alfonso VI en 1085 fue tratada con mimo por la realeza hasta el punto de convertirse en “ciudad imperial” durante el reinado de Carlos I de España. Durante este periodo se imprimirían las “Medidas del Romano”, de Diego de Sagredo, que constituye el primer tratado de arquitectura en lengua española y que tuvo una repercusión capital en la consolidación de nuestro Renacimiento, también conocido como etapa purista. Tras el traslado de la capital a Madrid, la ciudad entró en un periodo de progresiva decadencia de la que no se recuperaría hasta mediados del siglo XIX con la fundación del Colegio de Infantería en 1850 y la llegada del ferrocarril en 1858. 

La elección del alcázar como sede para dicha institución devolvió un la gloria a un vetusto edificio que no se había repuesto de los daños de la Guerra de Sucesión y la Guerra de Independencia. Esta etapa no duraría mucho y el indiscriminado bombardeo republicano durante la Guerra Civil vendría a destruir nuevamente el edificio. Con su reconstrucción se plantea en 1942 el traslado de la ahora Academia de Infantería a un nuevo complejo más grande y con mejores prestaciones, mientras que el Alcázar queda como un edificio representativo de la institución, pero a la vez como un símbolo de la reconstrucción nacional durante la posguerra. 

Fotografía aérea de 1955: puede apreciarse la academia recién inaugurada así como las ruinas del Alcázar. Fuente: Biblioteca Digital de Castilla La Mancha.

Como venía siendo habitual en la construcción de edificios militares en España, el proyecto de la nueva Academia fue elaborado por tres ingenieros militares y a la vez Tenientes Coroneles: Don Manuel Carrasco Cadenas, Don Arturo Ureña Escario y Don Julio Hernández García. El nuevo edificio de la Academia se construye en un promontorio frente al Alcázar, en la otra orilla del Tajo, de forma que ambos edificios se enfrentan y dialogan: el Alcázar pasa a recoger la tradición y la Academia simboliza en sí misma el futuro de las fuerzas armadas. Pero esta dualidad entre tradición y modernidad no quedaría rota, como ocurriría posteriormente, con una filosofía proyectual que anula a la primera para proclamar estridentemente la segunda, sino que los ingenieros militares encargados del proyecto demostraron una gran sensibilidad que nos habla de la gran formación artística que hubieron de tener sus autores. 

Maqueta del proyecto. Fuente: Biblioteca Digital de Castilla La Mancha.

El clima de exaltación que se da tras la Guerra Civil fue muy propicio para materializar el debate sobre los fundamentos de un estilo nacional, y en el caso toledano, la propia reconstrucción del Alcázar sirvió de referencia para marcar las pautas de un “estilo imperial” que simbolizara la continuidad de las formas más representativas del poderío del imperio en el que nunca se ponía el sol. Esto, unido al carácter marcial del nuevo edificio hacía imposible la elección de las formas neomudéjares para el mismo, y que habían gozado de mucha popularidad en Toledo como demuestra la Estación de Trenes, construida por el arquitecto Narciso Clavería en 1919

La nueva Academia, por tanto, sigue unas pautas sobrias y discretas a pesar de su enorme tamaño. El edificio principal tiene unas dimensiones aproximadas de 200x150 metros con un gran patio interior. La envolvente exterior es de mampostería irregular careada con sillares labrados en las esquinas, huecos recercados y torres en las esquinas, en clara continuidad con la tradición constructiva castellana. El cuerpo central de la fachada es el elemento más llamativo del exterior, tanto por la piedra blanca empleada como por los recursos compositivos que recuerdan a otros edificios toledanos levantados por el arquitecto Alonso de Covarrubias, como la portada del propio Alcázar o el Palacio arzobispal, y en general a la etapa “purista” del Renacimiento español. 

Academia de Infantería de Toledo. Detalle de la Fachada. Fotografía: José A. Hidalgo.

Academia de Infantería de Toledo. Detalle de la Fachada. Fotografía: Universidad de Castilla La Mancha.

Al ser un espacio usado para grandes eventos representativos de la Academia, el gran patio interior continúa el aire solemne del cuerpo central de la fachada, destacando la superposición de arcadas en las esquinas y las portadas monumentales. Mientras que la fachada evoca al renacimiento toledano y resulta más amable por el empleo de un orden jónico muy similar al que se puede observar en tantos edificios de la ciudad, la composición del patio es mucho más rígida y neoclásica, con el orden toscano como elemento rector de la composición, muy adecuado al carácter marcial del edificio y de las ceremonias que tienen lugar en él. 

Academia de Infantería de Toledo. Patio interior. Fotografía: Fuerzas Armadas.

De la misma forma que el Ministerio del Aire, del arquitecto Luis Gutiérrez Soto, este edificio se erige en continuidad con la tradición arquitectónica española de edificios militares, integrándose en el tejido urbano sin la necesidad de recurrir a estridencias. Intervenciones como las “Escaleras de La Granja”, de Elías Torres, o el Miradero, de Rafael Moneo, deberían haber mirado a la humildad con que estos ingenieros militares quisieron integrarse y dialogar con el entorno, en lugar de predicar el habitual diálogo impositivo de la modernidad que a fuerza de hablar más alto acaba volviéndose monólogo que anula la historia. 

Como curiosidad, el proyecto además incluía un puente, finalmente descartado, que uniría la nueva sede con el Alcázar. Fuente: Biblioteca Digital de Castilla La Mancha.


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Para saber más:

6 comentarios:

  1. Hola Pablo, muy interesante post.
    Empieza un ciclo en Mapfre sobre arquitectura española, a lo mejor te interesa, he puesto un enlace en mi blog:: http://artpower-ana.blogspot.com/2012/02/momentos-de-la-arquitectura-en-espana.html
    Saludos

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    1. Muchas gracias por la información Anda, veré si me puedo pasar por alguna de ellas aunque todas son muy interesantes y los ponentes, de primera categoría.

      Saludos.

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  2. Interesante artículo, como todos los tuyos. Es evidente que no es la arquitectura que me gusta pero siempre es bueno informarse de todo.
    Saludos.
    Visita mi blog El Crisol: Arabesco Nº 2 de Claude Debussy

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    1. Gracias Wafah, Toledo es una ciudad curiosa a ese respecto porque tiene un equilibrio entre tradición mudéjar y clásica que ha influido mucho en la arquitectura posterior: buena parte del neomudéjar tiene influencias toledanas y la arquitectura de la inmediata posguerra tiene en el Alcázar de Toledo un referente de primer orden.

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  3. Pablo, no se si conoces un pequeño ensayo de Gustavo Adolfo Becker, incluido en el segundo tomo de sus "Leyendas" titulado "La arquitectura árabe en Toledo". Yo lo descubrí ayer y la verdad es que hace una descripción histórica muy interesante sobre los monumentos moriscos de Toledo. Aquí te dejo el enlace por si te interesa:

    http://ebookbrowse.com/ebook-gustavo-adolfo-becquer-la-arquitectura-arabe-en-toledo-pdf-d201686289

    Un saludo.
    Visita mi blog El Crisol: Los árabes en Cuba (Palacio de Cienfuegos)

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    1. Gracias Wafah. No conocía ese hermoso ensayito que refleja la gran formación artística de este inmortal sevillano.

      Un saludo.

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