A diferencia de otras ciudades flamencas, Malinas, tras un periodo de gran prosperidad en la Baja Edad Media y principios del siglo XVI (como sede de la corte de los Gobernadores de los Países Bajos Felipe el Hermoso, primero, y Margarita de Austria después), y otro de inestabilidad durante la Guerra de los Ochenta Años (que provoca el traslado de toda la población y monasterios extramuros al interior de la ciudad), vive durante el siglo XVII un periodo de calma y prosperidad. La ciudad fue víctima de las purgas iconoclastas calvinistas en 1566, de la “Furia Española” en 1572 y de la “Furia inglesa” en 1580. Finalmente en 1585 Alejandro Farnesio recupera la ciudad para la Monarquía Hispánica y se inicia su reconstrucción, destacando las manufacturas de paños y muebles que aún hoy dan fama a la ciudad.
Como testigo de la prosperidad de la ciudad bajo el gobierno de Margarita de Austria podemos admirar su Palacio, actual tribunal de Justicia. Se trata de una construcción a caballo entre la arquitectura doméstica medieval y las nuevas aportaciones del Renacimiento. Margarita de Austria inicia su gobierno en 1507 residiendo en un edificio medieval que resultaba pequeño para la corte, por lo que a partir de 1517 se inicia su ampliación, de la mano del arquitecto Rombout Kelderman II, que se prolongan hasta la muerte de la archiduquesa en 1530. El edificio pasó a propiedad del municipio, que lo vende en 156 al primer arzobispo de Malinas (declara archidiócesis en 1559), y lo compra nuevamente en 1609 para ubicar la sede del Gran Consejo de Malinas hasta 1795, cuando los revolucionarios franceses derogan los privilegios de la ciudad. Entre 1876 y 1885 el arquitecto L. Blomme le realiza una restauración en estilo para darle un aspecto lo más renacentista posible. Todavía hoy sirve como sede al tribunal.
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Exterior
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Detalle de la fachada
Palacio de Margarita de Austria en Malinas. Vistas del patio.
Con el traslado intramuros del Beguinaje de Malinas fue necesario construir nuevas instalaciones para las beguinas, entre las que se incluye una nueva Iglesia dedicada a San Alejo y Santa Catalina. Fue iniciada por el arquitecto jesuita Pieter Huyssens en 1629, continuada por Jacques Francart hasta 1645 y terminada por el arquitecto malinés Lucas Faydherbe. Su interior presenta la planta basilical de tres naves prototípica de las Iglesias de la Contrarreforma. A diferencia de otras Iglesias que hemos comentado, con naves separadas por columnas otorgándoles un aspecto liviano, aquí la separación se hace a partir de arcadas entre pilastras corintias con su entablamento completo, aumentado la masa muraria, y confiriendo un aspecto mucho más italiano, con referencias directas a las separaciones entre naves de las iglesias renacentistas italianas, como Il Gesù de Roma o la propia Basílica de San Pedro. La fachada exterior tiene dos niveles (dórico y corintio sobre pedestales con sus entablamanentos completos) y un ático a modo de edículo con una representación escultórica de Dios Padre. Lucas Faydeherbe fue un arquitecto, pintor y escultor malinés, muy activo en su ciudad. Discípulo de Rubens, esculpió varias esculturas para la Catedral de Malinas, participó en la construcción de la Iglesia del Beguinaje y construyó las Iglesias de Nuestra Señora de Leliëndaal y la Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk. Considerado en su época como un mal arquitecto aportó ciertas innovaciones estructurales, como ahora veremos.
Iglesia del Beguinaje de Malinas. Escorzo de la fachada
Iglesia del Beguinaje de Malinas. Detalle del remate de la fachada
Iglesia del Beguinaje de Malinas. Interior
La Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal era la Iglesia del convento norbertino (premonstratense) y se consta de una sola nave con muros divididos por pilastras jónicas almohadilladas. La iglesia sufrió diversos problemas durante su construcción, derivados de una inadecuada transmisión de cargas y los retrasos en las obras dejaron la fachada inconclusa. El actual acceso es una solución de emergencia: un gran muro de ladrillo cierra la nave; está compuesto por dos niveles de pilastras almohadilladas dóricas bajo corintias y sus entablamentos completos. El tramo central, más ancho, alberga una hornacina con una escultura de la Virgen.
Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal. Fachada
Iglesia de Nuestra Señora de Leliëndaal. Interior
La Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk es un popular centro de peregrinación en Malinas, construido en honor a un milagro realizado por la Virgen en el siglo X cuando liberó unos barcos estancados por los sedimentos del río. En 1663 se decide encargar a Lucas Faydherbe la construcción de una nueva Basílica, que destaca sobre todo por su gran cúpula de 15,50 metros de diámetro y 34 metros de altura. La cúpula está situada en el centro de la nave y configura una rotonda que facilita las procesiones. La ausencia de grandes contrafuertes unido al empleo de columnas como medio de separación de las naves y sustento de las bóvedas, hicieron que el arquitecto tuviera que idear un sistema para la transmisión de las cargas que evitara el colapso de la estructura por falta de contrarresto de los esfuerzos horizontales. La solución consistió en unos tirantes de hierro alrededor de la cúpula (que impedían los empujes horizontales) y que fueron ocultos con estucos. La fachada consta de dos niveles, dórico sobre zócalo con su entablamento completo bajo jónico sobre pedestal con su entablamento completo y rematado por un frontón partido. El espacio del pedestal del orden superior se aprovecha para colocar otro frontón partido que da dinamismo a la fachada. La sobriedad de la misma se ve interrumpida por los arcos almohadillados de las puertas de acceso.
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Fachada
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Vista general
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Rotonda interior
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Altar Mayor
Basílica de Nuestra Señora de Hanswijk de Malinas. Interior de la cúpula
Los Jesuitas se establecieron en Malinas en 1580, construyendo una pequeña capilla, inaugurada en 1611, cerca del antiguo Palacio de Margarita de Austria, en esos momentos residencia del Arzobispo. En 1622, tras la canonización de San Francisco Javier, fundador de la Compañía de Jesús, se plantea la construcción de una iglesia más grande. Las obras no se inician hasta 1670 de la mano del arquitecto jesuita Antoon Losson y se pueden dar por finalizadas en 1677, aunque no es consagrada hasta 1694. Tras la abolición de la compañía en 1773 la Iglesia se convierte en Parroquia bajo la advocación de San Pedro y San Pablo. El interior es una planta basilical de 60 por 27 metros, con tres naves separadas por columnas compuestas bajo arcadas, lo que le confiere un aspecto muy diáfano gracias también a la ligereza de las bóvedas. La fachada se compone de un solo orden colosal compuesto con su entablamento completo, partido en el vano central para dar paso al ático, coronado con el monograma de la compañía de Jesús (JHS, Jesús Hombre Salvador). Las tres puertas de acceso son un claro ejemplo de ese manierismo exagerado que caracterizó el clasicismo de los Países Bajos; las puertas laterales son puertas palladianas interrumplidas por almohadillados y rematadas por un trontón triangular y una enorme clave.
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Contexto urbano
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de la fachada
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de un capitel compuesto
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Detalle de una de las puertas laterales
Iglesia de San Pedro y San Pablo de Malinas. Interior
En 1835 se construye el ferrocarril Bruselas-Malinas, el primero de la Europa Continental. La primera estación era un edificio sencillo que, por la novedad de la tipología, no satisfacía del todo las necesidades de la misma. En 1888 se construye una nueva estación, siguiendo las pautas del eclecticismo “Beaux Arts” importado de Francia, que destacaba sobre todo la proeza técnica de su gran bóveda metálica, mayor que la de la estación central de Amberes. Lamentablemente, en 1958, en medio de la euforia moderna que caracterizó la Exposición Universal de Bruselas, las autoridades malinesas deciden demoler la estación y construir una nueva siguiendo las pautas del Movimiento Moderno. Desapareció por tanto el edificio ecléctico y su gran bóveda, siendo sustituidos por un conjunto de miserables pérgolas para el apeadero y un anodino bloque moderno para la estación.
Estación de Malinas. Fotografía antigua
Estación de Malinas. Maqueta del edificio de 1888
Estación de Malinas. Estado actual
Hola, gracias por pasarte por mi blog.
ResponderEliminarNo conocia el tuyo y me ha gustado bastante, me gusta la arquitectura, y a ese respecto tus post son impresionantes.
Para tratar la arquitectura en mi blog se me ocurrió la idea de hacer una serie que bautize como arquitecturas perdidas, donde intento tratar casos como el de la estacion de ferrocarril que comentas en esta entrada y proyectos que cambiaron radicalmente o no se pudieron llevar a cabo, si te interesa buscalos en mi blog y me das tu opinión me interesa bastante. Hasta la fecha hay tres: el Palacio Real, el Palacio de Xifre y la Almudena.
Josandres, gracias a tí también por tu comentario. Durante el siglo XX, en nombre del progreso que traía la arquitectura moderna, se derribaron edificios muy interesantes, de todas las épocas, tanto desde el punto de vista formal como el tipológico. En este post menciono la estación de Malinas, que en el caso belga es una excepción, aunque por desgracia en España ha sido la tónica dominante desde el desarrollismo.
ResponderEliminarUn saludo