viernes, 19 de junio de 2009

Zaha Hadid, a tus zapatos


El ayuntamiento de Sevilla decidió en 2006 mutilar uno de los escasos espacios verdes de la capital andaluza para insertar, en pleno efecto Guggenheim, una nueva biblioteca universitaria proyectada por la arquitecta iraquí Zaha Hadid. El proyecto, tan abstracto que podría ser insertado en cualquier punto del universo, robaba al Prado de San Sebastián más de tres mil metros cuadrados. En un “acto de sostenibilidad”, el consistorio decidió que los árboles que suprimía la biblioteca fueran trasladados a otro espacio verde en las afueras de la ciudad.

Las obras comenzaron en 2008 con la oposición de los vecinos de la zona, que veían como desaparecía una porción significativa de un espacio representativo de la ciudad (fue la ubicación de la Feria de Abril desde su creación hasta 1973) que ya había sufrido bastante por la especulación. El proyecto se concibió como una prolongación de los jardines del parque y como un volumen continuo que emerge del mismo, amén de otros términos habituales en este tipo de proyectos como integración o diálogo (impositivo) con el entorno, que resultan vacíos de contenido y únicamente sirven como herramienta multiuso para justificar cualquier propuesta.


En cualquier caso resulta injustificable que se elimine un fragmento de espacio verde en una ciudad con graves carencias de los mismos. Decir que los árboles se replantarán en viveros de las afueras de la ciudad es demagógico porque los árboles se necesitan en el centro. Pensar que se trata de un cambio de espacio público por otro no es del todo cierto, pues aunque la Universidad sea una institución pública, hay sectores sociales que no la necesitan para disfrutar de los mismos además de que su uso y acceso en ocasiones queda restringido al ámbito universitario.

Sevilla, como tantas otras ciudades españolas, ha sufrido un efecto Guggenheim que la ha hecho apostar por extravagantes proyectos como el “Mercado” de la Encarnación, la torre Pelli o esta biblioteca, ignorando generalmente a arquitectos locales conocedores de las verdaderas condiciones climáticas y las necesidades sociales de la ciudad a orillas del Guadalquivir.

La Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha sido criticada en algunos sectores como “intervencionismo” de la justicia en las decisiones municipales, algo realmente irónico cuando día a día se critica a la justicia por no condenar, o haber condenado a tiempo, los abusos urbanísticos que hemos sufrido en los últimos años.

Zaha Hadid no es una figura inmune y su obra deberá someterse a todos los procesos legales que sean necesarios ya que el Ayuntamiento ha infringido el PGOU que él mismo aprobó y en el que se devolvía al pueblo este espacio tan significativo de su historia.

Al igual que con su compañero de farándula Lord Rogers, el pueblo ha vuelto a dar una lección de lo que realmente quiere y necesita, que la arquitectura se proyecta para la sociedad y no la sociedad para los caprichos deconstruidos de una arquitecta que juega a modista.


No cuestionamos la necesidad de una nueva Biblioteca General. La Universidad de Sevilla la necesita. Pero ni ahí ni así, como tampoco era necesario el despliegue fúngico de la Encarnación o el inmenso falo de la Cartuja. Sevilla lleva años despreciando las posibilidades que ofrece en antiguo recinto de la Expo’92 como gran campus tecnológico y universitario. La biblioteca cuyas obras se acaban de paralizar son las de un edificio insostenible y funcionalmente obsoleto, como apunta el profesor Antonio Sáseta.

La sentencia del TSJA es lo mejor que le ha podido pasar a este lamentable espectáculo que continúa con los estereotipos del desarrollismo franquista, en un momento donde todavía es posible revertir el espacio verde al pueblo, su legítimo propietario.

4 comentarios:

  1. prometo tratar de cmentar todo lo que llevo de retraso, pero ando poco liger:P he leido todo lo de Zamora, me impresionó la universidad laboral pero quiero leer todo on más calma. Un abrazo

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  2. No te preocupes Didac, comenta cuando puedas y quieras. Me alegra saber que te gustan mis contenidos. Yo he estado unos días fuera y tampoco he podido actualizar.

    Un abrazo

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  3. Quisiera destacar que en los centros de las ciudades, especialmente en los centros históricos,falta espacio verde.

    Y cuando hay, ni está plantado con gusto artístico, ni hay posibilidad de que los diferentes usuarios del jardín puedan usarlo como quieren (ej, espacio infantil, solana, parterres de flores...)

    Y luego, lo que hay, no se mantiene como se debería. Cuando se trata de ciudades monumentales, no hay perdón.
    Especialmente visto desde el punto de vista de una iraquí-británica: en Gran Bretaña falta sol, lo que condiciona (y favorece ) su jardinería.

    A mi no me gusta Zara Hadid, que murió en marzo pasado.
    Es simplemente "arquitectura moderna", pero lo entiende como una raya con un toque posmoderno.

    La arquitectura moderna y la estética son algo más.
    No sabría decir siquiera si sus obras serían reconocidas como "Zara Hadid".

    Respecto a los ayuntamientos, como están formados por analfabetos y manejan dinero de los demás, con tal de salir en la foto, son capaces de cualquier cosa, como contratar a esta señora, al precio que ella pida, para salir en los papeles.
    Y como pasó con la pirámide del Louvre, el escándalo sirve para dar publicidad temporal al sitio y para hacerse los "modernos"

    Estoy seguro que ni siquiera esa especie de embalaje industrial que ha edificado, no está diseñado para parar el sol sevillano en el momento en que es más ardiente.

    Tiene narices que se quiten árboles de verdad para poner esa especie de árboles de "cartón", que luego hay que mantener.

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  4. En el barrio de Villaverde Bajo de Madrid (de clase obrera), el Ayuntamiento (¿del PP?) edificó una plaza -jardín (mal ajardinada), que tiene como característica el que alrededor se han alzado unos postes de metal inclinados muy altos (arriostrados con cables) y que terminan en una plataforma de madera vista barnizada.
    El objetivo era plantar una trepadora y que ella subiese hasta la plataforma.
    Naturalmente el jardín está sin mantener y ya no hay trepadoras.
    La plataforma es tan alta, que no se puede controlar su estado y tarde o temprano va a ser un peligro.

    Este es el mismo problema que veo con lo de Zara Hadid: se hace un engendro que cuesta millones, que nadie mantiene, y que queda todavía peor cuando se contruyó, porque al menos no existían esas estructuras sin sentido.

    Ojo, que no estoy diciendo que haya que poner templetes neoclásicos para bandas de música militares, jardines versallescos...etc.


    Lo queramos o no,somos hijos de nuestro tiempo.
    Pero parece que los que promueven este tipo de engendros tampoco son hijos de nuestro tiempo, sino que se aprovechan de que no hay como antes un canon estilístico y por tanto vale todo, especialmente si el nombre es famoso.

    No, no vale todo; y si es cierto que los administradores públicos tienen que administrar bien lo que se les encomienda, también tienen una responsabilidad de emplearlo lo mejor posible, como ha pasado hasta hace muy poco con sus encargos -justamente lo que admiramos ahora en las ciudades-

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