El órgano es un instrumento indisolublemente ligado a la Música Sacra. Por su envergadura tiene una potencia difícilmente superada por cualquier otro instrumento; una audición de órgano se convierte en un conflicto entre el hombre y la máquina por arrancarle a ésta sonidos divinos.
Herederos de la tradición musical grecorromana de órganos hidráulicos (la presión del aire se mantiene gracias a unos receptáculos llenos de agua), se tiene constancia de su uso para fines eclesiásticos desde el siglo VII. El sistema hidráulico fue poco a poco desapareciendo a favor de uno neumático (la presión del aire que sale de los tubos se consigue mediante fuelles mecánicos), que se impone a partir del siglo XIII, quedando los primeros relegados al ámbito lúdico y privado.
A partir del siglo XV se empiezan a construir órganos fijos y éstos aumentan progresivamente de tamaño, Tanto la Reforma Protestante como la Contrarreforma Católica dieron especial importancia a la música dentro de sus respectiva liturgias y a partir de la segunda mitad del siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII se construirán gran cantidad de órganos en Europa y América siguiendo una pauta más o menos común que después se denominó “órgano barroco”. En el siglo XIX se perfeccionan las técnicas de construcción de órganos y se instaura el “órgano romántico”, mucho más espectacular y que progresivamente irá desbancando al barroco (hasta hace muy poco tiempo las restauraciones de órganos tendían a sustituir más que restaurar los mecanismos barrocos por otros románticos). Un claro ejemplo es el gran órgano de la Catedral de Sevilla, barroco, que tras el desplome de parte del crucero en 1888 fue restaurado y “sustituido” por otro romántico al que a principios del siglo XX se le introdujeron mecanismos de control electrónicos (un gran avance para su época).
Aunque hoy día en la música sacra sevillana sean más habituales las saetas y marchas procesionales que los tientos, hubo un tiempo que la capital hispalense fue un gran centro musical donde confluían corrientes de toda Europa y se exportaban al resto del Imperio donde no se ponía el sol. Antonio Correa de Arauxo (1584-1654), uno de los organistas españoles más importantes, nació y desarrolló gran parte de su carrera en la Iglesia del Salvador de Sevilla. Incluso en el romanticismo, el propio Franz List elogiaría el órgano de la Catedral durante una gira que le llevó por tierras españolas en 1845.
A pesar de que a finales del siglo XX la ciudad contaba con cerca de 70 órganos, éstos bien se encontraban en mal estado o habían sido sustituidos por “órganos románticos” que los incapacitaban para una interpretación rigurosa del repertorio barroco de este instrumento. La solución vino de la mano de la Fundación Focus, que encargó la construcción de un nuevo órgano en la Iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes. El diseño es obra del arquitecto Simon Platt, la construcción se debe al maestro organista Gerhard Grenzing y los detalles finales al escultor y restaurador José Barbero y al pintor Antonio Díaz, que realizaron las tallas, el dorado y la policromía, con técnicas tradicionales. Además su diseño está adaptado a las cualidades acústicas del lugar con la idea de generar un sonido perfecto, especialmente cuando se trata de repertorio de los siglo XVI al XVIII.
El órgano es una gran fachada de 6 por 9’5 metros que se integra perfectamente en el interior de una iglesia profusamente decorada con pinturas de Valdés Leal y Lucas Valdés. Se divide en dos cuerpos: un basamento inspirado en los tratados de Palladio y Vignola, donde se sitúa el teclado y dos accesos al interior de la maquinaria, y los tubos, conformando una composición en cinco tramos coronados por un entablamento rematado por unas volutas que recuerdan al remate de Porta Pia en Roma, obra de Miguel Ángel.
Los órganos son para los profanos los grandes desconocidos porque solo los estudiosos de ese instrumento musical conocen los entresijos de un órgano de estas características.
ResponderEliminarHemos visto muchos órganos, impresionantes y sentir la majestuosidad de su sonido con el aliado de una buena acústica en una de esas grandes catedrales es un espectáculo grandioso y sobrecogedor.
Desde luego tu texto nos ha ampliaco conocimientos y nos hemos recreado en su lectura.
Una de las oberturas de Bach o un Adagio interpretado en unos de estos órganos es de esas cosas que a todos nos gustaría poder gozar.
Un abrazo.
Logan y Lory, este es, en palabras del Canónigo de la Catedral de Sevilla y organista de Los Venerables D. Enrique Ayarra, uno de los mejores órganos del mundo (es de los escasos momentos en que el chovinismo sevillano no se queda corto).
ResponderEliminarRecuerdo con especial cariño el "año Bach" (año 2000, 250 aniversario de su muerte) cuando la fundación Focus le dedicó un gran ciclo. A veces radio clásica ofrece piezas tocadas en ése órgano en concreto. El programa de los Venerables tiene cada año un eje temático y siempre llevan organistas de talla internacional, curiosamente muchos de ellos jovencísimos.
El órgano es un instrumento con mucha potencia. El repertorio barroco es sumamente abstracto y filosófico, mientras que el romántico sentimental y desgarrador.
Un saludo