Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.
En el año 1941 se convocó un concurso en el que, pesa a haberse concedido los premios señalados, no fue aceptado ninguno de los proyectos. Pero como Pedro Muguruza, que fue el arquitecto encargado de esta magna obra desde sus comienzos, cayó enfermo de gravedad, la actividad disminuyó en todos los sectores y este letargo se hizo más sensible al morir poco después este ilustre arquitecto. Se ensayó luego el trabajo común de los tres arquitectos que estaban en el Consejo de la dirección, y al fin éstos recibieron orden de hacer sendos proyectos que debían estar acabados a primeros del años 1950.
Vista general del Basamento de la Cruz. En primer plano, San Juan Evangelista.
Escultor: Juan de Ávalos (1911-2006)
Para mitigar el cambio brusco que marca el paso del risco a la cruz, se recurrió a la colaboración escultórica que permitiese el logro del efecto estético buscado y a la idea teológica y moral del monumento. Arquitectura y escultura, en perfecta integración plástica, consiguieron así crear un pedestal que enlaza perfectamente tanto con la cruz como con la agresividad del paisaje. Escultor y arquitecto – Juan Ávalos y Diego Méndez- unidos en estrecha colaboración lograron, tras algunas vacilaciones, fijar, en el primer basamento, como tema decorativo, la representación de los cuatro Evangelistas; y en el segundo, la de las cuatro Virtudes Cardinales. La idea era profunda y original: en la cruz está sintetizado cuanto hace grande al hombre en la vida natural y sobrenatural. Cada Evangelista aparece representado con su símbolo: San Juan está sobre el águila en actitud de remontar el vuelo, con un ala oprimida por la pierna del Evangelista y la otra desplegada hacia el espacio; San Lucas aparece a horcajadas sobre un toro con la cabeza erguida; San Marcos se retuerce en violento ademán sobre el león; y San Mateo lee un libro descomunal sostenido por su símbolo tradicional, un Ángel, cuya cabeza y torso parecen salir del cuerpo de la montaña. Son estas obras, esculturas para las que no hay cánones ni término de comparación, ya que así lo exigía su destino. Si la arquitectura en ese monumento ha emprendido por primera vez la tarea de alternar con la naturaleza utilizándola y sirviéndola, la escultura ha asumido el papel que le corresponde en este nuevo orden y plano conquistado por la arquitectura. No era fácil componer esos enormes grupos escultóricos, en los cuales las figuras humanas tienen cerca de 20 metros de altura. Había que buscar el material: ¿bronce o piedra?
San Mateo Evangelista. Escultor: Juan de Ávalos (1911-2006)
San Marcos Evangelista. Escultor: Juan de Ávalos (1911-2006)
Detalle de la base de la Cruz.
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Para saber más:
Abadía Benedictina de la Sta. Cruz del Valle de los Caídos (sitio oficial de la Abadía)
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