La ciudad de Zamora, como tantas otras en España, vivió un tanto a destiempo las operaciones urbanas de reforma interior que tenía como objetivo ensanchar y alinear calles asó como la creación de plazas y espacios públicos que aliviaran la congestión urbana de los antiguos cascos históricos amurallados. El Ojito del Duero vive estas operaciones a patir de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de 1973 que se encargó de configurar la actual Plaza Mayor a partir de la demolición de los edificios anexos a la Iglesia de S. Juan de Puerta Nueva, o la demolición del Convento de las Marinas en 1975 para dar lugar a la actual Plaza de Castilla con su tardomoderno y orwelliano edificio de la Delegación de Hacienda. Sin embargo, frente a esas demoliciones y los procesos especulativos que las siguieron, el Plan dejaba previsto el remate arquitectónico de la Plaza Viriato con un edificio en consonancia con el entorno clásico (renacentista y barroco) de la misma, y que acabó siendo popularmente conocido como “las arcadas”.
Se eligió un edificio sencillo, de una sólo crujía y dos plantas, compuesto por una arcada de seis vanos sobre columnas toscanas en planta baja y sus correspondientes huecos en el nivel superior. Dos cuerpos a cada lado decorados con relieves complementan la composición. A pesar de no se un gran alarde arquitectónico, las arcadas encajaban perfectamente en la configuración de la plaza, pero en 2007 se decide desmontarlas para la construcción de un nuevo edificio municipal que sirviera de anexo a la diputación provincial, ubicada en la misma plaza en el antiguo Hospital de la Encarnación. Los informes calificaron el edificio “sin interés”, aunque decidieron desmontarlo y almacenarlo por piezas con la intención de cederlo a algún ayuntamiento de la provincia. La decisión fue bien acogida por los zamoranos, quienes calificaban este pequeño edificio como “monumento a la desidia zamorana”.
Las arcadas antes de su demolición
Planta de la Plaza Viriato. Arriba, la izquierda, las Arcadas. Se observa cómo este edificio, a pesar de constar de sólo una crujía y dejar un solar detrás, cerraba la plaza.
Vista aérea de la plaza. A la izquierda, en segundo plano, las Arcadas
Se convocó un concurso ganado por las arquitectas María Antonia Fernández Prieto y Pilar Peña Tarancón, con una propuesta minimalista consistente en un paralelepípedo de piedra horadado que permita ser usado como balcón público a la plaza Viriato. La única vinculación con el entorno es la piedra arenisca dorada similar a la de sus vecinos. Tal vez la inclusión de “las arcadas” como acceso al edificio, o como fachada que ocultara el volumen moderno, habría estado más en consonancia con el respeto que se supone debe tenerse al intervenir en centros históricos.
Montaje fotográfico del nuevo edificio
El Museo Vander Kelen Mertes de Lovaina (Museumsite Leuven), reformado y ampliado por el arquitecto Stephen Beel en 2004 y actualmente en construcción, es un perfecto ejemplo de cómo se puede ser rabiosamente moderno en un centro histórico sin recurrir a la ruptura radical con las preexistencias ni incurrir en fachadismo a partir del vaciado de edificios históricos. El nuevo volumen del museo está precedido por un pórtico dórico hexástilo con su frontón, proveniente de un edificio anterior y que juiciosamente se ha decidido conservar para mantenerlo integrado con el entorno urbano tradicional de la ciudad Flamenca. Viendo el estado de las obras de la obra zamorana y la lovainesa, no cabe lugar a dudas de que el museo belga se adapta mejor a su entorno y es capaz de crear una vinculación con la historia de la ciudad a través de un pórtico “sin interés”.
Fotomontaje del Museumsite de Leuven tal como quedará terminado
El Museo en obras. Junio de 2009
Por fín la tan esperada entrada de las arcadas. No tengo comentarios para lo que han hecho con las arcadas. Desde niña paseaba por la Plaza Viriato y es algo que siempre estuvo ahí. Nunca molestó a nadie y estaba totalmente acorde a su conjunto urbanístico. No se como terminará el edificio nuevo, pero para mí la Plaza ya no será la misma. Cada vez más en Zamora no hacen otra cosa que destrozar patrimonio e historia de la ciudad, en vez de integrar lo existente con lo nuevo. En fin... creo que mi postura está clara, no? Siento ser tan radical a veces, pero es que duele más cuando es a tu ciudad a la que están quitando su propia historia. Enhorabuena por la entrada!
ResponderEliminarMercedes, la destrucción del Patrimonio parece que es un mal endémico a toda España. En Sevilla he visto cosas igual de horrendas, como las gigantescas setas de hormigón y madera que están construyendo en el solar del antiguo Mercado de la Encarnación.
ResponderEliminarSin haber llegado a conocer las arcadas creo que su "sin interés" no hacía daño a nadie y que el nuevo edificio podría haberse construido dejando las arcadas como acceso. Su demolición ha sido gratuita.
Yo también coincido en tu visión conservacionista de los centros históricos.
Un saludo.
Y uno no entiende a que tipo de estímulos responde el/los arquitectos proyectistas que no reparan en demoler lo que debería estar protegido, porque entendemos que además de ejecutar los trabajos que se les encomienda, en este caso una administración pública, está el informar, asesorar y advertir del daño patrimonial y del impacto ambiental que estos proyectos proudcen.
ResponderEliminarUna pena, porque el patrimonio destruido es irremplazable. O al menos eso pensamos nosotros.
Un abrazo
Logan y lory, en este caso fue la propia administración la que calificó el edificio "sin interés". Todos los nuevos proyectos presentados partían de la base de que las arcadas desaparecían. Aunque hubieran querido, habría sido imposible recuperarlas en Zamora. Lo realmente curioso es que los elementos más significativos (los relieves de los laterales, así como las columnas y molduras de arcos y cornisas) fueron guardados y almacenados a la espera de su cesión a algún municipio de la provincia.
ResponderEliminarUn saludo