miércoles, 5 de mayo de 2010

El origen de los Órdenes (II)

Traducción: Pablo Álvarez Funes

El origen del Orden Dórico tal como fue usado en el Patio del Tabernáculo: para las columnas podría haberse usado madera de acacia. Éstas medían cinco codos de alto con capiteles de plata y presillas, ganchos y basas de latón. Esto soportaba un entramado donde se extendían los cortinajes anudados entre ellos para formar un todo. Debió existir una estructura construida siguiendo estas indicaciones y que Besabel y Oholiab formalizaron en un Orden sencillo con basa y capitel. Este Orden sería conocido por el Rey David y transmitido a su hijo Salomón, quien lo perfeccionó en la columnata alrededor del patio exterior del Templo de Jerusalén. Esta columnata estaba cubierta y en la elaboración de su sencillo tejado ya se mostraron las partes esenciales del posible origen del entablamento Dórico. De esta forma, la viga (o arquitrabe) soportan una armadura simple con tirantes mostrando sus extremos al exterior (triglifos), que se fijan al filete de la parte superior del arquitrabe con clavos (o dentículos). Las correas y la cubierta apoyan en la viga principal de la armadura, que a su vez soportan otras vigas con sus extremos al exterior (mútulos) que terminan con un filete inclinado bajo los aleros (cyma recta).


El origen del Orden Jónico tal como fue usado en la puerta del Lugar Santo del Tabernáculo: de la palma que hemos mencionado podrían brotar hojas que bajo la presión de un tope cuadrado o ábaco, y curvarse hacia abajo conformando volutas en las esquinas. Esta curvatura natural habría resultado atractiva a los dos inspirados artistas, pues podría haber sido formalizada y santificada en la curvatura natural de los cuernos de un carnero. Se habrían construido en madera de acacia y posteriormente doradas, con capiteles de oro y basas de latón. Fueron devotamente colocadas en la puerta del Tabernáculo, haciendo ver a los fieles cómo deben acercarse a Dios. Recordarían el sacrificio de un cordero por parte de Abraham en lugar de Isaac y que Dios también les aceptaría a través del mismo sacrificio. Imprimiría en sus mentes la enseñanza fundamental de que sin el sacrificio de la sangre no hay perdón de los pecados.

Una vez mas el Rey David, siempre consciente de su necesidad de perdón, podría haber dado instrucciones en sus planos para el Templo de Jerusalén para que estos capiteles con volutas fueran colocados en la parte superior de las columnas del Lugar Santo.

El origen del Orden Corintio: las hojas nacientes de la rama de palma antes mencionada podrían variar su forma de crecer bajo el ábaco. Una vez más esta disposición, más intrincada y decorativa que el Orden Jónico, podría haber sido formalizada en madera de acacia y posteriormente dorada, con capiteles de oro y basas de plata; estarían colocadas a cada lado del Sancta Sanctorum en el Tabernáculo, soportando el velo.

Una vez más Salomón, con su amor por la belleza y el refinamiento, podría haber ido más lejos, no sólo en el interior del Templo, sino en las dos columnas, Iaquín y Boaz, que fueron colocadas frente al Templo. Éstas fueron descritas en el Libro de los Reyes:

Hiram de Tiro hizo dos capiteles para colocarlos arriba de las columnas; estos eran de bronce fundido. La altura del primer capitel era de dos metros y medio, y el segundo tenía la misma altura. Hizo unas molduras en forma de red y frisos en forma de guirnaldas para los capiteles que estaban encima de las columnas: siete para el primer capitel y siete para el segundo. Hizo también las granadas: puso dos hileras alrededor de una de las redes, para cubrir los capiteles que remataban las columnas, y lo mismo hizo para el segundo capitel. Los capiteles que estaban encima de las columnas, en el vestíbulo del Templo, tenían una moldura en forma de azucena y medían dos metros. En los capiteles superpuestos a las dos columnas, también en la parte superior, a lo largo del ensanchamiento que estaba más allá de la red, había doscientas granadas distribuidas en hileras circulares, sobre los dos capiteles. Él erigió esas columnas junto al vestíbulo del Templo: erigió la columna derecha, y la llamó Iaquín; erigió también la columna izquierda, y la llamó Boaz. En lo alto de las columnas había una moldura en forma de azucena. Así quedó concluido el trabajo de las columnas.
(Reyes I, Capítulo 7, versículos 16-22).


Esta descripción es difícil de ilustrar y nos gustaría saber si en realidad describe un Orden superpuesto. Sin embargo, es significativo que esta descripción hable de “molduras en forma de red” y “moldura en forma de azucena”. Las “molduras en forma de red” recuerdan al canasto dibujado por Calímaco y descrito por Vitruvio. La “moldura en forma de azucena” hace referencia a la forma geométrica del capitel Corintio, que es una campana invertida que soporta un ábaco cuadrado con volutas.

Los teólogos coinciden en que este Templo deriva directamente del Tabernáculo del desierto. La planta del Templo duplica exactamente la del Tabernáculo, y las divisiones entre Atrio, Lugar Santo y Sancta Sanctorum también son idénticas. El propósito de ambos edificios era el mismo, y sólo se diferenciaban en materiales y escala. El Tabernáculo era una estructura portátil de madera (en gran parte recubierta de oro) usada por los israelitas durante su peregrinación por el desierto. Fue construido sobre el 1000 A. C. con capiteles Corintios que influyeron en el estilo de las naciones que les rodeaban y fue la envidia del mundo antiguo.

La historia de la Reina de Saba y su largo viaje desde el sur para admirar la belleza y grandiosidad de ese Templo es bien conocida (Crónicas II, Capítulo 9, versículo 1), e incluso la Reina de Saba hubo de admitir que lo que vio superaba con creces la descripción que había oído. Apenas 50 años después de la terminación del Templo, se recuerda que:

En el año quinto del rey Roboám, subió contra Jerusalén Sisac, rey de Egipto (…) y se apoderó de los tesoros de la Casa del Señor y de la casa del rey. Se apoderó de todo, incluso de los escudos de oro que había hecho Salomón.
Crónicas II, capítulo 12, versículo 2 y versículo 9.

Es probable que las características y ornamentos de este famoso edificio fueran copiadas en Egipto. Sisac era tan gran constructor como conquistador. Construyó, restauró y amplió muchos templos y su nombre aparece en Karnak y Luxor. Es interesante apuntar que hasta esas fechas (945 A. C.) hay poca ornamentación en la arquitectura egipcia: prevalecen las formas putas de la pirámide, el obelisco y pórticos adintelados. Salomón fue el primero en colocar columnas exentas con capiteles en lugar de obeliscos en lugares relevantes.

4 comentarios:

  1. Me he quedado anonadada leyendo el artículo ¿hay una parte 3? Me sorprende muchísimo que en los tiempos que corren todavía haya en occidente quien pueda dar una lectura religiosa de los órdenes arquitectónicos (y se quede tan ancho...) o_O
    Por un momento me pareció estar leyendo a Caramuel o algún otro tratado de época moderna!!!

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  2. Paula, mañana se publicará la tercera y última parte donde se exponen las conclusiones. Esta conferencia del Sr. Terry ofrece un punto de vista poco ortodoxo sobre el origen de los órdenes que me pareció interesante traducir al español. También hay que indicar que Quinlan Terry recibió una educación atea y que a los 18 años se convirtió al cristianismo, lo que explica en parte su fervor y devoción.

    Su punto de vista, como bien indicas, enlaza con los tratados de arquitectura renacentistas como el de Juan Caramuel o Francisco Villalpando y que a su vez vieron en El Escorial la reconstrucción ideal y contemporánea del Templo de Salomón.

    Un saludo.

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  3. Pues la leeré con interés!!!
    No para quedarme con lo que dice pero sí como ejercicio de puesta al día sobre lo que se escribe por ahí. ¡Desde luego ha sido toda una sorpresa!

    Un saludo!

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  4. Paula, este texto recibió el Premio Europeo de la Fundación Philippe Rotthier en 1982, pues al fin y al cabo pretende ser una revisión de esas teorías al calor de nuevos descubrimientos arqueológicos y una visión histórica más amplia que la de los humanistas medievales.

    Lo más interesante del texto es ver cómo combina las teorías vitruvianas con los textos bíblicos .

    Un saludo.

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