Dos personajes de "La muestra de Gersaint" (Jean Antoine Watteau, 1720) contemplan un cuadro de Jackson Pollock.
La ordenada elegancia del siglo XVIII observa el caos abstracto del siglo XX. Nosotros podemos opinar sobre ellos, pero, ¿qué opinarían ellos de nosotros y nuestro arte? ¿Admitirían que somos consecuencia y evolución de su mundo? ¿O se horrorizarían por los cambios?
Two characters in "L'Enseigne de Gersaint" (Jean Antoine Watteau, 1720) contemplating a picture of Jackson Pollock.
18th century ordered elegance observes 20th century abstrac chaos. We can comment on them, but what would they say about us and our art? Would they admit that we are consequence and evolution of their world? Or would they be horrified by the changes?
La ordenada elegancia del siglo XVIII observa el caos abstracto del siglo XX. Nosotros podemos opinar sobre ellos, pero, ¿qué opinarían ellos de nosotros y nuestro arte? ¿Admitirían que somos consecuencia y evolución de su mundo? ¿O se horrorizarían por los cambios?
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Two characters in "L'Enseigne de Gersaint" (Jean Antoine Watteau, 1720) contemplating a picture of Jackson Pollock.
18th century ordered elegance observes 20th century abstrac chaos. We can comment on them, but what would they say about us and our art? Would they admit that we are consequence and evolution of their world? Or would they be horrified by the changes?
A mi Pollock me encanta. :)
ResponderEliminarRicardo, a mí como ejercicio teórico me parece interesante, visto desde su contexto, al igual que el resto de la modernidad. Un paso que era necesario dar, pero permítmeme dudar si ese paso ha sido capaz de crear una senda estable y un efecto social positivo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hombre, yo no soy experto en arte ni en Pollock, pero yo lo llamaría de todo menos "ejercicio teórico". Pollock vivía a través de su arte.
ResponderEliminarY se ha convertido en todo un símbolo de las segundas venguardias del sXX, por fama, por influencia artística y (aunque esto no sea importante según para que) más cotizado económicamente (sus obras).
La senda (de múltiples caminos que se bifurcan y se entrelazan una y otra vez) del arte está en constante evolución. Y Pollock supuso un salto (o avance) más que significativo. Utilizando el vocabulario de JR Moreno Pérez: un punto de no retorno. A la altura de las Señoritas de Avignon de Picasso.
Mi opinión personal carece de autoridad, ya que nunca me he interesado por el estudio de la pintura, y menos por la del siglo XX. Pero aún así la doy. Puedo ver una diferencia radical entre ambos lienzos: para apreciar la obra de Watteau me basta con descargar la imagen y contemplarla, para apreciar la de Pollock he tenido que leer un texto en wikipedia, porque si no no había manera. Y aún así, me da que hasta que no vea la pintura cara a cara no la voy a entender siquiera.
ResponderEliminarLo que me parece claro es que Pollock, aunque hace un ejercicio a nivel teórico y psicológico que puede ser interesante (en su contexto), no debería haber marcado una tendencia, precisamente porque le ha restado la unicidad que era parte principal del valor de su obra.
Ricardo, no negamos la relevancia de Pollock dentro del arte del siglo XX; su aportación, igual que la de Picasso, era necesaria para la propia evolución de las vanguardias. El problema es precisamente ese "punto de no retorno": marca un camino que era necesario recorrer, pero que una vez recorrido no puede volver a hacerse por tratarse de una experiencia demasiado personal y precisamente por eso ser imposible de repetir. Sólo es posible la huida hacia delante y generar puntos de no retorno cada vez más cercanos en el tiempo y embebidos en el subjetivismo y relativismo.
ResponderEliminarFrente a eso están los personajes de Watteau que examinan con constancia el cuadro (igual que en el original), tal vez en busca de ese punto de no retorno y al que tal vez sea necesario retornar una vez comprobado lo que pasa cuando se supera.
Un saludo.
Juanan, el arte del siglo XX constituye, como indica Ricardo, ese "punto de no retorno" que era necesario superar a la vista de los vanos esfuerzos de regeneración artística hasta la Primera Guerra Mundial. El problema es que precisamente porque eran caminos de no retorno, siempre se ha tenido que mirar hacia delante buscando una originalidad cada vez más sumida en la extravagancia, el relativismo y el subjetivismo. Por eso es necesario un texto o una formación especializada para poder apreciar una obra del siglo XX.
ResponderEliminarEl problema no es tanto que un determinado esfuerzo marque una tendencia, sino que esa tendencia se convierta en una verdad artística tan dogmática como el academicismo contra el que luchaba.
Un saludo.