domingo, 7 de junio de 2009

Propuesta para el III Concurso de Arquitectura Cátedra Hispalyt.


El edificio propuesto se sitúa en el centro del conjunto histórico de Toledo, siendo también el punto más alto de la Ciudad Imperial.
Los campanarios han sido tradicionalmente el único tipo edificatorio desde donde obtener una vista de pájaro hasta la invención de los globos aerostáticos o los aviones. La propuesta pretende enlazar con esas torres y ubicar un nuevo mirador perfectamente integrado en el perfil urbano de Toledo.
El edificio se encaja dentro del solar propuesto para convertirse en un nuevo espacio público de la ciudad, tal como patios e iglesias (alguna de las cuales se han convertido hoy día en museos o salas de conciertos). Es esa la razón por la que se han representado los espacios públicos (cubiertos o no) con la misma trama, pues deben ser entendidos como una entidad al servicio del pueblo.
La plaza Padre Juan de Mairena es a día de hoy un espacio caótico con un suelo de albero y varios juegos infantiles dispersos. Hay una Cruz de hierro encima de una columna de piedra que intenta ser un hito dentro de la plaza, si bien es imposible con la actual disposición. Además los árboles frente a la Iglesia de los Jesuitas suponen una barrera que bloquea la visión frontal del templo.
La nueva plaza debería tener un hito central tal como en los espacios tradicionales a la vez que ser “civilizada” con áreas verdes y pavimentadas perfectamente diferenciadas por las áreas de juego para niños.
De esta forma, la nueva Plaza Padre Juan de Mairena se organiza como el vestíbulo del edificio propuesto con el cual forma un eje que intersecta con la Iglesia de los Jesuitas. En esta intersección se ubica un nuevo elemento central (la antigua Cruz de hierra sobre una nueva columna de ladrillo). Alrededor de ambos ejes hay áreas verdes y áreas de juego sobre un nuevo solado cerámico. Los árboles se desplazan unos metros para facilitar las vistas a la Iglesia a la vez que constituye un muro verde entre el espacio en frente de la Iglesia y el espacio en frente del museo. Los antiguos contenedores se sustituyen por otros enterrados para generar un impacto mínimo.
El edificio encaja dentro del solar y, al igual que éste, se divide en dos volúmenes: el primero consta de dos pisos que albergan la sala de exposiciones y la biblioteca; el otro es el mirador, con todos los elementos de servicios (escaleras, ascensor, baños y almacén).
La elección de una propuesta clasicista viene de la voluntad de mantener una continuidad dentro de la estructura urbana tradicional. Una propuesta explícitamente clásica para una ciudad donde se construyeron los primeros edificios renacentistas de España. De esta forma se inserta un edificio plenamente integrado en su entorno a la vez que respeta el carácter patrimonial del centro histórico.
La idea de emplear órdenes arquitectónicos en ladrillo enlaza con la tradición de edificios españoles de ladrillo y los numerosos ejemplos históricos de órdenes en ladrillo (especialmente durante el mudéjar y renacimiento temprano). Este edificio es un pequeño homenaje a ellos.
El cuerpo principal del edificio es una construcción de dos plantas con muros de carga de ladrillo y cuatro aberturas en cada planta que permiten la entrada de luz. El grosor del muro garantiza el aislamiento térmico. En su interior, dos espacios similares con columnas en el centro albergan la sala de exposiciones en planta baja y la biblioteca en planta primera.
El orden empleado se basa en el orden toscano y dórico palladiano, adaptados y simplificados para el uso de ladrillo como material principal. Además hace referencia al arquitecto renacentista Michele Sanmicheli por su robusta aplicación del orden, en concreto los triglifos simplificados.
El edificio además hace eco del trabajo del arquitecto alemán Karl Friedrich Schinkel, en concreto su primera propuesta para el Neue Wache de Berlín, el Castillo de Tegel o la Escuela de Arquitectura de la capital alemana.
El “belvedere” se ubica en el otro extreme de la parcela, con el ascensor, las escaleras y espacios secundarios para almacenaje y aseos. Esta torre enlaza con otras torres de ladrillo en Toledo o incluso la Giralda de Sevilla. De hecho, el remate del belvedere está basado en el Cuerpo de Campanas de Hernán Ruiz.
Como homenaje a la arquitectura clásica y tradicional en ladrillo, este edificio quiere ser tan explícito para demostrar que hoy día es posible construir de forma tradicional tomando las ventajas de la arquitectura histórica y moderna.

2 comentarios:

  1. Me gusta,Pfunes.
    La propuesta clasicista viene de la sensatez,el sentido común y el buen gusto en mantener una continuidad dentro de la estructura urbana.
    En otras ciudades,desgraciadamente como es el caso de Sevilla,la cordura brilla por sus ausencia.
    Saludos.

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  2. Me alegro que le guste Natalia. Lamentablemente para mí no ha resultado ganadora (el premio era bastante goloso), pero estoy contento por haber hecho algo que me gusta.

    Yo he sido siempre muy crítico con las intervenciones que se han realizado (y se están realizando) en el centro de Sevilla. Se ha pretendido dar a la ciudad un carácter cosmopolita "a lo Barcelona" que ni le pega a la ciudad (obvia las razones por las que en Barcelona se hacen esas cosas) ni la representa. Al igual que Madrid es neoclásica, Barcelona modernista o Zamora románica, Sevilla es una ciudad barroca en cuanto a forma y carácter. Pretender eliminar eso es eliminar la esencia de Sevilla.

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