La Mezquita-Catedral de Córdoba es un edificio sublime resultado de una evolución histórico-arquitectónica muy especial y en la que se superponen criterios espaciales opuestos sin que por ello resulten contradictorios. Las sucesivas intervenciones que realizaron tanto arquitectos califales como cristianos son toda una lección acerca de cómo tratar a un edificio y cómo adaptarlo a diferentes necesidades a lo largo del tiempo. Cuando nos enfrentamos a su bosque de columnas del que emerge el volumen de la catedral nos sentimos apabullados por un sinfín de datos históricos, en ocasiones meras anécdotas, plasmados en una documentación gráfica demasiado sencilla que no capta la complejidad y calidad de las sucesivas intervenciones y ahonda en el tópico romántico según el cual las intervenciones cristianas, alternando notablemente la concepción espacial y religiosa del edificio, impiden la apreciación del espacio neutro y abstracto de tiempos califales y por tanto son de inferior calidad.
Plano turístico de la mezquita, señalando con colores las diferentes ampliaciones califales sin prestar atención a las intervenciones cristianas.
Sin embargo, a poco que se analice la sucesiva secuencia de actuaciones nos damos cuenta que cada una de ellas se realiza con un profundo conocimiento del potencial arquitectónico existente hasta tal punto que no podemos hablar de ampliaciones de la Mezquita omeya originaria sino de nuevas mezquitas en las que la parte anterior es absorbida como una parte, proceso que continúa con la cristianización del templo resultando una comprensión unitaria de la fase islámica que trasciende las sucesivas intervenciones para envolver por igual a las dos catedrales cristianas, integradas espacial y estructuralmente en el edificio islámico.
Secuencia evolutiva de las sucesivas ampliaciones califales sobre la planta actual, que permite hacerse una idea de los cambios espaciales producidos
Axonometría de la Mezquita Catedral de Córdoba, con vista del interior en el que se aprecian los diferentes hitos espaciales: Capilla de Villaviciosa, maqsura y las dos catedrales cristianas rodeadas por el bosque de columnas califal.
Arquitectónicamente podemos establecer tres periodos bien diferenciados en la historia de la Mezquita: en primer lugar el periodo islámico de sucesivas ampliaciones/construcciones de nuevas mezquitas. Como veremos, las obras de los sucesivos emires y califas fueron, más que simples ampliaciones, construcción de nuevas mezquitas en las que las anteriores eran absorbidas como una parte. Tras la conquista cristiana tiene lugar la consagración del edificio como iglesia cristiana; mientras que todas las mezquitas de Córdoba fueron demolidas, la Mezquita Aljama se conserva y en su interior se construyen las sucesivas catedrales (gótica en 1489 y plateresca en 1523). En 1740 se acometen una serie de reformas en las cubiertas y se pintan de blanco todas las arcadas, dando a la Mezquita-Catedral un aspecto unitario que durará unas pocas décadas, pues a partir de 1815, con la restauración del mirhab, da inicio a la etapa de restauración/conservación de la Mezquita-Catedral.
La Mezquita Catedral en 1567. Detalle de un dibujo de Anton Van den Wyngaerde
Interior de la Mezquita Catedral en 1806, según un grabado de Alexandre Laborde. Nótense las arcadas todavía pintadas en blanco.
Hasta ese momento las intervenciones habían sido naturales, siguiendo unos principios que el artista consideraba nuevos, superadores de posturas anteriores, participando en la idea de progreso. Pero la mentalidad restauradora rompe con eso y fija su objetivo en un momento estático del pasado. Las dos primeras etapas fueron el tiempo de los artista, quienes intervienen en el templo amándolo y destruyéndolo para construir algo necesario y nuevo bajo un profundo conocimiento de la realidad arquitectónica sobre la que se asientan. La tercera es el tiempo de los restauradores, que cuidan de la historia y por lo tanto son sus prisioneros.
Ricardo Velázquez Bosco. Proyecto de restauración para una de las puertas de la fachada Este (ampliación de Almanzor).
Lectura impartida en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 21 de Enero de 2011.
Autor: Pablo Álvarez Funes
Para una profana en arquitectura, como soy yo, sin duda el monumento islámico más impresionante de Al- Andalus, por delante incluso de la bellísima Alhambra. Yo he estado varias veces allí y la sensación da magestuosidad que se tiene cuando miras a lo alto y ves esas arcadas interminables es algo dificil de explicar. Una maravilla del arte Islámico. Saludos.
ResponderEliminarLa Mezquita-Catedral de Córdoba es el más impresionante de todos los monumentos andalusíes, y junto con Medina Azahara es la base para todo lo que vino después tanto en España como en buena parte del Magreb. La Mezquita es la necesidad hecha arte.
ResponderEliminarLa Alhambra a su lado no deja de ser un hermoso palacio donde prima más el detalle íntimo que la unidad del conjunto.
Saludos.